El 24 de febrero se cumplieron dos años de que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, inició la operación militar para hacer frente a las fuerzas armadas ucranianas que estaban sitiando los territorios de Lugansk y Donetsk. Ese hecho movió las piezas en la geopolítica mundial y generó distintos fenómenos que han provocado temblores en los cimientos del imperialismo norteamericano. Es necesario un repaso histórico, aunque apretado, para entender el nacimiento y desarrollo de esta “guerra” y analizar cuáles son sus consecuencias.
Sin ir tan lejos, Estados Unidos provocó en Ucrania la revolución de colores “Euromaidán” durante el 21 de noviembre del 2013 al 24 de febrero del 2014 en la que estuvo presente Victoria Nuland alentando las distintas manifestaciones. Las intenciones eran claras: derrocar al presidente Viktor Yanukóvich, porque no seguía las órdenes estadounidenses. Lograron su cometido y Yanukóvich fue reemplazado por Oleksander Turchínovy después (el 7 junio 2014) Petró Poroshenko es designado presidente de Ucrania (gobernó hasta el 20 de mayo de 2019).
No olvidar que el 2 de mayo “una facción de neonazis, que desatan procesos de xenofobia, de homofobia y de exterminio racial, y crucifican a sus víctimas con clavos y cruz y los queman en hogueras, llegaron a incinerar vivos a cincuenta jóvenes en una sede sindical (en Odessa), mientras que a un número cercano a cien lo lincharon, desgarrando sus cuerpos, entre ellos una señora embarazada a la que le destrozaron el cráneo a golpes de tubo (El Quindiano, 6 de marzo 2022)”. Esto apenas era el comienzo.
En el camino del nuevo régimen ucraniano estaba la región del Donbás. Donetsk y Lugansk, al visualizar las terroríficas intenciones de los nuevos dirigentes de Kiev, formaron las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk (RPD y RPL, respectivamente) y proclamaron su independencia, manteniendo una cierta cercanía con la Rusia de Vladimir Putin.
Pero la nueva “democracia” promovida por los Estados Unidos no se detendría tan fácilmente, pues el ejército ucraniano bombardeaba un día sí y otro también a la población de estas dos ciudades.
Después de tanto terrorismo promovido por parte del ejército ucraniano, el recién formado Grupo de Contacto Trilateral para el Donbás, formado por Ucrania, Rusia, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y el Cuarteto de Normandía (Ucrania, Rusia, Alemania y Francia), consiguieron elaborar los Acuerdos de Minsk, llamados así por la capital de Bielorrusia, donde se celebraron estas negociaciones.
El primero, Protocolo de Minsk, se firmó el 5 de septiembre de 2014 teniendo una actualización que se conoce como Acuerdos de Minsk-2, firmados el 12 de febrero del 2015 debido a que el primero no puso fin a los combates.
Los acuerdos de Minsk son claros: alto a los ataques desde ambas partes y retirar sus fuerzas armadas de la línea de contacto. El acuerdo de Minsk-2 se cerró durante una reunión del Cuarteto de Normandía, en la que participaron el presidente ruso, Vladímir Putin, la excanciller alemana, Angela Merkel, el entonces presidente francés, François Hollande, y el entonces presidente ucraniano, Petró Poroshenko.
A pesar de todo esto, hoy en día se sabe que desde aquel entonces la parte ucraniana se abstuvo de aplicar dichos acuerdos. Y fue el 7 de diciembre de 2021 cuando el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, recordó que tanto el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, como su predecesor Poroshenko, afirmaron que no iban a cumplir con los Acuerdos de Minsk.
La excanciller Angela Merkel dijo que con los Acuerdos de Minsk ganaron tiempo para que Ucrania acumulara fuerzas.
Finalmente llegó febrero de 2022, en que el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, pecó de adivino y se cansó de presagiar el día en que Vladimir Putin asestaría una “invasión” contra Ucrania. Tan sólo hizo el ridículo.
El día 21 de ese mes, Putin firmó el decreto en que reconoció oficialmente a la República Popular de Donetsk y a la República Popular de Lugansk con el claro objetivo de brindarles protección ante el asedio ucraniano. El 24 de febrero de 2022, Vladimir Putin da inicio a la “operación militar especial” para defender la región del Donbas y hacerle frente al ejército neonazi ucraniano.
Así, desde aquella fecha no ha habido día en que los medios de comunicación a las órdenes del imperialismo estadounidense comenzaran a tergiversar las noticias respecto a este conflicto para colocar a Rusia como el verdugo que merecía ser juzgado y castigado por todo el mundo, y a Ucrania como la víctima que necesitaba ser salvada.
Los medios occidentales encabezaron así sus noticias: “Última hora: Rusia invade Ucrania” o “Invasión de Rusia a Ucrania”. Pero el linchamiento mediático contra Rusia no era suficiente para generar el terror en la población mundial ya que los medios informativos rusos comenzaron a repeler los ataques a través de distintas plataformas de internet y fueron ganando terreno gracias a que estas daban una perspectiva mucho más acertada acerca de lo que realmente estaba pasando entre Rusia y Ucrania. Pero comenzó la censura: YouTube bloqueó a nivel mundial los canales de RT y de Sputnik News.
