Pese a que las cifras nos indican que nuestro país se ha convertido, en “Territorio Covid-19” (parafraseando un slogan publicitario), y que los contagios han alcanzado cifras récord, cómo el del viernes 14 de enero, que fue de 44 mil 393, el número más alto alcanzado en un día desde que inició la pandemia (portal de El Economista, 15 de enero 2022), a la maestra Delfina Gómez, secretaria de Educación no le conmueve ni le preocupa. Respaldada, como se sabe, por el presidente Andrés Manuel López Obrador, no da marcha atrás en lo decretado: el regreso a las clases presenciales.
A ambos personajes de la política nacional no les afecta que, de acuerdo con la misma fuente, sumen en la actualidad 301 mil 107 defunciones y más de 4 millones 302 mil 069 contagiados hasta la fecha. Seguros de que no tendrán que rendir cuentas ante nadie mientras se encuentren en el alto cargo público que ahora ostentan, se comportan como verdaderos autócratas y dictadorzuelos que no variarán su determinación, aunque tengan que seguir incrementando los contagios y las muertes por sus malas decisiones.
Aunque parezca exagerado afirmar lo anterior, los hechos demuestran que esa es la verdad. Y las pruebas están a la vista de todos:
Primera. Las escuelas que aglutinan a un mayor número de niños y jóvenes son la primaria, secundaria y bachillerato; y es la población que no ha sido vacunada y por lo tanto son más propensos a contagiarse y enfermarse.
Segunda: No se han tomado medidas sanitarias suficientes ni extraordinarias para evitar los contagios o intensificar la vacunación antes del regreso a clases.
Tercera: No se han diseñado estrategias para atender a los niños y jóvenes en caso de contagio.
Cuarta: La lentitud en la vacunación y el decreto del regreso a clases presenciales se mantienen a pesar de la saturación de hospitales ante la aparición de nuevas y más contagiosas variantes de covid-19 como Ómicron y Deltacron.
Por todo lo anterior, queda demostrado que las más altas autoridades educativas y políticas de nuestro país sienten un desprecio por la vida y la salud de lo más preciado de nuestra población que son los niños y jóvenes de nuestra patria, a pesar de que ellos serán los profesionistas, trabajadores, amas de casa y obreros del mañana; es decir que con su política equívoca arriesgan el futuro de nuestro país y nos condenan a todos a un México no sólo sumida en la miseria sino raquítica y enferma; y todo porque este gobierno que se precia de izquierdista y antineoliberal resulta que solo sabe obedecer ciegamente los dictados del mercado mundial sin importar las desastrosas consecuencias.
Antorcha Magisterial, por este medio, manifiesta su inconformidad, y exigimos que se vacune a los niños y jóvenes menores de 15 años, ya que también ellos tienen derecho a la vida y, por lo tanto, tienen derecho a que se les vacune.
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