El deficiente desarrollo económico y social que sufre la clase trabajadora de México, del que, desde luego, Nuevo León no es la excepción, muestra un rezago enorme en la calidad de vida de un número considerable de la población de la entidad, hay colonias en el área metropolitana y en municipios conurbados, además de comunidades rurales, en condiciones de abandono social y económico. Cuando quieran, estimados lectores, vamos y lo constatamos.
Claro está que este fenómeno tiene bastante, pero bastante tiempo, de no atenderse, y en mi opinión es la hora, en calidad de urgente, atender todo este rezago social y económico que sufre esta entidad federativa, y que afecta, sobre todo, a la clase trabajadora.
En Nuevo León existe una crisis de seguridad, crisis del transporte público y las vialidades por donde circula; se suma la crisis del desempleo, la crisis hídrica que sufre ahora mismo el estado próspero que presumimos y del que decimos que estamos orgullosos.
Pero nuestra realidad nos dice que falta empleo, empleo, pero bien remunerado, consecuencia de la falta de fuentes de empleo en cierta medida, sumándole excedente de mano de obra ante la migración del interior del país y extranjera, de manera abrupta, todo ante la mala administración de nuestro Gobierno federal, emanado de las filas de Morena, y que dice estar en un proceso de una Cuarta Transformación. Puede ser que se esté dando una transformación, pero que de nada sirve o sirve muy poco par los desvalidos de siempre que son los trabajadores de Nuevo León y por supuesto de todo México, porque la referencia es que gobierna un individuo insensible, inhumano, incapaz de entrar en razón y empatar con toda la población mexicana.
Sí, con todos los actores que viven en este país, rico en recurso naturales, con una potencialidad enorme que está siendo desaprovechada, lo cual potencializa la desigualdad social, no podemos guardar silencio y hacernos como que la virgen nos sonríe, no es sano para nadie la antipatía ante los grandes males que esta padeciendo el estado de Nuevo León y nuestro país entero.
Combatir la corrupción es sano, claro y, por supuesto que lo aplaudimos, pero hasta ahí porque no basta con acabar la corrupción, es solo un mejoradito ante el cáncer que padece nuestra sociedad en la que unos pocos, muy pocos cuentan con excesos de todo tipo y otros, la gran mayoría, no tienen como educarse, como vestirse, como comer, sin un lugar físico, un hogar donde vivir dignamente, como recrearse sanamente. Y nuestro presidente buscando la revocación de su mandato con una sarta de mentiras y atacando a organizaciones sin mostrar prueba alguna, donde demuestre sus díceres mañaneros.
Se necesita avanzar, salir del esquema de que al acabar con la corrupción todo será miel sobre hojuelas, que todo se solucionara, además, entender un poco, bueno un mucho, el desarrollo económico, sí, de entender dónde nace la riqueza, quien la produce y buscar e implementar medidas de su distribución justa y equitativa, y quitarse de la cabeza que la corrupción es la causa de todos los males de México y de Nuevo León.
La equidad y el equilibrio nacerán una vez que se tenga claro por nuestros gobernantes cuál es la madre del cordero, y solo así dejará de haber resistencia a un verdadero cambio, las inercias socioculturales y estructuras macroeconómicas que impiden un avance pleno, este atraso se da por la falta de oportunidades impuestas por el modelo socioeconómico neoliberal rapaz, concentrador de la riqueza en unas pocas manos existentes hasta el momento.
La verdadera liberación de la raza humana, de la justicia social, de la equidad económica sigue pendiente, la lucha sigue inconclusa y debe continuar en unidad fraterna, con firmeza y sin detenerse. Entender mejor que en la búsqueda de la equidad no hay espacio para la mezquindad, los regateos, ni los prejuicios.
La relación entre la clase patronal, dueña de los medios de producción, y la clase trabajadora dueña únicamente de su fuerza de trabajo, será siempre tema discusión complejo porque simple y llanamente sus intereses en el modelo económico capitalista-neoliberal imperante, son diametralmente opuestos; y es aquí donde nuestro Gobierno federal debiera, porque no lo hace, de encontrar el punto de equilibrio social y económico para todos los actores, tanto del sector público como privado.
Jamás nos cansaremos de pelear por un mundo mejor; mientras haya desigualdad social, insistiremos en promover la lucha justa que llegará a su meta en una sola idea, unida, educada y organizada. Toda la sociedad, toda la comunidad de la clase trabajadora, en una idea totalmente distinta a la que prevalece en el sistema económico neoliberal vigente, solo entonces podremos cambiar nuestro entorno social y económico; solo lo justo y nada más lo justo para toda mujer y hombre que trabaja día a día sin recibir en remuneración a sus esfuerzos lo necesario para una vida digna. En lucha constante y perseverante lo creemos viable y posible, sí, un equilibrio de fuerzas productivas y distributivas de toda la sociedad.
“Y que mis venas no terminan en mí sino en la sangre unánime de los que luchan por la vida, el amor, las cosas, el paisaje y el pan, la poesía de todos” -Roque Dalton
¡¡VIVA ANTORCHA REVOLUCIONARIA!!
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