La respuesta oficial del presidente Andrés Manuel López Obrador ante el anuncio de la inconformidad de los Estados Unidos y Canadá, en torno a las políticas energéticas seguidas en México que priorizan a las empresas estatales (por lo demás ineficientes), contra la competencia económica que afecta los intereses de particulares y de los gobiernos en cuestión, fue, amable y paciente lector, una canción de Francisco José Hernández Mandujano, tabasqueño mejor conocido como Chico Che y su grupo, La Crisis: "¡Uy, qué miedo!" Así de serio es el presidente cuando se trata de problemas internacionales con un tratado de libre comercio firmado por el Gobierno mexicano, en presencia del negociador y observador puesto por él: Jesús Seade Kuri.
¿De qué se trata el problema? Estados Unidos y Canadá se quejan porque México NO está respetando el T-MEC en materia de energía eléctrica, pues se acusa de trato preferencial a la Comisión Federal de Electricidad (CFE); se les niegan permisos a las empresas y la energía que se produce no la quiere transportar la CFE, por lo que representan prácticas monopólicas que generan ineficiencia e incremento de precios. Lo fácil es lanzar una canción de Chico Che en la mañanera, lo difícil es perder el panel de controversias en las instancias internacionales en las que se nos obligue a los mexicanos a pagar entre 10 mil a 30 mil millones de dólares, dinero que, por supuesto, no pagará el presidente de su bolsillo, sino que pagarás tú y pagaremos todos los mexicanos, con esfuerzo y con grandes sufrimientos.
¿Por qué el presidente de México desafía a los Estados Unidos, primer socio comercial de nuestro país, que puede con unas cuantas medidas coercitivas poner en jaque mate a nuestra economía nacional, justo al regreso de su entrevista con el presidente Biden? La respuesta más sensata es: no lo sé; sin embargo, como nos movemos en el terreno de la lógica y de la especulación, dado que no nos muestran, como dicen los norteamericanos, la “enchilada completa” daré algunos elementos, que no afirmaciones, de lo que podría estar sucediendo.
En primer lugar, en consideración a la estrategia de comunicación del presidente, Chupacabras 2.0, en los momentos de crisis y de incremento de los precios que vivimos y que golpean a los más desprotegidos y favorecen a los ya de por sí privilegiados, la lucha por la “soberanía” puede considerarse como otro distractor más para evitar que hablemos de los problemas fundamentales de México. Querrían entonces que los mexicanos no hablemos de la inflación alimentaria: “Inflación alimentaria se duplica en este sexenio; llega al 32%. Los alimentos que más han subido con AMLO son: naranja, 150%, aguacate; 125%; chayote, 102%; toronja, 90%; papa, 84%; aceites comestibles, 72%; manteca de cerdo, 72%; limón, 62% y huevo, 61%. Alza de precios provocará que más personas no puedan comer tres veces al día y aumento de enfermedades, advierten expertos” (El Universal, 23/07/22). Los desprotegidos, a su suerte; los más ricos: “Durante el periodo de enero a marzo del 2022 la fortuna de Carlos Slim aumentó cerca de 89,043 millones de pesos, lo que llevó el valor total de su riqueza a un nivel histórico de 1.88 billones, de acuerdo con el Índice Slim creado por la casa editorial El Economista” (El Economista, 20/07/22).
En segundo lugar, no nos están informando correctamente de lo que representa la amenaza de llevar el problema de la discriminación que está haciendo la CFE y la Secretaría de Energía a las empresas norteamericanas en cuanto a que no les están dando permisos para funcionar, como para el despacho de la energía generada por ellos, a un panel de controversias, pues nuestra constitución en el Artículo 133 señala “Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y todos los tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por el presidente de la república, con aprobación del Senado, serán la Ley Suprema de toda la Unión”; es decir, el T-MEC y sus acuerdos deberán ser respetados en calidad de ley por los mexicanos, porque así lo mandata la Constitución y en el capítulo 31 del T-MEC se especifica que, si hay una controversia que no se resuelve en términos amistosos, se usará el llamado Mecanismo de Solución de Controversias, en el que se conformará un Panel de expertos para dar solución a mediados de 2023. Si no se atiende la resolución, los afectados están en la posibilidad de imponer sanciones, por ejemplo, poner aranceles (Carlos Urzúa, 25/07/22, Opinión, El Universal), para cobrarse a la mala los daños que consideren los expertos, pero ello implica incrementar los precios de los productos norteamericanos en México y con ello hacer que los mexicanos paguemos por los caprichos del presidente.
Finalmente, con el “yo di la orden” de dejar en libertad a Ovidio Guzmán durante el “culiacanazo” y el retiro de una aeronave de la DEA para la cooperación conjunta contra el narcotráfico, ahora aflora con bombo y platillo el espíritu “soberano” del presidente, poco después de la visita de AMLO a Biden. ¿Por qué? Porque como resultado de esa acción circuló, por ejemplo, el famoso Tweet de Gabriel Quadri: “López será procesado en Estados Unidos por complicidad con el narco. Y será extraditado…”. ¿Será que amenazaron al presidente en su visita con Biden y se está adelantando mediante un llamamiento a la “soberanía”? Imposible de afirmar, pero también hay que recordar que Raúl Aragón Loya subió una noticia del programa de Ciro Gómez Leyva que trató el tema de que “la fiscalía de USA ya trae acusación vs AMLO en caso GARCÍA LUNA. Podría ser el primer presidente de México que termine en una cárcel allá” (@RaulAragonLoya).
La respuesta del presidente sobre el asunto del T-MEC, según dijo en su conferencia mañanera en el estado de Jalisco, la dará el 16 de septiembre, en el marco del desfile por la independencia y dijo “no vamos a ceder, porque es un asunto de principios, de nuestra soberanía”; sin embargo, se le olvida al presidente el artículo 133 constitucional, pues parece no recordar que “con 107 votos en favor y uno en contra, el Senado de la República aprobó el Protocolo Modificatorio al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), suscrito por las tres naciones el pasado 10 de diciembre en la Ciudad de México”, decreto promulgado el lunes 29 de junio de 2020 con la firma del presidente Andrés Manuel López Obrador, por ende, no es un tema de “soberanía”, sino de cumplimiento de los acuerdos internacionales firmados por México y promulgados por AMLO.
Por ende, el pueblo de México no debe engañarse: si se trata de un distractor más, si es un problema de desinformación que nos va a costar muy caro a los mexicanos o si se trata de una defensa anticipada ante la posible judicialización en Estados Unidos del presidente de México y, por ello, se disfraza de una defensa de la soberanía, el resultado es el mismo, Morena no sabe gobernar y corremos el riesgo de pagar decenas de millones de dólares por andar respondiendo a los Estados Unidos y Canadá con el irresponsable: “Uy, qué miedo”.
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