Esta ocasión quiero invitarlos a reflexionar sobre la etapa de “transformación” que estamos viviendo los oaxaqueños porque, para nadie es innegable que, en más de una ocasión los servidores de la nación han tocado la puerta de nuestra casa para profesarnos que las cosas ya cambiaron porque vivimos en la dichosa “Primavera Oaxaqueña”. Pero, ¿qué tan real es este cambio? Veamos.
En otros lugares del mundo ha habido levantamientos populares para sacudirse de una oprobiosa dictadura y dar paso a la democracia. Están por ejemplo: la “Primavera árabe”, “revoluciones de colores”, combatientes “moderados” por la libertad, algunos bellos nombres con que la prensa occidental presentó las terribles masacres ocurridas en Egipto, Siria, Libia, entre otros.
Cada Gobierno que llega pone a “sudar” el dinero, es decir, la Secretaría de Finanzas en lugar de transferir el dinero, lo deja en el banco a que genere intereses; una de las formas más comunes de robar.
En todos los casos lo que ocurrió fue un levantamiento popular en contra de dictadores sanguinarios que se mantenían en el poder desde varias décadas atrás y el fin era sacudirse de una dictadura e instaurar en su lugar la añorada democracia occidental, con su división de poderes, sus partidos políticos “que representan entre todos a la sociedad entera”, con sus elecciones periódicas en las que el pueblo, mediante el voto universal, libre y secreto, elige a sus gobernantes y labra así su felicidad.
Sin embargo, y a pesar de los nombres de estos movimientos que parecen traer avance para los pueblos de esos países, lo que en realidad ha pasado es que Egipto quedó sin paz ni estabilidad internas y, en lugar de la bota de Mubarak, la bota militar, aunque un tanto disfrazada; los “moderados” de Siria, luego de haber reducido a escombros medio país y de haber sustraído una parte del territorio a la soberanía del Estado Sirio, súbitamente se quitaron el disfraz de moderados y se convirtieron en el feroz y fanático Emirato Islámico que hoy tiene a Irak dividido en tres pedazos.
Libia quedó convertida, casi literalmente, en un montón de ruinas por los misiles de la OTAN, sumida en la violencia y el terrorismo.
En síntesis, “primavera árabe”, “revoluciones de colores”, combatientes “moderados” por la libertad, son el reflejo de falsos discursos de democracia real que en el fondo esconden la ambición de poder de un sistema económico actual, y lo único que son caos y destrucción pues es falso que representen a las mayorías.
Y lo que sucede en México con la Cuarta Transformación no es distinto, pues sólo es una cuestión de nombre, de forma, porque en el fondo no hay transformación. El Gobierno de Morena no representa la continuación de los grandes movimientos porque tampoco ha podido explicar las características de ese país que propone. Lejos de clarificar la supuesta transformación, se empeñan en esconder la realidad.
Y una prueba concreta de mi afirmación es la llamada primavera oaxaqueña, que supuestamente nació de la valentía y la determinación de las y los oaxaqueños para transformar una realidad que hasta la fecha les había negado oportunidades de desarrollo y por eso era necesario hacer realidad un Gobierno del cambio verdadero.
Ahora resulta que tras su primer año de administración, en el año 2023, mientras la violencia crecía en el estado y colapsaban tanto los servicios de salud como la red de distribución de agua potable, el Gobierno estatal recibió recursos por 100 mil 108 millones de pesos, con un subejercicio de al menos 5 mil 300 millones de pesos.
Según una investigación sobre el subejercicio público del portal Primera Línea: “Los ingresos del estado fueron conformados en 95 % por transferencias federales y cinco % por recursos estatales, de acuerdo con los avances financieros de la cuenta pública con corte al 31 de diciembre pasado. En los documentos, la administración estatal notifica al Congreso de Oaxaca que ‘se ha devengado en el cuarto informe trimestral (enero-diciembre de 2023) la cantidad de 94 mil 790 millones de pesos’, lo que deja un saldo pendiente por 5 mil 318 millones de pesos”.
Por subejercicio del gasto público se conoce a todos los recursos que resultan de restar el gasto observado al gasto programado por el Gobierno. Se habla de un subejercicio cuando alguna entidad pública no ha gastado lo que tenía autorizado para gastar en un ejercicio fiscal.
