Las imágenes que nos llegan a través de los medios de comunicación, redes sociales y testigos de la tragedia que provocó el huracán “Otis” a su paso por Acapulco y municipios vecinos son aterradoras, aunque parciales, pues las fotografías y videos que conocimos en un primer momento, fueron de los lugares emblemáticos de la zona turística, pero de las colonias y barrios populares poca información nos llega.
Poca información nos llega a pesar de que ahí viven las familias trabajadoras, quienes con sus manos le dan vida a la zona hotelera, a su restaurantes, centros nocturnos, a sus playas: de esos cientos de miles de trabajadores sabíamos poco.
Las malas noticias empiezan a aparecer, además de los saqueos a centros comerciales, se conoce de saqueos en casas; los vecinos se defienden como pueden y los habitantes piden apoyo para que las autoridades muevan los escombros de casas derrumbadas para rescatar los cuerpos de sus familiares.
La emergencia primera, la que requiere ser inmediata, la distribución de alimentos, agua, atención médica, así como la restitución inmediata del servicio eléctrico, para que funcione el servicio de agua potable y poder evitar la propagación de enfermedades.
Pero las autoridades anuncian que distribuyen 14 mil despensas y 10 mil litros de agua diarias, para una población de 800 mil habitantes: esas son migajas. Si no reaccionan, van a ocurrir actos violentos que nadie desea.
En la zona pesquera, una tragedia más, familiares de pescadores solicitan apoyo para que se organicen brigadas de búsqueda, pero se quejan de que no los escuchan.
Las autoridades anuncian que distribuyen a 800 mil habitantes sólo migajas en Guerrero. Si no reaccionan, van a ocurrir actos violentos que nadie desea.
La CFE está realizando trabajos para restituir el servicio eléctrico, pero como siempre, primero en la zona de las grandes fortunas; las colonias populares después.
Suponiendo que el Gobierno lograra distribuir alimentos a los cientos de miles de habitantes de Acapulco y municipios aledaños, ¿durante cuánto tiempo podrá sostenerlo?
Ya no hay Fonden, pero el Gobierno dice que tiene disponibles varias bolsas de 20 mil millones de pesos para atender la emergencia, pero se calcula que para la reconstrucción se requieren 15 mil millones de dólares, que traducido en pesos mexicanos llega a los 270 mil millones: trece veces más de lo que tiene disponible el Gobierno. Por supuesto los grandes complejos turísticos pondrán su parte, pues muchos de ellos cuentan con seguros.
Se debe hacer una gran inversión no sólo en la infraestructura de Acapulco, sino para apoyar en la rehabilitación de todas las casas dañadas, y para eso crear un programa amplio de empleo temporal; que los mismos beneficiarios participen en las tareas de rehabilitación de sus propias viviendas, de sus propias colonias.
Se debe también apoyar con proyectos productivos a pequeños comerciantes y empresarios.
Si el Gobierno no deja su viejo y gastado discurso de “primero los pobres” y se pone a trabajar en serio a favor de los trabajadores, que nadie se diga sorprendido de una reacción desesperada de seres humanos abandonados a su suerte; que del sufrimiento llegue a la rabia de ver a sus hijos con el estómago vacío.
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