Andrés Manuel López Obrador no se ha cansado de decir que tendremos, por la 4T, un sistema de salud a la altura del de Dinamarca u otros países desarrollados. Sin embargo, la triste realidad nos dice que millones de mexicanos no tienen acceso a la atención médica, y los que la tienen, es de mala calidad.
La población que se ve afectada por esta desatención a la salud es la humilde, o sea, la inmensa mayoría de los mexicanos que no cuentan con los recursos económicos para atender sus problemas de salud en hospitales privados que son muy costosos.
Lo anterior se ha agravado durante la presente administración federal, ya que con la bandera de la austeridad republicana se hicieron recortes presupuestales, particularmente al sector salud y también se acabaron con programas que algo ayudaban a aliviar los problemas de salud de la población más vulnerable, como el Seguro Popular.
Un hecho que saltó a los medios de comunicación y que golpea a la cara de la política de salud a la 4T -que en última instancia es el responsable, ya que es el que recorta el presupuesto con su austeridad republicana-, fue el caso de la niña Camila Roxana de tan sólo tres años, quien ingresó en un Hospital Básico Comunitario de Salinas de Hidalgo, San Luis Potosí, por deshidratación severa, diarrea aguda y shock hipovolémico, y fue declarada muerta por un médico de ese nosocomio.
Ya en el velorio de la niña, los padres se percataron de que aún estaba viva, lo que fue corroborado por una enfermera de la comunidad La Herradura, Villa de Ramos, quien confirmó que Camila aún tenía signos vitales, por lo que la trasladaron nuevamente al Hospital de Salinas; desafortunadamente en el trayecto murió, al parecer, por un derrame cerebral ocasionado por permanecer tanto tiempo en el ataúd.
No se trata de hacer amarillismo barato, sino de darnos cuenta de que este suceso, como una gota que refleja al mundo, no tiene otra explicación de fondo en el hecho de que nuestro sistema de salud está en crisis: “Recortan el 22 por ciento a hospital: ni suero hubo para Camila”. “Servicios de Salud del Gobierno del Estado reconoció que se redujo casi un millón de pesos el presupuesto para este 2022 para el Hospital Básico Comunitario del municipio de Salinas de Hidalgo, pero justificó que el decremento de 5.4 a 4.2 millones de pesos, 22 por ciento, se debió a la entrega de insumos “en especie” (El Pulso, 25 de agosto 2022).
El que se haya dotado de insumos en compensación al recorte al presupuesto –según versión de las autoridades de salud– al Hospital Comunitario de Salinas, se contradice con lo que se dio en los hechos: “…en el segundo ingreso –de Camila–, el doctor Horacio Mares, ahora sí quería colocar suero y oxígeno (mismos que le negaron en la primera atención), pero carecían de él y lo tuvieron que buscar; su madre pidió el traslado a la capital potosina, pero minutos después la declararon muerta” (El Pulso).
De todo lo anterior, el caso de Camila que es solo uno entre miles, se desprende que se requiere un cambio verdadero en política de salud social en nuestro México, pero esto no se logrará con el actual gobierno de la 4T.
Bien dice el dicho bíblico “por sus hechos los reconoceréis”. Y la 4T ha demostrado que no gobierna para los pobres de México como lo vemos en la atención que le presta en el rubro de la salud, sino para los dueños del dinero. Urge que el pueblo tome conciencia y se decida de manera organizada, y por la vía democrática, a tomar el poder político del país.
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