Una de las promesas de campaña de Andrés Manuel López Obrador, en 2018, y que pegó entre la población humilde, fue el de acabar con la corrupción tolerada por funcionarios de gobierno. Él llegó a decir que ese problema, la corrupción en el aparato de gobierno, era el principal problema de México y el causante de la pobreza. Explicaciones falsas que buscan desviar la atención sobre las verdaderas causas de la pobreza.
El Movimiento Antorchista Nacional sostiene que el principal problema es la injusta distribución de la riqueza social y el modelo económico que la genera. El planteamiento de acabar con la corrupción, influyó en la decisión del voto en 2018, pues la corrupción es un problema real que hace un daño enorme e indigna a los mexicanos. Pero como veremos, la corrupción en el aparato de gobierno de la 4T no ha sido erradicada, sino todo lo contrario: está más presente que nunca.
A cinco años del mandato de AMLO, la corrupción sólo ha quedado en la retórica, y ahí está el caso más sonado, no es el único, hay que aclararlo, Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), organismo creado por él mismo en 2019, donde, según informan los medios de comunicación, hubo un desfalco de miles de millones de pesos en el que estuvieron involucrados funcionarios públicos de ese organismo y empresas privadas, reales y de fachada.
Sin embargo, algo raro, juzgue usted, amigo lector, el exdirector de Segalmex, en el periodo en que se cometió tal desfalco, Ignacio Ovalle Fernández, parece estar libre de toda culpa, ya que tiene la protección del señor del Palacio Nacional. Este angelito, protegido por el manto presidencial, fue director de Conasupo entre 1888 y 1990. Un detalle, él fue quien compró e introdujo en México leche en polvo contaminada con radioactividad proveniente de Irlanda (en ese entonces estaban presentes los efectos del desastre de la planta nuclear de Chernobyl), la cual no se vendía en Europa y nadie la quería. Ya hay varios funcionarios en la cárcel y con procesos penales en curso; pero a Ovalle Fernández nadie lo toca por el desfalco que hizo en Segalmex porque según AMLO actuó con ingenuidad y es “una buena persona”.
El propio presidente tuvo que salir en su mañanera del 29 de junio de este año a explicar el cochinero de Segalmex. Empezó su intervención diciendo: “Vamos a informar sobre el fraude de Segalmex. Es un hecho muy lamentable; el caso de corrupción más escandaloso, y considero que el único que hemos enfrentado durante nuestro gobierno”. En seguida se cura en salud diciendo: “Y como no queremos que quede ninguna mancha porque este gobierno no lo permite, no tolera la corrupción, ni la impunidad; porque somos distintos. No pertenecemos a los neoliberales o neoporfiristas, cuyo distintivo principal ha sido la corrupción, y no queremos que esto se quede sin ser aclarado completamente. Nos dolió mucho este fraude…”
El monto del desfalco en Segalmex (no ha sido precisado todavía), pero se hablaba en un inicio de alrededor de 15 mil millones de pesos (la Auditoría Superior de la Federación señaló en 2021 observaciones por 14,268 millones de pesos) y hoy se habla de que sólo fue de alrededor de 9,500 millones de pesos.
Para operar la estafa, según El Economista (30/06/2023), “Segalmex y Ovalle: los cuentos y las cuentas”. “… se simularon compras de plaguicidas, abonos y fertilizantes por 50 millones de pesos. Se adquirieron 34 millones de costales de propileno que no fueron recibidos y quizá nunca existieron. Se simuló la compra de tarimas por las que se pagaron 67.2 millones de pesos”. Así hasta alcanzar miles de millones de pesos desviados a cuentas personales.
Indignación causa este fraude en Segalmex; en un país en el que una buena parte de la población padece hambre, enfermedad, miseria. Donde la gente humilde, sobre todo los campesinos, no tienen que llevarse a la boca por el abandono en que se tiene al campo mexicano. Segalmex se supone debía ser, (de lo cual está muy lejos, pero muy lejos), el organismo “que busca la autosuficiencia alimentaria en los cuatro granos básicos (maíz, trigo, arroz y frijol) y leche, fomentar el desarrollo económico y social del país”, y creado para mejorar la alimentación de la población más desfavorecida. Pero ya vemos que no es tal; fue, y seguramente lo sigue siendo, un nido de ratas de dos patas.
El problema principal en México es la injusta distribución de la riqueza social. Para lograr un cambio necesitamos una nueva clase en el poder, una clase que sea la representante verdadera y genuina de los que producen la riqueza, los trabajadores, para que se dé una justa distribución de lo que se produce. Un gobierno de los pobres y para los pobres acabaría verdaderamente con toda la corrupción, en el que Segalmex es sólo un caso visible.
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