Se tiene claro que la educación integral de calidad es el eje transformador que genera desarrollo en una sociedad, por ello todos los Gobiernos toman la bandera de la educación y resaltan sus impactos positivos que genera en lo individual y en lo colectivo.
Desgraciadamente, en muchos casos sólo se queda en buenas intenciones de los discursos o, cuando mucho, en un fracasado intento. Como es costumbre, sexenio tras sexenio, las autoridades educativas planean, diseñan, copian, aplican y evalúan reformas superficiales, parciales y erróneas en los planes y programas, arrojando resultados desastrosos o poco significativos, quedando muy distantes los resultados de los objetivos trazados inicialmente.
Así nos la hemos pasado ensayando sexenio tras sexenio, y el que está por terminar no es la excepción. A la vista de todos están los escasos éxitos educativos de la 4T.
El sistema educativo por décadas ha venido de más a menos; últimamente, los factores que han influido negativamente, como la pandemia y la reforma educativa han abonado a la agudización del rezago educativo.
Los discursos gubernamentales, cuando describen, explican y evalúan algún aspecto de un fenómeno social, deben ser contrastados con la realidad, que es la última prueba de verdad, para medir y evaluar la objetividad del proyecto.
El sistema educativo por décadas ha venido de más a menos; últimamente, los factores que han influido negativamente, como la pandemia y la reforma educativa han abonado a la agudización el rezago educativo histórico, provocando estragos que más adelante se convertirán en crisis.
Una de esas consecuencias son los bajos resultados obtenidos en las pruebas aplicadas por algunos organismos nacionales e internacionales que evalúan el desempeño educativo en varios países.
Por primera vez, se evaluaron las capacidades creativas de los alumnos de quince años y se pusieron a prueba sus capacidades en matemáticas, ciencias y comprensión lectora.
Los test se hicieron a estudiantes de 64 países, miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). La prueba realizada por el Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA) incluyó cuatro campos: expresión escrita, expresión visual, resolución de problemas sociales y problemas científicos.
Los estudiantes participaron en actividades abiertas, que tenían opción a múltiples respuestas correctas o distintas soluciones no convencionales. Comprendemos el pensamiento creativo como “la capacidad para participar de forma productiva en la generación, evaluación y mejora de ideas que pueden dar lugar a soluciones originales, eficientes y eficaces, generando avances en el conocimiento y expresiones impactantes de la imaginación”, para realizar un trabajo creativo, innovador y desarrollador, con una actitud flexible que puede concretarse con la práctica y manifestarse de forma razonable en un contexto cotidiano.
México obtiene 29 puntos, quedando por debajo del promedio de los países de la OCDE en pensamiento creativo de prueba PISA. El porcentaje promedio fue de 33 puntos, obteniendo un resultado menor al promedio de los países de la OCDE.
Esto fue en la generación de ideas creativas, la implementación y evaluación de estas ideas, resolución de problemas sociales y problemas científicos.
Los resultados también mostraron que las niñas, más que los niños, estuvieron de acuerdo en que es posible ser creativo en cualquier tema y no solo en los relacionados con la expresión artística.
Los resultados mostraron que un factor que influye en la diferencia de puntajes de pensamiento creativo entre los estudiantes es el ingreso económico: en todos los casos, aquellos que pertenecen a familias con mejores ingresos o más estables económicamente, obtuvieron puntajes mayores.
México lleva quince años a la baja en la prueba PISA, entre reformas educativas, recortes financieros y la pandemia. Los países que obtuvieron las mayores puntuaciones, entre 41 y 34 puntos, fueron: Singapur, Corea del Sur, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Estonia, Finlandia, Dinamarca, Bélgica, Polonia y Portugal.
Los países con mayor puntaje fueron: Singapur con 41 puntos sobre 50, seguido de Corea del Sur (38), Canadá (38), Australia (37), Nueva Zelanda (36), Estonia (36) y Finlandia (36).
Las autoridades políticas y educativas encargadas de llevar las riendas de la educación en estos momentos deberían cuestionarse cuáles son las causas profundas y estructurales que no permiten convertirnos en una nación con educación de calidad para todos, que nos lleve a estar a la altura de las mejores del mundo.
Llevamos décadas, sexenio tras sexenio, aspirando a que un día se transforme y cambie para bien la educación de nuestro país. Pero con la reforma educativa que se está implementando la 4T no llegaremos lejos y no habrá cambios significativos; solo seguiremos igual o peor.
Ya nos lo reprocharán las futuras generaciones, que no fuimos capaces de hacer una verdadera revolución educativa.
Los resultados que arrojó la prueba PISA revelan las décadas de atraso educativo en nuestro México, situación que ya conocemos y nos debe preocupar y ocupar a todos. Mientras no se tengan detectados los problemas históricos y estructurales que afectan al sistema educativo nacional, al mismo tiempo estudiados por verdaderos científicos en la materia, rediseñando de forma integral cada una de las partes del actual sistema educativo, eligiendo un programa surgido de nuestras propias entrañas, necesidades, metas y modelo de ser humano que aspiramos formar, acorde con las exigencias, necesidades y prioridades del mundo actual, siempre anteponiendo los intereses colectivos al individual.
Ya nos dimos cuenta que copiar modelos educativos, aplicar reformas superficiales y dejar en manos inexpertas las riendas educativas nos saldrá muy caro. Al final, los resultados hablan por sí solos de la realidad educativa y social que estamos viviendo.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario