Guerrero, uno de los estados más pintorescos de México, se enfrenta a una cruda realidad que ha marcado el destino de miles de niños y niñas: la pobreza infantil y la explotación laboral.
Según datos de Unicef y el Coneval, aproximadamente el 70 % de los menores en Guerrero viven en pobreza, una cifra alarmante que debería resonar en todos los rincones del país.
La falta de acceso a servicios básicos como educación, salud y vivienda digna, combinada con la presencia de grupos delictivos y la violencia rampante, crea un clima propicio para que los niños y niñas sean explotados laboralmente.
A pesar de los llamados de organismos nacionales e internacionales para reforzar las políticas públicas y los programas destinados a la niñez vulnerable en Guerrero, la situación sigue siendo precaria.
Desde las actividades agrícolas hasta la minería ilegal y los trabajos domésticos en condiciones cercanas a la esclavitud, los menores guerrerenses se ven obligados a trabajar desde edades tempranas, enfrentando jornadas extenuantes y ambientes insalubres.
Las zonas rurales e indígenas son las más afectadas por esta cruel realidad. Decenas de miles de niños y niñas se ven atrapados en un ciclo interminable de pobreza, negándoles la oportunidad de un desarrollo pleno y digno.
A pesar de los llamados de organismos nacionales e internacionales para reforzar las políticas públicas y los programas sociales destinados a la niñez vulnerable en Guerrero, la situación sigue siendo precaria.
El panorama se torna aún más desolador al observar el ámbito nacional. Durante los cinco años y cuatro meses del gobierno morenista de la 4T, los niños, niñas y adolescentes del país han sufrido un deterioro significativo en su calidad de vida.
Los recortes presupuestarios en áreas vitales como la alimentación, la salud y la educación han dejado a millones de menores en una situación de vulnerabilidad extrema.
En el transcurso de 2023, más de 2 mil niños fueron víctimas de la violencia que azota al país, mientras que más del 20 % de la población infantil carece de acceso a una alimentación nutritiva y más del 42 % no puede acceder a servicios de salud adecuados. Estas estadísticas son un claro llamado de atención para las autoridades, tanto a nivel estatal como federal.
La protección de la niñez no puede seguir siendo una promesa vacía. Es hora de que las autoridades actúen con determinación y urgencia para garantizar un futuro digno para todos los niños y niñas de Guerrero y de México en su conjunto.
La inversión en la infancia no sólo es una cuestión de justicia social, sino también una inversión en el futuro de toda una nación.
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