La denuncia del Instituto Nacional Electoral en el sentido de que el presidente López Obrador está violando las leyes de la democracia mexicana es impecable, nadie puede tacharla de venganza o ilegalidad. Fueron sus legisladores morenistas, no el INE, los que aprobaron las reglas de un proceso de revocación de mandato del dictador que nadie les pidió y AMLO mismo es el primero que las está violando y lo hizo en tierra sonorense al promover sus programas. Ahora el INE le exige al autócrata que respete lo que su misma 4T pidió respetar y se pasa las reglas por debajo de la entrepierna, con una actitud digna del Aarón Abasolo de Derbez y su “pregúuutame, ca´ón”. La nota “INE da ultimátum a AMLO para bajar de internet propaganda del Gobierno” de El Financiero del 18 de febrero del presente no deja lugar a dudas de que AMLO utiliza deslealmente el inmenso poder que tiene para interferir en el proceso de revocación a su favor: no nos habla con franqueza, es un político cuya forma de ser es la falsedad. La veda electoral es para todos, menos para él y su grupo. Quiere que los de sexto año jueguen partido sin árbitro y, además, contra los de tercero de primaria.
“La Comisión de Quejas y Denuncias del Instituto Nacional Electoral (INE) emitió dos medidas cautelares en contra del presidente López Obrador y Morena para que retiren la propaganda gubernamental difundida desde la semana pasada en internet en un plazo máximo de tres horas”, dice la nota referida. Aunque, a decir verdad, los medios de comunicación de todo Sonora y del país entero ya reprodujeron la mencionada propaganda… tenían que hacerlo, así que, aunque la retiren de sus páginas de internet, el golpe a la conciencia del pueblo ya está dado. Eso se llama jugar sucio, abuso del poder presidencial.
Torpemente, en sus ansias de lograr una absurda y costosa aprobación de la aprobación, la 4T aprobó hacer la farsa electoral, solo que debía quedar prohibido hacer propaganda gubernamental de los logros, acciones y programas de gobierno en el contexto de la revocación de mandato, el gobierno de la 4T debía conducirse humildemente, dejar de alardear sus logros y con moderación y sencillez seguir haciendo y gobernando sólo por amor a la causa, esperar el juicio sereno del pueblo sabio, sin inducirlo pérfidamente, pero lo venció la ambición y le arroja diariamente a través de sus declaraciones arena propagandística a los ojos para nublar su vista y obtener su voto. Este gobierno federal no tiene la calidad moral requerida para conducir al país por una senda de honor a su propia palabra.
La denuncia del INE se refiere claramente a acciones de propaganda gubernamental, realizadas ya en periodo de veda electoral, en la reunión con los indígenas seris; en el acto de supervisión del estadio “Tomás Oroz Gaytán”, un día después, realizada en Cajeme, Sonora; además, “declaró procedente la tutela preventiva en contra de López Obrador por las múltiples ocasiones en las que no ha cumplido con las normas establecidas durante la veda electoral y advirtió que existe un riesgo de que incurra nuevamente en actos prohibidos”.
Francamente, le pide algo al primer mandatario que no puede cumplir: “determinó ordenar al presidente de la república que se abstenga, bajo cualquier modalidad o formato de comunicación oficial, de realizar o emitir manifestaciones, comentarios, opiniones o señalamientos relacionados con logros y actividades de gobierno del propio titular del Poder Ejecutivo”. Y no lo hará porque va contra su naturaleza; el INE advierte que volverá a incurrir y está en lo cierto. López Obrador hace décadas que mandó “al diablo las instituciones”, incluso desde antes de aceptarlo verbalmente en 2006: hoy la gente con algo de conciencia cívica se da cuenta con horror que no se trató en ese entonces de un simple desliz, sino de la verdadera esencia espiritual de AMLO: no es ni siquiera un demócrata burgués, sino un autócrata por convicción y ambición.
Alardea el presidente de la república confeti para engatusar multitudes, pero les oculta los peores rasgos de su gobierno: que su estrategia contra la corrupción es un fracaso. Todo era un engaño. Como el que denuncia Salvador García Soto, en su columna titulada “La Casa Gris y el punto de quiebre en Estados Unidos”, del 19 de febrero, publicada en El Universal, quien denuncia que la corrupción no ha disminuido en las Aduanas mexicanas, “a pesar de su plan para darle al Ejército mexicano el control de las garitas aduanales, cuya corrupción y contrabando ilegal, lo mismo de armas, que de mercancías, gasolinas y por supuesto drogas como el fentanilo…”, y señala que Estados Unidos tiene “perfectamente documentado los tipos de contrabando ilegal que suceden en el sistema aduanal mexicano”. De la enorme red social que a todos los niveles se requiere para que dicho contrabando funcione… ni una palabra, eso sería reconocer que su discurso contra la corrupción era sólo eso: palabrerío. También calla AMLO, minimiza, desprecia, elude, pasa por alto o descaradamente miente acerca de temas como los múltiples descubrimientos de osamentas calcinadas por las madres buscadoras de Sonora, la toma violenta de Caborca, el terrible incremento de asesinatos, desaparecidos, extorsiones, cobros de piso, etc., en las ciudades y campos sonorenses. Prefiere hacer declaraciones espectaculares como regalar dinero público a quienes tienen tomadas casetas de cobro en autopistas para que las suelten, eso cuesta menos y rinde más en propaganda electoral.
Es cierto, AMLO no soporta la luz del día, le es mucho más grata la penumbra de sus “otros datos”, ejemplo inmejorable de cómo la postura filosófica llamada idealismo subjetivo tiene raíces sociales que responden a los intereses políticos y vulgarmente económicos, como el asombroso caso de la Casa Gris está revelando.
Es tiempo de que todos los mexicanos cansados de la zozobra en que nos tiene la 4T nos unamos en un amplio frente popular que oponga un dique definitivo a la amenaza que representa, a la feroz e irracional autocracia que nos quiere imponer, y una primera forma de hacerlo es no prestándonos a la farsa electoral de decidir si sigue o no sigue gobernando, eso ya lo decidió el pueblo hace tres años. No permitamos que nos manipule.
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