Por otra parte, en la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria (LFPRH), el subejercicio se define como “las disponibilidades presupuestarias que resultan, con base en el calendario de presupuesto, sin cumplir las metas contenidas en los programas o sin contar con el compromiso formal de su ejecución”.
Para que no haya lugar a dudas, el destino de los recursos públicos es específico en el gasto programado de cada año. Periódicamente la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) publica en su reporte de finanzas y deuda pública las cifras de la evolución de los recursos ejercidos y su diferencia con la cifra que estaba programada. Cuando el gasto público observado es menor que el que estaba programado, hay subejercicio.
En palabras de un colega periodista, una de las razones principales por las que se dan los subejercicios es porque cada Gobierno que llega pone a “sudar” el dinero, es decir, la Federación transfiere el total del presupuesto allá por finales de febrero de cada año, pero la Secretaría de Finanzas en lugar de transferir el dinero de facto a las dependencias y municipios, lo deja en el banco a que genere intereses, y lo viene otorgando hasta el mes de junio, aproximadamente. Esto es claramente una de las formas más comunes de robar que tiene cada administración gubernamental.
De acuerdo con el concentrado oficial de Finanzas, las dependencias del Gobierno de Jara Cruz con mayores subejercicios, es decir, presupuesto que no fue aplicado en 2023 y que por ley se tendrá que devolver a la Tesorería de la Federación o bien buscar la forma de justificarlo para poder retenerlo un cuatrimestre en 2024, son las siguientes:
1. Los servicios de Salud, con 11 mil 978 millones de pesos percibidos, la dependencia reportó un subejercicio de 412 millones 657 mil pesos, debido a que, a principio de 2023, el Congreso de Oaxaca le había aprobado un presupuesto de 9 mil 722 millones de pesos, los cuales tuvieron una ampliación de 2 mil 600 millones, con lo que el financiamiento de los SSO terminó siendo de 12 mil 391 millones de pesos, de los cuales únicamente gastó 11 mil 978 millones.
2. En seguridad pública, el Gobierno estatal informó un gasto de 2 mil 374 millones de pesos en 12 meses, con un subejercicio de 35.4 millones de pesos. En tanto, a principios de año, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública confirmó que en 2023, Oaxaca sufrió un incremento de 2.9 % en el número de asesinatos, al pasar de 960 víctimas entre diciembre de 2021 y noviembre de 2022 a 988 casos entre diciembre de 2022, cuando Salomón Jara arribó al poder, y noviembre de 2023, cuando se cumplió su primer año de Gobierno.
3. Por otra parte, mientras Oaxaca vive su peor crisis hídrica de la historia, por la combinación de sequía y una red pública de distribución de agua colapsada y presa de huachicoleo, el Sistema Operador de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado (Soapa) informó sobre un subejercicio de 86 millones de pesos.
Finalmente, y por si fuera poco, los informes de avance de gestión también señalan que, del monto ejercido, 53 mil 67 millones de pesos fueron gastados en pago de “servicios personales”, que incluyen los sueldos de trabajadores, pero también de altos funcionarios de todo el aparato gubernamental donde han sido denunciados múltiples actos de nepotismo.
De hecho, el monto ejercido en burócratas en Oaxaca tuvo un alza de 4 mil 300 millones de pesos en comparación con 2022, cuando se gastaron 48 mil 712 millones de pesos. ¡Oh sorpresa, tal parece que tras el primer año de gobierno se han olvidado de la austeridad republicana!
Queda claro pues, que a pesar de que se anunció una primavera oaxaqueña, sólo es una frase que tiene por objetivo hacernos pensar que está floreciendo el estado, pero en realidad es sólo discurso; los hechos, sustentados en datos, dicen todo lo contrario.
Nuestra entidad necesita de un cambio radical urgente, y a eso, los antorchistas llamamos a todos los oaxaqueños de bien que deseen mejorar su calidad de vida. A las organizaciones que busquen lo mismo, a todos aquellos que estén de acuerdo con nuestro planteamiento de luchar contra la pobreza en México, los llamamos a unirse y a que luchemos juntos y fraternos para bien de todos porque sólo unidos podremos vencer las mentiras y falsos discursos de “bienestar” , de “la esperanza de México o la “primavera oaxaqueña”. No hay de otra.
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