MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Represión y cinismo, la bandera del gobierno de AMLO

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“Ya no haya uno para dónde hacerse” … escuché decir, en días recientes, a una señora que, con los sucesos diarios en el estado y en el país, mantenía conversación con otra mujer en el transporte público. En la plática detonaba preocupación y hasta cierto enojo, ante la inseguridad, el alza de los precios de todo, la educación, y más cosas que se suman todos los días. 

Tiene razón, es una realidad que nadie puede negar ni tratar de ocultar. Concretamente, algo de lo que más lastima todos los días, ya en todos los rincones de México, es la violencia en todas sus presentaciones.

Y algo que tampoco se puede negar y también es grave, en opinión de la ciudadanía, es la represión que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, desde la cúpula federal, ejerce sobre quien o quienes no comulgan con su ideología y, además, identifican como un peligro para disolver esta misma ideología cargada de autoritarismo. Lo digo porque apenas, el reciente 13 de mayo, miembros del Movimiento Antorchista de Baja California Sur fueron injustificadamente detenidos por elementos policiales del Ayuntamiento de Los Cabos, encabezado por Óscar Leggs Castro.

¿Y qué hacían, se preguntará, amigo lector? ