Con el trabajo organizativo y político que realizamos en los diversos sectores de la sociedad, los cuales involucran a los trabajadores, hemos podido constatar que la situación en el país tiende a agravarse, a complicarse en virtud de los intentos que el sistema, con todo su poder y con todas sus relaciones, hace para superar la crisis económica en la que vivimos. El gobierno decidió ser más congruente con el capitalismo, esto a raíz del final de la Revolución Mexicana que trató de homogeneizar al capitalismo.
No puede haber un capitalismo que sea universal y justo al mismo tiempo; y entonces, si eso es imposible, tenemos que voltear los ojos hacia un sistema que contemple la distribución equitativa entre los habitantes del planeta
Con la derrota de Francisco Villa y Emiliano Zapata quienes encabezaron un proyecto popular, el país se enfiló hacia las manos de la burguesía rural y urbana, es decir, se inclinó hacia un sistema capitalista. Sin embargo, la fuerte presencia de las masas populares en la Revolución mexicana tuvo, necesariamente, que ser tomada en cuenta para compartir el poder político (el gobierno) como el económico, lo cual trajo como consecuencia que no fuera un capitalismo clásico y una economía de mercado para tener ganancias y autorregularse, situación que se mantuvo por mucho tiempo.
En los últimos sexenios la difícil situación de la economía mexicana fue obligando a la clase en el poder a tomar medidas drásticas. Después de varios intentos de reformas económicas fallidas, se llegó a la conclusión de que para que México tuviera un capitalismo fuerte y exitoso, se tenían que barrer los vestigios de carácter populista que la Revolución mexicana insertó y sembró dentro del esquema económico, político y social del país; desde el punto de vista de organización, la modernización y la política que se llevaron adelante, tenían como objetivo fundamental hacer de México un país capitalista, congruente con el sistema económico de mercado.
Es por eso que se termina con la empresa estatal; acabar con la política obrera tutelar que venía siguiendo el sistema; acabar con los subsidios a los productos básicos que consumía la gente; acabar con el subsidio al transporte público, reducir al mínimo los apoyos en la medicina social, eliminar el ejido, es decir, la propiedad comunal que no podía venderse ni hacerse propiedad privada.
Para hacer un México más capitalista, la manera que encontró fue a través de un mayor contacto con la economía mundial e imperialista de Estados Unidos. Lo cual trajo repercusiones en el terreno político como el social. La tan sonada modernización implicó también entregar la economía nacional al imperialismo nacional y mundial, porque se esperaba que de allí surgieran los recursos, la tecnología y la orientación empresarial para construir en el país empresas modernas y rentables. Eso lo han venido haciendo en todo el país. Así como ser un apéndice del imperialismo.
Por lógica, la situación para los pobres no es de opulencia, sino al contrario, un drástico empobrecimiento de las masas, un aumento acelerado de obreros y de su pobreza; un claro manejo dictatorial de las decisiones que se toman en el país, hasta el punto de la militarización, eso lo hace la clase poderosa para mantener el control del poder en sus manos. De eso se deduce que la miseria económica y la transformación radical de la mentalidad de la gente, porque un sistema tan ferozmente capitalista tiende a convertir a las personas en individualistas y egoístas, implantándoles la idea de que se debe preocupar sólo por sí mismo y no del amigo, el vecino, el hermano; están en feroz competencia con uno mismo por un cargo público, se ve una total disgregación de la sociedad, una individualización del ser humano, eso aumenta con la llamada tecnología, (celulares, tv, etc); así también hay un agravamiento en las condiciones materiales, espirituales, y sobre todo anímica mental para organizarse como uno solo y resistir esa embestida que el capital introduce en la conciencia de la gente, imposibilita a los individuos para que vean al otro como su hermano y formen, entre todos, agregados sociales para resistir y defenderse del monstruo que es el capitalismo.
Porque el capitalismo finca su éxito, en la explotación del trabajo de unos cuantos hombres y de unos países, de esa manera no sólo explota al hombre, sino también lo empobrece en el terreno económico, físico y espiritual; esa es la razón de que haya tantos drogadictos, gente sin deseos de superarse, que se dejan llevar por la música que sólo los degrada; todo mundo debe tener claro esto, porque de lo contrario es presa fácil de manipulación.
Sabedores de que el capitalismo no es eterno y, tarde o temprano cae en sus contradicciones económicas y va cavando su propia fosa.
Independientemente de que haya retrocesos y tropiezos en la lucha social en el mundo, no puede haber un capitalismo que sea universal y justo al mismo tiempo; y entonces, si eso es imposible, tenemos que voltear los ojos hacia un sistema que contemple la distribución equitativa entre los habitantes del planeta; para llegar a esto tenemos que cambiar de conducta, tenemos que tener otro espíritu de lucha, porque hay que crear una organización verdaderamente combativa que responda a las masas y antes que el capitalismo las siga disgregando haciéndolas más egoístas, de hacerlas “polvo humano” como decía Trosky.
Aunque nuestra tarea parezca desfasada, es la realidad que nos está urgiendo una organización de masas, que sea combativa, enérgica y sobre todo, que tenga claro hacia dónde va la lucha social.
Ahora más que nunca, es necesario que nos pongamos de pie, que tomemos conciencia de lo que está pasando en el país y de los riesgos que amenazan a la población. No basta con querer, sino ser parte del ente social que se ponga a la cabeza con toda la actitud como verdadero luchador social; para ello invito a la juventud “divino tesoro” y a todos aquellos (obreros, colonos, amas de casas, profesionistas y campesinos) que quieran un país mejor para todos, a ser parte de esta inmejorable organización.
Hay que luchar por una patria más justa y no de “engañitos” sino una real y distinta, que distribuya la riqueza entre los mexicanos y que nadie sea extremadamente rico ni extremadamente pobre. Para lograrlo necesitamos ser una fuerza social conformada por el pueblo unido, consciente y combativo, dispuesto a alcanzar un bienestar social, encabezada por el Movimiento Antorchista Nacional
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