El pasado 10 de abril se consumó la revocación de mandato promovida por el propio presidente, Andrés Manuel López Obrador, funcionarios del gobierno y miembros del partido político Morena, un hecho por cierto muy sospechoso y contrario a la lógica elemental, porque la ley no establece que el presidente promueva su propia revocación, sino los ciudadanos inconformes o los partidos de oposición descontentos de su ejercicio del poder.
En nuestro país este ejercicio democrático, promovido por los del partido en el poder es ilegal, así los morenistas violan la ley, un día si y otro día también, pues desde un principio, en la recaudación de firmas ciudadanas para demandar la consulta se demostró que cerca del 25 por ciento de estas, resultaron falsas, según la evaluación del Instituto Nacional Electoral (INE), pero así superaron la cantidad mínima exigido por la ley, que en números redondos eran tres millones de ciudadanos.
En las principales ciudades del país, las calles se llenaron de anuncios, espectaculares con la difusión de la imagen del presidente acompañado de la frase “Que siga AMLO” violando tajantemente la ley electoral.
El presidente de Morena, Mario Delgado, y los morenistas destacados aseguraron en varias ocasiones, que los anuncios los habían pagado los ciudadanos, cosa que ni los de su propio partido lo creyeron.
El Registro Nacional de Electores (RNE) enlista a 92 millones 823 mil 216 ciudadanos, de los cuales era necesario el 40 por ciento de estos para que la consulta fuera vinculatoria; es decir, 37 millones 129 mil 286 mexicanos debían acudir a las urnas, para enviar a descansar a su casa al presidente. Según la ley de revocación de mandato, se requiere que vote en contra el 50 por ciento de esos 37 millones de ciudadanos.
Veamos el resultado: hubo una participación total de 16, 502, 636 mexicanos. Que se le revoque 1,063,209 (6.4 por ciento) que siga 15, 159, 323 (91.8 por ciento) y nulos 280, 104 (1.6 por ciento) ciudadanos. Los estados con más votación fueron Tabasco (35 por ciento), Chiapas (27.8 por ciento) y Campeche (27.6 por ciento). Con menos votación, Durango obtuvo (9.4 por ciento), Aguascalientes (9.3 por ciento) y Jalisco (9 por ciento).
El resultado está a la vista de todos; un fracaso más para el presidente, pues no acudió la mayoría de la gente, ni siquiera se acercó a los números de la elección de 2018 cuando le dieron el triunfo al mandatario, no le sirvió la amenaza de si no votas te quito los programas sociales, (pensión para adultos mayores, sembrando vida, becas), ni la operación de presidentes y gobernadores morenistas que movieron (acarrearon) a la gente para que votara a favor, o el embarazo de casillas.
Ante esto, a los antorchistas no nos queda otro camino que el que hemos seguido desde hace 48 años, el de educar y organizar al pueblo, de mantenernos unidos y luchando siempre por las necesidades más urgentes de nuestros pueblos y colonias, entender que los programas sociales no son la solucion definitiva, sino que alivian un poco nuestras carencias, pero no nos van a sacar de pobres, y más ahora que el Gobierno federal condiciona abiertamente a la gente con esos programas, para que vote por sus candidatos.
Ya iniciaron las campañas electorales, no nos debemos de sorprender con la cantaleta de siempre, hay que estar bien claros de que el dinero que manejan todos los gobiernos, desde el federal, estatal y municipal, es dinero de los impuestos que pagamos entre todos los mexicanos.
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