Bola, trola, volandera, bulo, embuste, trápala, chapuza, paparrucha, fraude, falsedad; el diccionario realmente puede desplegar bastantes sinónimos cuando de la palabra mentira se trata, y a la sazón, el discurso de Andrés Manuel López Obrador no podrá convertirse más que en una versión extendida de todos esos sinónimos.
Juguemos un momento a ser creativos y démosle al discurso un adjetivo más. El diccionario define a la palabra “tautología” como una repetición innecesaria de un pensamiento, a través del uso de las mismas o similares palabras y que, por tanto, no avanza la información. ¿Será acaso coincidencia? ¿Al lector qué le recuerda? Así pues, para caracterizar el discurso del mandatario, podemos hacerlo de la siguiente manera: Discurso falso y tautológico que sólo se ha ocupado de lacerar a quienes ha considerado enemigos y de engrandecerse. Señor presidente, un discurso no termina con los males del país, y menos uno de ese tipo.
A principios de esta semana, en Chiapas, el hombre que ha servido de inspiración para esta nueva palabra que deseamos agregar al diccionario salió a llenarse de una verborrea soez, digna sólo de discursos como el suyo, en la que aseguró que Antorcha Campesina recibía 10 mil millones de pesos por parte de la Secretaría de Bienestar antes Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).
Este no es más un sinónimo ni una palabra que pueda caracterizar su discurso valiéndonos del diccionario, sino más bien las razones de que, hoy por hoy, indican todas esas características en el discurso del alto mandatario del país y su fino y nutrido léxico.
Antes de avanzar en mi idea, quiero aclarar que toda esta primera parte es simplemente una sátira pues caracterizar el discurso de AMLO sería estéril, pero valiéndome de la categoría de la forma y el fondo sólo quiero asirme a la primera para demostrar nuevamente que miente con sus acusaciones a Antorcha.
De nueva cuenta, en pasados días, un nuevo golpe sobre la base del mismo discurso fue atinado en contra de Antorcha; López Obrador sostuvo que no eran 10, sino 20 mil millones de pesos los que iban a parar a la organización. Aquí hay una máxima que a todas luces viste el discurso obradorista: Aquel que no tiene fundamentos para acusar a su oponente, irremediablemente miente.
En primer lugar, todos los discursos que financian la lucha social de Antorcha Campesina provienen de negocios legalmente constituidos y lícitos propios, actividades económicas y colectas. Hace unos años la propia UIF, sin decir agua va, congeló e investigó las cuentas de varios dirigentes antorchistas, al mismo tiempo que lanzaba, junto con otras instituciones públicas, acusaciones soeces, en distintos medios, contra antorchistas.
¿Cómo pudo sobrevivir Antorcha a estos ataques? ¡Muy fácil! Antorcha tiene esclarecidas todas sus cuentas, negocios… y ante la verdad, incluso la ley debe (o debería) servir. Todas las acusaciones que se le han hecho a Antorcha, todas, siempre han sido aclaradas y nadie ha sostenido una acusación en contra nuestra pues en la realidad sus falacias quedan huecas, han llegado incluso, al absurdo de señalarnos de hechos únicamente dignos de un aquelarre ¡lapsus brutus!
Dicen los mayores que, una mentira al repetirse tantas y tantas veces termina convirtiéndose en una verdad, como si se tratase de un acuerdo común; sin embargo, para quien escribe, una mentira también, cuando se repite una y otra y otra vez, cae por sí sola al no encontrar en donde sustentarse.
Así, una a una, la mentira del discurso de López Obrador cae por dos razones: la primera por su forma, su tautología y mentiras (mismas que son objeto incluso de hasta estudio científico, pues han llegado incluso a cuantificar cuántas mentiras hay en una mañanera). Y la segunda, porque todas sus acusaciones caen en la realidad, se pierden y mueren, así han sido todas y cada una de las acusaciones contra Antorcha. Aquí el tema entonces sería ¿por qué ataca con tanto ahínco a nuestra organización?, ¿Encontrará en Antorcha realmente, un contrapeso para sus intereses hostiles?, ¿Cuál es el miedo que tiene en contra nuestra, tal que le obliga a utilizar todas sus herramientas para atacarnos?
Cada una de estas preguntas es digna de un estudio más amplio, por lo que, tanto sólo nos queda decir: ¡Felicidades! Al digno mandatario, porque pasará a ocupar un lugar en los nuevos diccionarios como sinónimo de un discurso tautológico, vil y lleno de mentiras, y también en el libro de la historia como el peor mandatario del país, se lo ha ganado a pulso.
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