Estamos por terminar el año 2023: vienen el Día de Muertos, las fiestas decembrinas, y con ello, todos los gastos y deudas que asfixian a los pobres de este país. Y como último clavo, se viene la dura cuesta de enero que se agudizará con los recortes presupuestales a cargo del gobierno federal de extracción morenista.
La desigualdad social en nuestro país crece día con día; cada vez se eleva el número de desempleados, que ya se cuentan por millones. El gobierno de la 4T afirma que apoya incansablemente a las mujeres mexicanas; sin embargo, ha desaparecido el subsidio para el programa de detección de cáncer de mama, las guarderías infantiles han tenido que cerrar por falta de recursos para su funcionamiento dejando a millones de madres trabajadoras sin opción de atención para sus hijos. Es enorme el número de jóvenes y niños que abandonan los estudios por tener que trabajar.
Y como ejemplo, basta un botón, en Morelos 350 mil personas no tienen acceso a los servicios de salud; 627 mil a la seguridad social; un millón 180 mil no cuentan con calidad en los servicios y espacios de la vivienda y 481 mil personas no tienen acceso a la alimentación nutritiva y de calidad.
Los morelenses estamos viviendo un drama que a la clase en el poder no le interesa resolver, ni al gobernador del estado, ni a los partidos políticos, ni a los diputados o senadores. Simplemente el estado de Morelos está ubicado en el último lugar de desempeño gubernamental por estadísticas oficiales, manteniendo comunidades carentes de servicios elementales debido a la indiferencia e insensibilidad del gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo, mismo que juró proteger y brindarle bienestar al pueblo.
El próximo año estaremos pisando terrenos del peleadísimo proceso electoral, y esos personajes insensibles que hoy nos cierran la puerta en la cara, nos buscarán en nuestros pueblos con la intención de conseguir el voto ciudadano.
La prueba que contradice sus promesas son las diarias manifestaciones de todos los sectores sociales que se presentan a las afueras del Palacio de Gobierno en la ciudad de Cuernavaca, buscando solución a las diferentes y justas demandas que anuncian carencias en los ámbitos de salud, empleo, educación, obra pública, apoyos para el campo etcétera.
Pero como dice el viejo refrán "no hay mal que dure cien años ni enfermo que los aguante" así que es imprescindible no olvidar que el próximo año estaremos pisando terrenos del peleadísimo proceso electoral, y estos personajes insensibles que hoy nos cierran la puerta de sus oficinas en la cara, serán los que nos busquen en nuestros pueblos con la intención de conseguir el voto ciudadano.
El pueblo morelense debe saber que tiene potencial y una capacidad de inteligencia incomparables. Los morelenses debemos entender que somos el futuro de México y de la sociedad. Sólo Antorcha se preocupa por inculcar en el pueblo el gusto por el deporte, el arte y la cultura; a convivir en colectivo y, sobre todo, inculca el espíritu de unión, fraternidad y lucha incansables.
Debemos sembrar la semilla de la conciencia en todo aquel que sea víctima de esta terrible situación de miseria, organizar a los pobres de Morelos y alentarlos para que sean partícipes de ir en busca de un futuro mejor para ellos, para sus familias y para todo el aparato social, y para eso deben estar dispuestos a luchar hombro con hombro; así como lo ha demostrado Antorcha a lo largo y ancho del país por más de 50 años.
Los ciudadanos debemos organizarnos y exigir los derechos de todos los morelenses. Ya basta de permanecer indiferentes: ha llegado el tiempo de alzar la voz y exigir el cumplimiento de las promesas de campaña y de gobierno. Exigir que se cumpla con los Derechos Humanos plasmados en nuestra Constitución política.
El Movimiento Antorchista sostiene que es posible cambiar esta realidad, pero sólo puede lograrlo un pueblo consciente y educado; capaz de ser crítico y organizadamente luche un día y el otro también para denunciar a los malos gobiernos; que tenga la capacidad de formar un verdadero partido político que salga de las entrañas del mismo pueblo: ese partido debe ser el Partido Antorchista.
Por eso debemos crecer: para que seamos un gigante invencible que garantice el verdadero bienestar de las mayorías. Esa es la invitación: la realidad así lo exige y juntos podemos lograrlo.
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