“…No, maestra; donde quiera que voltee, va a ver casitas de lámina y madera, la gente se viene a vivir acá aunque sea zona de riesgo, porque no le queda de otra”, me comenta doña Juanita Hernández mientras nos alejamos de la zona céntrica de Villahermosa y avanzamos hacia la periferia.
“Yo conozco a una familia donde la mamá vive con sus dos hijas; la mayor es madre soltera; y la más chica acaba de regresar con su novio a vivir en la misma casa, porque está embarazada; y como su embarazo es de alto riesgo tuvo que renunciar a su trabajo para poder cuidarse un poco; pero lo peor es que ¡ahí mismo viven los abuelitos de esas muchachas, maestra! ¡En una casita más chica que aquella, mire usted!”, me decía mi interlocutora mientras señalaba una choza de lámina de tres o cuatro metros cuadrados. “…Ah, y cocinan debajo de un árbol…”
Desgraciadamente, esa historia que platica doña Juanita no es la única; se repite una y otra vez en diferentes familias y con diferentes nombres.
En la geografía tabasqueña, cuya población en 2020 era de 2 millones 402 mil 598 habitantes, 2.35 millones viven en casas particulares, muchas de ellas rentadas.
Datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) registran que existe un déficit de más de 73.6 millones de viviendas a nivel nacional, y que, en la geografía tabasqueña, cuya población en 2020 era de 2 millones 402 mil 598 habitantes, 2.35 millones viven en casas particulares, muchas de ellas rentadas. Estos números nos permiten deducir que existen más de 100 mil habitantes que no tienen casa propia.
Por su parte, la Encuesta Nacional de Vivienda (ENVI) 2020 del Inegi señala que en México hay 23.9 millones de viviendas particulares habitadas propias pagadas o pagándose y, aunque no especifican la cantidad de personas en Tabasco que no han podido adquirir casa propia, indica que en el país, aproximadamente 7.6 millones de los hogares tienen la necesidad o están planeando rentar, comprar o construir una vivienda, lo que sugiere que una proporción significativa de la población puede estar enfrentando dificultades para adquirir vivienda propia. Esta estadística podría reflejar una tendencia similar en Tabasco.
El periódico Tabasco Hoy publica el 29 de junio del presente año que tan solo en el municipio de Centro:
“… existe un déficit de alrededor de seis mil viviendas, ya sea de interés social o residencial para cumplir con la demanda que tienen los ciudadanos para la adquisición de una casa-habitación en este 2024”.
Agrega que entre 2007 y 2012 “se creó un proyecto de desarrollo de vivienda a las afueras de Villahermosa, sobre todo para aquellos ciudadanos que vivían en ‘zonas de riesgo por inundaciones’, que tenían que ser reinstalados.
Siendo el corredor de Parrilla-Playas de Rosario, la zona donde más viviendas se han construido, como ejemplo, el fraccionamiento Gracias México, donde fueron construidas 438 viviendas; mientras que en el fraccionamiento Bicentenario fueron construidas un total de tres mil 624 viviendas.
También está el fraccionamiento Paraíso, La Venta, Los Claustros, Estanzuela y el más reciente con 30 mil viviendas realizadas por grupo inmobiliario Vivo, fue el fraccionamiento Villas del Cielo, concluida en el año 2011”. Y reconoce que “desde esa fecha no hay proyecto”.
El problema es que esas “viviendas de interés social” no son accesibles para familias como la que se describe al principio de este artículo.
La misma fuente, citando a José Luis Guzmán Brindis, presidente de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI), señala que:
“… no existen hasta el momento espacios dentro de la ciudad para desarrollar un proyecto de vivienda acorde a las necesidades de compra que tienen los tabasqueños.
Esto se debe a la falta de espacios para la construcción en la ciudad, pero tendría que intervenir el estado y municipio para concesionar los terrenos que tiene para la construcción de viviendas (ya que) de cada cien personas que los contactan para la compra de una vivienda, 30 de ellos no logran adquirir casa propia”.
De acuerdo con el glosario del Sistema Nacional de Información e Indicadores de Vivienda, las “casas de interés social” o “económicas” son aquellas con una superficie de construcción promedio de 40 metros cuadrados, con un baño, una cocina y área de usos múltiples y su precio, calculado en UMAS, no debe ser mayor a las 118 unidades, es decir, menos de 350 mil pesos (El Economista, 22 de abril de 2022).
Es por eso que un jefe de familia que gana el salario mínimo ni siquiera puede soñar con adquirir una vivienda de ese tipo, por más “económica” que sea.
Por lo tanto, a todas las familias que estén en una situación económica difícil, las llamamos a organizarse con el Movimiento Antorchista para que unidos luchemos y obtengamos acceso a una vivienda digna.
Afortunadamente, ya contamos con un importante grupo que se reúne quincenalmente y trabaja todos los días hasta lograr nuestros objetivos.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario