El próximo 10 de abril será la consulta para la revocación de mandato del presidente, Andrés Manuel López Obrador; evidentemente es un ejercicio que para los mexicanos no es prioridad porque no es un evento que tenga que ver con la democracia, es solo un capricho del inquilino del palacio nacional para medir su popularidad.
A cualquier ciudadano le queda claro que sin propaganda el producto no se vende; en estos términos, el producto es Andrés Manuel López Obrador y la finalidad de la consulta es venderlo, y su venta depende de la propaganda, no de sus logros como gobernante.
El presidente y morena saben que necesitan propaganda y, qué mejor que utilizar los recursos públicos y no sus recursos; que por cierto en el caso de morena, para su ejercicio fiscal del presente año, tiene asignado de nuestros impuestos la escandalosa cantidad de: 1´716´197,062.00 (un billón, setecientos dieciséis mil millones, ciento noventa y siete mil, sesenta y dos pesos 00/100 m.n.), de acuerdo con datos del Instituto Nacional Electoral (INE).
Según la propaganda que difunde la asociación civil Que Siga la Democracia, el ejercicio de revocación de mandato es una promesa que AMLO hizo en campaña, por tanto, tiene que realizarse a como dé lugar.
Al ciudadano sensato, que se ha topado con esta propaganda en la calle, le queda claro que este ejercicio no es más que un evento propagandístico intenso. No hay espacio público que no esté tapizado de la propaganda que llama a votar por la opción de “que AMLO siga”. Utilizan para desplegar esta campaña recursos públicos, y no solo eso, esta maquinaria propagandística la encabezan los mismos funcionarios afines a López Obrador; participan y promueven la opción que le conviene al presidente.
En México, tiene ya bastante tiempo que se superaron estos desatinos. En su momento los constituyentes determinaron qué tiempo debería considerase el adecuado para que el aspirante ganador representara a los mexicanos como presidente de esta gran república. No establecieron los periodos presidenciales de 4 años y con la opción a la reelección como en los EE. UU, por ejemplo. En nuestro país, como consecuencia de nuestra historia reciente, la reelección de un presidente de la república esta proscripta. Consideraron que seis años era tiempo suficiente para hacer efectivas las propuestas con las que salieron a solicitar el voto de la gente.
Los mexicanos sabemos que cuando elegimos a un presidente del país es para que este dure en el cargo seis años, cualquier otra opción no sería la adecuada y generaría inestabilidad social.
Nuestra constitución es muy clara, en su artículo 83 dice que quienes salimos a votar el 6 de junio de 2018, sabíamos que quien resultara ganador sería presidente de México desde las cero horas del primero de diciembre de ese año hasta las 24 horas del día 30 de noviembre de 2024.
La estabilidad social a la hora de hacer cambio de gobernantes le ha costado mucho a México. No es razonable que un ejército de propagandistas con salario esté ocupado en engañar a la gente para que participe en esta consulta que ningún adversario de AMLO, como él los llama, grande o pequeño, ha solicitado.
Morena y sus gobernantes no saben eso y, se pasan la historia por el arco del triunfo. En estos días nos encontramos ante un aparato propagandístico descomunal, donde los únicos protagonistas son el presidente, sus funcionarios públicos, sus diputados, sus senadores y su partido oficial. Ningún ciudadano, ningún integrante de la cámara de diputados o senadores, adversario o no, ha solicitado la revocación de mandato para el presidente. El despliegue de activistas oficiales para promover esta consulta es insultante por lo desproporcionado y oneroso.
Con el pretexto de la revocación de mandato, se sigue mintiendo a la gente. Se repite hasta el cansancio que estamos ante un buen gobierno, que combate la corrupción, que trabaja con honestidad, que no hay aumento en el precio de los combustibles, que no existe fuero a funcionarios públicos y se eliminaron los lujos. La campaña para la revocación de mandato se ha convertido en una campaña intensa de promoción de los supuestos logros de la 4T.
La ratificación de mandato será otro fiasco igual al de que se juzguen a los expresidentes, y los morenistas lo saben, por eso no escatiman nada, están empeñados en sacar adelante este ejercicio a como dé lugar. Ahí está, como ejemplo, el papel que hicieron sus diputados y senadores que pidieron licencia de sus cargos, aprueban al vapor leyes que no pongan ninguna restricción a sus funcionarios oficiales en su abierta participación en este proceso electoral, ahora, sin ningún problema, pueden inducir el voto afín a sus intereses.
Para lo que realmente está sirviendo este ejercicio; es para seguir distrayendo, para obnubilar la mente de la gente para que no le dé atención y prioridad a los problemas que realmente interesan, por ejemplo: la seguridad sigue en crisis, la violencia está desatada y en estos días le toca otra vez a Michoacán ser el protagonista: hora reporta veinte asesinatos más en un solo evento.
Las consultas que promueve la 4T no aportan ningún beneficio al pueblo. Es insultante que se destinen cuantiosos recursos solamente para satisfacer el ego de un gobernante liliputiense mentiroso, que porque es presidente piensa que no tiene la obligación de demostrar con hechos y pruebas las afirmaciones que hace, afirmaciones que denigran y perjudican a ciudadanos u organizaciones que no han hecho otra cosa que manifestar públicamente opinión diferente a la oficial, pero que es fiel reflejo de la realidad de nuestro país; que no son simplemente “otros datos”.
Insisto: no caigamos en esta distracción. Los problemas que sigue reclamando el ciudadano común para que se les dé solución es la inseguridad, la falta de empleos bien remunerados, que no se siga incrementando la pobreza, que sea realidad un reparto más equitativo de la riqueza social.
¡No nos distraigamos con los caprichos del presidente! ¡No votes este 10 de abril!
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