Ahora es necesario plantear preguntas y responderlas para hacernos claridad sobre quién es el malo y quién es el bueno en la “guerra” Rusia-Ucrania.
Primera: ¿Cuál es la razón de fondo para que Rusia iniciara la operación militar en Ucrania? Porque Ucrania violó, con ayuda de Estados Unidos los acuerdos de Minsk, porque las fuerzas de la OTAN se estaban acercando a las fronteras de Rusia para plantar bases de misiles para un enfrentamiento directo contra Rusia y para desnazificar al ejército ucraniano, es decir, eliminar las ideas del nazismo que retomaron los Estados Unidos y que han impulsado desde el interior de Ucrania.
Segunda: ¿Quién se ha debilitado en esta “guerra”? Aunque Joe Biden comenzó a implementar sanciones contra Rusia y obligó a la Unión Europea a romper relaciones de todo tipo con este país, la realidad ha demostrado que la economía rusa no se ha debilitado como Biden lo había soñado, al contrario, Rusia se ha fortalecido económica y militarmente, además de estrechar relaciones con los Brics; de que ha venido trabajando para la expansión de este organismo y de que ha demostrado su apoyo a los países africanos que se han levantado contra el colonialismo francés.
“Con sanciones económicas y llamando a una defensa colectiva del orden internacional, Estados Unidos intentó castigar a Rusia con dolor económico y exilio político. El objetivo era ver a empresas y países cortar sus lazos con Moscú. Pero dos años después, Putin no está tan aislado como esperaban los funcionarios estadounidenses. La fuerza inherente de Rusia, arraigada en sus vastos suministros de petróleo y gas natural, ha impulsado una resiliencia financiera y política que amenaza con sobrevivir a la oposición occidental. En partes de Asia, África y América del Sur, su influencia es tan fuerte como siempre o incluso está creciendo. Y su control del poder en casa parece más fuerte que nunca” (“La campaña estadounidense para aislar a Rusia muestra límites después de dos años de guerra”, The New York Times, 22 de febrero de 2024).
Tercera: ¿Quién es el verdadero verdugo en esta “guerra”? Rusia ha actuado con mesura ante todas las provocaciones de la OTAN y Estados Unidos está utilizando a Ucrania para hacerla quedar como la víctima. El verdadero verdugo es Estados Unidos, que desde hace décadas ha intentado adueñarse por las malas de los recursos naturales rusos, recordemos que:
“En 1992, apenas un año después del derrumbe de la URSS, Walter Russell Mead, destacado académico norteamericano, escribió en el World Policy Journal una propuesta… para la política estadounidense después de la guerra fría” en la que sugería “que Estados Unidos adquiriera Siberia de la empobrecida nación rusa y lucrar ‘privatizando los vastos yacimientos de recursos naturales’. Esta área contiene algunas de las reservas más valiosas de petróleo, gas natural, diamantes y oro del mundo. Contiene vastos recursos madereros y enormes reservas minerales. Todos estos recursos valen más como parte de Estados Unidos que de Rusia” (WSWS, 29 de enero 2022).
La ambición del imperialismo yanqui es tan grande que a Ucrania le ha destinado un gigantesco recurso económico. De acuerdo con el portal de estadísticas es.statista.com Estados Unidos le ha brindado a Zelenski 24.03 millones de euros en ayuda financiera y 42.22 millones de euros en ayuda militar, además de 77.18 millones de euros en lo financiero y 5.6 en lo militar por parte de Instituciones de la Unión Americana.
Los resultados de esta “ayuda” ya los vimos en la segunda pregunta. Pero lo más destacable es la verdadera cara que el imperialismo está mostrando al mundo, pues ahora financia el genocidio de Israel contra Palestina.
El portal france24.com publicó el 13 de febrero el texto titulado “EE. UU.: Senado aprueba millonario paquete de ayuda para Ucrania e Israel; el destino en la Cámara es incierto”, en el que dice que:
“El Senado estadounidense aprobó a primera hora del martes 13 de febrero un paquete de ayuda de 95 mil 300 millones de dólares para Ucrania, Israel y Taiwán (…) la legislación proporcionaría 14 mil millones de dólares para la guerra de Israel contra Hamás, 8 mil millones de dólares para Taiwán y sus socios en el Indo-Pacífico para contrarrestar a China, y 9 mil 200 millones de dólares en ayuda humanitaria para Gaza”.
Los seres humanos debemos reflexionar sobre todo esto. Debemos quitarnos esa vieja idea de que Estados Unidos es la manifestación de la verdadera democracia y libertad: Estados Unidos no es el “sueño americano” y se ha convertido en una pesadilla de la que no puede librarse ni él mismo.
Estados Unidos debe salvar a los propios Estados Unidos, pues sus crisis económicas, de salubridad y políticas evidencian que este país se encuentra en el limbo, pero que es capaz de arrojar a los demás países con tal de salvarse; el imperialismo estadounidense ya no tiene nada que ofrecerle al mundo, más que sometimientos de presidentes para favorecer sus intereses, invasiones, guerras, genocidio, etc. ¿Esto queremos para el mundo y las futuras generaciones?
Debemos ver y retomar el ejemplo de cómo otros países pugnan por un mundo mejor en que todos los pueblos puedan vivir en armonía y en constante apoyo para lograr un pleno desarrollo para los ciudadanos.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario