Una de las obligaciones de los que tenemos la tarea de organizar y educar a los sectores más empobrecidos de nuestro país para que luchen por sus intereses de corto, mediano y largo plazo es estar al tanto de las movilizaciones, manifestaciones o paros que emprendan algunos trabajadores reclamando mejores condiciones laborales, así como productores de ciertas ramas de la producción, sobre todo los de la producción agropecuaria. Esto con el fin de sacar algunas lecciones de los resultados de su lucha.
Los que militamos orgullosamente en las filas del Movimiento Antorchista conocemos bien el sector campesino y no nos resulta ajena cualquier problemática del campo mexicano. Por ejemplo, las manifestaciones que realizaron productores de maíz ante la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) Jalisco, a fines del pasado mes de octubre, con el fin de exigir al gobierno estatal y federal apoyo económico para llegar a un precio justo en la comercialización del grano.
Los productores enfrentan una realidad que no puede resolverse sólo mediante subsidios; necesitan producir más y a menor costo para competir.
Los maiceros piden 6 mil 950 pesos por tonelada, debido a que las condiciones del mercado apuntan a un costo que no supera los 5 mil 300 pesos y, con este monto, los agricultores pierden.
Líderes del movimiento denominado “Amigos por el Campo en Jalisco” argumentan que ni el gobierno ni la industria han querido asumir la diferencia que los productores de maíz piden para llegar al precio justo de la comercialización, precio que es establecido por la bolsa de valores de Chicago y por el tipo de cambio del dólar.
Los productores refieren tener carteras vencidas del año pasado, es decir, deudas que no lograron pagar y que para volver a sembrar este 2024 tuvieron que volver a pedir prestado, por lo que, ante un panorama desalentador en el precio del maíz, han decidido manifestarse y pedir a los gobiernos federal y estatal que asuman la diferencia en el precio que el mercado no quiere pagar.
Esta situación echa abajo el discurso de los morenistas de que con su programa de precios de garantía resolverían el problema de la falta de precios justos, ya que ahora los maiceros de Jalisco enfrentan pérdidas y apoyos insuficientes.
Pero los agricultores no pueden esperar nada bueno del gobierno federal. Cuando el expresidente Andrés Manuel López Obrador eliminó el programa Agricultura por Contrato y Cobertura de Productos Agrícolas, que daban certidumbre a la comercialización de las cosechas excedentarias de maíz en México, el gobierno de Jalisco apoyó a los productores jaliscienses con una bolsa de 300 millones de pesos por los daños que dejó la sequía, pero la realidad es que no todos los productores de maíz del estado o los que se vieron afectados recibieron el apoyo.
De acuerdo con datos de la Sader, en Jalisco hay aproximadamente 120 mil agricultores dedicados a la siembra del maíz, y la bolsa de los 300 millones de pesos que destinó el gobierno del estado se repartió a 23 mil 578 productores y a 4 mil 39 pecuarios. Es decir, cerca de 97 mil productores quedaron fuera.
Sin embargo, a pesar de que la actual administración federal, encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum, haya elevado a rango constitucional los precios de garantía para productos básicos como maíz, frijol, leche, arroz y trigo, es seguro que este apoyo no será suficiente.
Los maiceros de Jalisco y del país seguirán teniendo problemas de comercialización, pues como ellos mismos refieren, el precio del maíz está sujeto a los precios internacionales, mientras que sus costos de producción son altos, una realidad que no puede ser resuelta mediante subsidios.
Resulta lógico que, para poder competir, tienen que producir más y a menor costo. Y para ello, se tienen que buscar y proponer soluciones a fondo.
La salida está en implementar una política integral de promoción a la productividad del campo mexicano que contemple acciones tales como:
Inversión en la construcción.
Modernización y conservación de todas las carreteras federales y estatales.
Caminos sacacosechas para abatir los costos por concepto de transporte de productos agrícolas y de insumos.
Garantizar la dotación de agua a la agricultura mediante la construcción.
Rehabilitación de la infraestructura hidráulica, como presas y obras de irrigación, entre otras medidas.
Pero el sector agrícola no puede librar ninguna lucha exitosa de manera aislada, desvinculado de los otros sectores y sin un plan previamente diseñado con objetivos claros y precisos.
El Movimiento Antorchista hace extensivo el llamado a los agricultores, en especial los pequeños y medianos, a incorporarse a sus filas y, junto con los mexicanos que conforman esta organización social, luchar por una patria más próspera y justa en beneficio de todos.
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