La violencia es un claro síntoma de descomposición social, las carencias y desigualdades sociales son factores que contribuyen al aumento de la inseguridad y violencia en un país. La realidad que actualmente se vive en el país y en el estado es clara muestra de ello. Más aún si se habla de la violencia contra la mujer, cuya situación vulnerable y de explotación en las fábricas se replica en los hogares.
De acuerdo con el reporte de violencia contra las mujeres, emitido por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), durante el primer cuatrimestre del año, Apan, Huasca de Ocampo, Huehuetla, Tecozautla y Tizayuca, en Hidalgo, fueron cinco de los 100 municipios del país donde se registraron feminicidios.
Los casos de feminicidio se duplicaron en la entidad, de cuatro que se registraron en 2022 entre enero a abril, en el mismo periodo de este año la cifra aumentó a 7; con base en información de la Secretaría de Seguridad Ciudadana relativa a la información sobre violencia contra las mujeres. De las siete mujeres que presuntamente fueron asesinadas por razones de género, seis eran mayores de edad y una era menor de edad.
Enero de 2023 fue el mes en el que más casos se registraron, se iniciaron tres carpetas de investigación que abarcan el 35 por ciento del total de denuncias; en febrero fue una carpeta de investigación, mientras que en marzo se iniciaron 2 y en abril una.
Respecto a homicidio doloso, el reporte indica que se presentaron seis presuntas víctimas mujeres de este delito en los primeros cuatro meses de la presente anualidad, detalla. Por su parte, con el inicio de 370 carpetas de investigación por violación, Hidalgo se mantiene en el quinto lugar a nivel nacional con más conductas delictivas de este tipo, solamente antecedido por Chihuahua, con 463; Nuevo León, con 519; Ciudad de México, con 931, y Estado de México, con mil 115.
A su vez, durante el primer cuatrimestre del año se recibieron mil 948 llamadas de emergencia relacionadas con incidentes de violencia contra las mujeres, de modo que Hidalgo ocupó la novena posición en el país, precedido por Guanajuato, Morelos, Puebla, Chiapas, Jalisco, Chihuahua, Estado de México y Ciudad de México. Por tasa, sube al séptimo lugar; es decir, por cada 100 mil mujeres hidalguenses se reportaron 120.3 llamadas de emergencia, refiere el estadístico.
Asimismo, se ingresaron dos mil 437 denuncias por delitos de violencia familiar, por lo que la entidad se ubica en la decimoquinta posición a nivel nacional con más querellas por este ilícito.
Así, estos casos reflejados sólo en número y no en el dolor de las familias y las víctimas, son muestra de un grave problema social que ni las estrategias de seguridad fallidas, como la tan promovida por el presidente Andrés Manuel López Obrador de abrazos no balazos, ni la militarización o las políticas económicas promovidas desde el gobierno federal han podido resolver. Tampoco es un tema de educación ni promoción de la no violencia, pues las causas son más profundas.
Estas soluciones solo atacan la superficie y no las causas que provocan la inseguridad ni la violencia, mismas que son inherentes al sistema económico imperante en nuestro país. Son una manifestación de una descomposición social en todas las capas sociales, es la manifestación de la putrefacción de la sociedad desigual en que vivimos.
Mientras impere este modelo económico que permite que “en México, el 10 por ciento de la población más rica gane 30 veces más que el 50 por ciento del grupo más pobre” (de acuerdo con el informe World Inequality Report 2022), y que este grupo de mayor riqueza concentre el 57 por ciento de los ingresos totales en el país, mientras que la mitad de los más pobres poseen solo el 9 por ciento”, (Animal Político, 2021/12); que permite que la mujer sea explotada en las fábricas en muchas ocasiones por un salario mejor al del hombre; que permite condiciones de pobreza denigrantes para hombres y mujeres que, sumadas a factores como el desempleo y el injusto reparto del presupuesto nacional ocasionan la escasa difusión de la cultura y el arte en todos los extractos sociales, la poca inversión en educación y salud; nuestro estado y todo México, seguirá siendo terreno fértil para fomentar la inseguridad, para que continúe la violencia contra las mujeres. Solo cambiar el modelo económico imperante hará que desaparezcan esas causas y con ello sus fatales consecuencias.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario