MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Y sigue la destrucción

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Con el machacado discurso, como un disco rayado de acabar con la corrupción y reducir los gastos innecesarios, el grupo enquistado en el poder se está relamiendo los bigotes para la extinción de los órganos autónomos.

La batalla campal empezó mucho antes de que el expresidente tomara el poder, justo desde que andaba en una de sus tantas campañas, cuando expresó con su florido vocabulario “al diablo con sus instituciones”.

Todo el terreno se abona para que Morena, integrado por una casta de siniestros personajes, permanezca en el poder, acaparando todo sin que exista un brazo justiciero que los haga retroceder en sus objetivos.

Los tiempos cada día se tornan más complicados; el Paquete Económico 2025 será aprobado por las focas aplaudidoras que repiten curul, y seguro harán un batidillo o desaparecerán los órganos autónomos.

Este gobierno, con pruebas fehacientes, ha demostrado en estos años que ni por error favorecerá los intereses de los más pobres, a los que alimenta con unas cuantas migajas para mantener su silencio y evitar que alcen la voz por la difícil situación que envuelve al país en distintos temas.

Hoy enfrentamos un grave problema de inseguridad, violencia, feminicidios y un sistema de salud colapsado, donde siguen muriendo mexicanos a causa de la deficiente o nula atención que se brinda en las instituciones médicas, por falta de insumos e infraestructura para satisfacer la demanda de servicios.

Es un largo etcétera de problemas que todos los días sufrimos los de a pie, los pobres que se truenan los dedos para poder subsistir y mantener a sus familias.

Los ataques a quien piensa diferente se intensifican día con día, pues como aseguró el exmandatario, él sólo quería lealtad a ciegas, es decir, que nadie alce un dedo para cuestionar y se mantenga apagada la voz de los mexicanos, comprando su silencio. Así las cosas, por todos lados estamos bajo la amenaza de que sea coartada la poca libertad de expresión que, al menos, reluce en el papel.

Mientras tanto, en estos últimos días el Ejecutivo entregó a la Cámara de Diputados el Presupuesto de Egresos de la Federación 2025, un documento que describe la cantidad, forma, institución, destino y recursos públicos destinados a los tres poderes, organismos autónomos, que como mencioné antes, penden de un hilo, así como las transferencias a los gobiernos estatales y municipales.

Como era de esperarse, en este presupuesto no existe un proyecto para atender los problemas de la ciudadanía con una inversión real y suficiente para que haya resultados.

No se resuelven problemas como la falta de vivienda en un gran sector de la población, servicios públicos o educación de calidad. El PEF 2025, estimado en 7 mil 801.4 miles de millones de pesos, correspondiente al 22.3 % del PIB, nuevamente se centra en gastos innecesarios, como el Tren Maya y otros rubros.

Y no podían faltar las dádivas, que sabemos tienen una importancia fundamental para el gobierno en turno por su función de apoderamiento de conciencias.

Además, como se ha denunciado en varias ocasiones, los programas sociales con mayores recursos no están focalizados en las poblaciones más vulnerables.

En este país, como ya sabemos, se impone la ley del más fuerte, y nuevamente pagaremos justos por pecadores. El PEF 2025 propuesto por el Ejecutivo parece hecho con los pies, sin pensar en la necesidad apremiante de mejorar las condiciones de vida de los más pobres.

El país está secuestrado por una cúpula en el poder que sólo busca llevar agua a su molino. La salud, la educación y la vida misma de los más pobres les importan muy poco o nada.

Los tiempos cada día se tornan más complicados. El Paquete Económico 2025 será aprobado por las focas aplaudidoras que repiten curul, quienes seguramente harán un batidillo o desaparecerán los órganos autónomos.

Las funciones del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) serán absorbidas por la Secretaría de la Función Pública, ahora llamada ostentosamente Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno, lo cual recuerda al Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, que terminó siendo para volvérselo a robar, como si el cambio de nombre garantizara el cumplimiento de los objetivos.

A esto se suma la extinción de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), cuyas funciones pasarán a la Secretaría de Economía; la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) y la Comisión Reguladora de Energía (CRE); el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), cuya labor será absorbida por la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes; y el Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación, que será devorado por la Secretaría de Educación Pública.

La desaparición más fuerte, en términos de credibilidad y certeza estadística, será la del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), responsable de realizar los indicadores de pobreza en el país, una labor que ahora será asumida por el Inegi.

Todos estos organismos fueron golpeados durante seis años, durante los cuales se preparó el camino para su extinción, machacando en el ojo público su corrupción, su dispendio de recursos y un largo etcétera. Todo esto para culminar en que son un peligro público que hay que aplastar como moscas.

No hay nada que impida la consumación de estas extinciones ni cualquier otra reforma que convenga al gobierno en turno y a su partido, pues las piezas las han ido acomodando a su antojo, eliminando a los rivales más débiles y a quienes los cuestionan o evidencian su descarada corrupción.

Los tiempos cada día se vuelven más complicados. Urgen mexicanos, muchos, miles, millones, preparados a conciencia, que sepan analizar la realidad con ojo crítico y transmitirla a los demás; especialmente a quienes están embelesados con las “ayudas” económicas y piensan que así terminarán sus días.

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