El pasado 17 de agosto, Andrés Manuel López Obrador arremetió contra los antorchistas, calumniándonos por enésima vez al afirmar que recibieron miles de millones de pesos del erario. La lógica elemental, para cualquier ser racional, indica que esta acusación sin pruebas no merece ni siquiera la más mínima argumentación. No es más que una estratagema de las que conforman la cortina de humo con que engaña a millones de mexicanos.
Ante el escandaloso fracaso de su gobierno, el presidente sostiene su aceptación con el supuesto combate a la corrupción que, según él, surge del modelo neoliberal al que le atribuye todos los males económicos, políticos y sociales que afectan a
confunde las causas con los efectos, se desmantelaron instituciones y se crearon otras sin un proyecto claro y preciso, colocando al frente de ellas y de las nuevas, a personas con las que comparte filiación política e ideológica, sin que tuvieran
desempeñar esos cargos; además, se eliminaron programas sociales y se crearon otros con criterios políticos al servicio del obradorismo.
Los resultados son tan desastrosos que saltan a la vista. En el combate a la pobreza, el gobierno de López Obrador ha fracasado estrepitosamente, pues según el CONEVAL, de 2018 a 2020, los pobres aumentaron en más de 5 millones; la inseguridad y la violencia han aumentado a grado tal, que van casi 130 mil homicidios dolosos y más de 30 mil personas desaparecidas y el país está literalmente en llamas debido a la pueril política de abrazos no balazos.
La corrupción ha escalado escandalosamente, por ejemplo, los hermanos del mandatario fueron captados en video recibiendo dinero para sus campañas políticas, el Tren Maya y la Refinería de dos Bocas rebasan por miles de millones de dólares sus estimaciones iniciales y se inauguraron sin que sean funcionales aún o, el caso reciente de SEGALMEX, que según diversas auditorías, presenta faltas de más de 9 mil 500 millones de pesos. Y la lista sigue.
Éstos y otros ejemplos demuestran que no se está transformando nuestro país, que la Cuarta Transformación es una estrategia que se diseñó por un sector de los grupos de poder en nuestro país, aprovechando la inconformidad de la sociedad mexicana con la insultante corrupción de la clase política mexicana, que ha dado lugar al enriquecimiento de los gobernantes en turno, en claro contraste con la creciente pobreza en las capas populares.
La 4T se sostiene de acciones organizativas a partir de un grupo cerrado de morenistas que esgrimen un planteamiento ideológico que en los hechos excluye a las masas populares, pues el combate a los llamados intermediarios, es en realidad un combate contra líderes y miembros de organizaciones y de asociaciones de la llamada sociedad civil.
Es decir, el obradorismo impide la organización independiente del pueblo, pues su ideología paternalista está basada en una concepción pasiva e inmovilista de las masas, de quienes se espera que solo respondan a los llamados de Obrador y su ejército de redentores, que les traerán beneficios sin que tengan que movilizarse, más que para apoyar la continuidad del obradorismo en el poder, so pena de perder los apoyos obtenidos.
El proyecto político de la Cuarta Transformación que intenta adormecer a las clases populares, se sostiene de dos formas, primero, con la imagen que el presidente se ha hecho en los recorridos por todo el país en escenificaciones que lo ha mostrado como un político muy cercano al pueblo y, segundo, con el control de los medios de comunicación en el escenario de sus conferencias matutinas en que coloca el discurso del combate a la corrupción del modelo neoliberal.
Los antorchistas sostenemos que no es casualidad que nos ataque. Es, precisamente la aceptación popular con que contamos la que lo motiva, la resistencia a sus ataques y calumnias, pues somos la única organización de carácter nacional, con estructura organizativa y financiera formadas y pulidas a lo largo de casi 50 años, que nos han permitido elaborar un proyecto de país que ha caminado del terreno de las ideas y las propuestas, a probarse en los hechos, con la transformación de importantes municipios urbanos y rurales, desarrollándolos como centros poblacionales integrales en los que hemos impulsado el empleo, la seguridad, la salud, la educación, el deporte y la cultura, lugares que son ejemplo de progreso a nivel nacional, para lo cual tenemos pruebas y no solo saliva, como los morenistas.
Por ello, porque los antorchistas fuimos los únicos que, con voz clara y fuerte, sostuvimos que Morena no era la solución para México y porque no solo resistimos los embates, sino que, incluso, nos sostenemos en toda la geografía nacional como la única voz que denuncia y desnuda con valentía y con fuerza real, al fallido gobierno de la 4T, pero sobre todo, porque no reducimos nuestra actividad política simplemente a denunciar y criticar, sino que influimos en la sociedad con propuestas reales de solución a los fracasos morenistas, por eso hoy somos el blanco principal de los ataques del presidente, porque sin que lo acepte, ve en nosotros a la verdadera oposición a su proyecto al servicio del gran capital, para lo cual es peligroso que organicemos, eduquemos y llevemos a la lucha a las masas populares de nuestra patria.
Sostenemos, además, que la insistencia de militarizar al país es la preparación del grupo de poder que está detrás de la 4T, para contener con la fuerza del estado a las masas populares que día a día y con el creciente aumento de las contradicciones económicas, políticas y sociales, se van dando cuenta que el de Obrador es en los hechos un gobierno en contra de los intereses del pueblo que dice defender.
Por lo tanto, invitamos a todas las fuerzas sociales progresistas y a todos los sectores afectados por las políticas fallidas del obradorismo, a que reaccionemos a tiempo, a que nos preparemos mediante nuestra organización masiva a contener los intentos autoritarios del gobierno militarista que se está instalando en 'México. Porque la realidad se transforma con hechos y no con discursos.
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