Todos sabemos de la importancia del campo, de la importancia de los productores agrícolas, los que siembran sus tierras para poder llevar sus productos al mercado y así los consumidores tengan que llevar a su casa y poder alimentar a sus familias.
En este contexto se puede decir que la importancia del campo es mayor a la que le da el gobierno, pues como se dice coloquialmente: “Si el campo no produce, la ciudad no come” y es aquí donde entra una cuestión que la actual administración que encabeza Andrés Manuel López Obrador, no puede o no quiere atender.
¿Por qué el jefe del ejecutivo se ha empeñado en castigar al campo y menospreciar a los agricultores en su gestión al frente del país?, ¿No se suponía que con el modelo de gobierno que prometió la 4T México iba a ser autosuficiente en el rubro de producción de alimentos? Recordemos un poco.
En abril del año 2018, en un evento en Jerez, Zacatecas, aún siendo candidato a la presidencia, el político tabasqueño firmó con sectores campesinos el Plan de Ayala Siglo XXI, “para que cese y se termine el menosprecio al campo, y comencemos una etapa nueva de rescate a la actividad productiva”.
En su discurso, Obrador cuestionó que a pesar de que el maíz es originario de México, “estamos comprando 14 millones de toneladas de maíz en el extranjero; México es el país del mundo que más maíz compra en el extranjero. Vamos a producir el maíz en México; ya también no se va a comprar, como sucede ahora, 20% del frijol que consumimos; 90% del arroz”.
Pero como se dice, el prometer no empobrece y esa fórmula le funcionó al entonces candidato y ahora presidente. A cinco años de gobierno de la llamada 4T, los campesinos, agricultores, ganaderos y en general todas las actividades del campo han sido menospreciadas, señaladas de mafias locales, de personas que solo quieren llamar la atención y manchar la buena imagen del gobierno, de politiquillos y todas las descalificaciones que suele usar el mandatario para referirse a quienes le exigen resultados.
Ante la clara negativa del gobierno federal de cobijar a los productores nacionales, los campesinos se organizan para manifestar su inconformidad, así vemos cómo en Sinaloa se realizaron marchas en pasados meses para exigir el precio justo para su maíz y trigo; en el estado de Chihuahua agricultores de la región centro-sur han cerrado vías de comunicación (ferrocarril, carreteras y casetas de peaje) para exigir que cesen los hostigamientos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la Guardia Nacional, ya que por falta de pago el gobierno dio la orden de quitarles la energía eléctrica con la que echan andar sus pozos agrícolas, dejándolos a la deriva; en ese mismo estado, sigue el conflicto por el agua, misma que se pretende llevar al estado de Tamaulipas para mitigar las sequías de la zona.
El panorama no se ve alentador, López Obrador está por concluir su gobierno y le quedó a deber mucho a quienes producen la tierra, todo parece que les dio atole con el dedo para ganar votos, pero la historia no perdona y los agricultores le cobrarán factura en las elecciones de 2024.
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