Los políticos de todos los partidos usan y abusan, del discurso público. Toman clases para hablar ante la gente con profesionales de la oratoria. Compran libros que les enseñan los ademanes y los gestos, compran cuadernos que contienen frases pa’ (sic) usar ante el vulgo. También contratan a conferencistas que les dicen cómo pararse en un escenario, cómo saludar a la gente, cómo abrazar a los pobres, qué vestir en una gala o en un rancho y qué mueca hacer cuando hay que agradar a los votantes. Pero siempre, como dicen, hay que sonreír.
Hacer oradores en la política es negocio, pero es más negocio aprender la oratoria de la democracia, esa que se usa en elecciones. El que la aprende, vive muy bien: siempre en el puesto correcto y con el dinero del gobierno en el bolsillo.
Con esa oratoria se prometen obras y acciones en las campañas electorales, ahí mismo se miente sobre supuestas infancias en la pobreza y engañan sobre el mucho trabajo realizado para llegar a donde están, para ganarse, a la mala, la simpatía de la gente y pedirle que vote por ellos. Los políticos invocan elevados principios de política y de justicia, se identifican con los principios éticos y los valores trascendentales y son la demagogia descarnada que manipula sin recato la sensiblería de los mexicanos y que les promete la luna y las estrellas una vez que el candidato sea funcionario. La mayoría de los políticos, ante su carencia absoluta de resultados, abusa del discurso para ganarse, con mentiras redondas, la voluntad del pueblo en las urnas.
Más tarde, ya en el puesto que lograron gracias a la democracia mexicana suceden dos cosas: o se desaparecen por completo y nadie los vuelve a ver hasta las nuevas campañas electorales, con el mismo rollo gastado de siempre, o se dedican a hablar mucho en las diferentes tribunas del poder, como la Cámara de Diputados, la Cámara de Senadores, los eventos públicos de cualquier tipo, las conferencias de prensa en las que la fina clase política se avienta las mentiras más increíbles. Pero si eso no fuera suficiente, entonces se inventan las mañaneras.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, todos los días entra en una diabólica diarrea verbal con sus famosas conferencias mañaneras que duran varias horas y que la prensa mexicana difunde, bajo buena paga, en los periódicos impresos, los portales de internet, la radio, la televisión y en las benditas redes sociales.
Esas conferencias han sido criticadas debido a la mitomanía del presidente. El portal de noticias politica.expansion.mx dijo en septiembre pasado: “El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), llega a su tercer informe de Gobierno con más 61,000 declaraciones falsas o engañosas en sus conferencias matutinas, según revela un informe distribuido este miércoles por la consultora política SPIN. De acuerdo con el informe divulgado por el consultor político Luis Estrada, socio en SPIN, en las 684 conferencias mañaneras que ha dado desde su llegada a la Presidencia el 1º de diciembre de 2018, y hasta el 31 de agosto, el mandatario ha sido impreciso 89 veces en promedio en cada una de ellas”.
Pero no es el único. Copiándole a su jefe de cabo a rabo tenemos al gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, que todos los días trasmite sus conferencias mañaneras desde Casa Aguayo. En ellas, calumnia a sus adversarios políticos, dicta sentencia contra quienes opinen diferente que él, ataca a sus enemigos en Morena, miente sobre las acciones de su gobierno, calla a los reporteros que le hacen preguntas incómodas y, como AMLO, habla bastante, durante muchas horas, pero hace poco o… nada.
Si el PRI, el PAN y el PRD eran hábiles para echar choro mareador en campañas y como funcionarios, los de Morena han superado a todos y son expertos en engañar al pueblo mexicano con cada frase.
Pero a México le urge “sepultar esa oratoria ampulosa, llena de lugares comunes y promesas en abstracto que no comprometen a nada. Debemos exigir que los políticos nos hablen de manera inteligente, clara y precisa, de nuestros problemas y carencias reales, inmediatas y mediatas, de las verdaderas causas de tales problemas y, de manera absolutamente puntual, concreta, qué tipo de políticas se propone llevar a cabo para resolverlos. Debemos aprender a medir el calibre intelectual, la cultura universal, el desinterés, la honestidad, la sinceridad, la laboriosidad y la definición ideológica de cada político, para no ser engañados”, escribió el líder nacional de Antorcha, Aquiles Córdova Morán, en un texto titulado “Debemos exigir a los políticos un discurso informado y comprometido”, que fue publicado en buzos.com.mx.
Y hace tres semanas, en un video transmitido en Facebook, el líder nacional antorchista dijo que los mexicanos progresistas y sobre todo los jóvenes deben convertirse en tribunos populares, para que a través de la palabra y la argumentación expongan lo que piensan sobre los problemas del país, de nuestra sociedad y le hallemos resultados en concreto a problemas tan graves como la inseguridad y el crimen, la falta de un sistema de salud de calidad, la pésima educación pública, la falta de obras en todo el país, la pobreza, la miseria, el desempleo que mata de hambre a la gente o que la manda a trabajar en el narco o a migrar y a morir entre las balas, en el desierto o en un tráiler por el calor, como sucedió en Texas el 27 de junio pasado.
Invitamos a los jóvenes a que se conviertan en los tribunos y pedagogos populares que está esperando el pueblo de toda nuestra patria para conseguir su liberación definitiva. Porque para cambiar la situación del país son necesarios educadores y auténticos líderes populares que despierten al pueblo del país y le expliquen su derecho a una vida mejor, más segura y humana, y que lo organicen para dar una lucha exitosa por ese propósito: para luchar contra la pobreza y la explotación que impera en el país. Esa es la razón de que en Antorcha promovamos el arte de la oratoria entre el pueblo humilde.
Así, el pasado 26 de junio, de manera simultánea, en todas las capitales de los estados del país, la Comisión Nacional Cultural del Movimiento Antorchista realizó su III Jornada Nacional de Oratoria, en la que participaron cientos de jóvenes, universitarios, colonos, obreros y campesinos, en el arte del convencimiento usando para ello la palabra hablada. En Puebla participaron cerca de 100 jóvenes de secundaria, preparatoria, universidad, así como maestros, colonos, campesinos, obreros y, desde luego, activistas. Se trató de un hermoso ensamble de inteligencia crítica contra la 4T, Morena, AMLO, la democracia y el sistema capitalista, que es el generador original de todos los males que sufre la sociedad entera. A nivel nacional hubo más de 800 oradores, representantes de escuelas, pueblos y colonias pobres. ¿Y ellos son todos los tribunos populares de Antorcha? ¡No! ¡Claro que no!
Cada lucha estudiantil forma nuevos tribunos entre la juventud. Cada colonia o pueblo metido a la lucha por sus necesidades forma a los tribunos del pueblo. Cada movilización obrera forma a los tribunos del proletariado. Somos miles y miles y estamos conquistando con ideas revolucionarias la mente y el corazón de millones de mexicanos que, más temprano que tarde, lucharán por el poder político de este país. Si también estás inconforme con la realidad en que vivimos, únete a nosotros para formar el partido de los pobres de México.
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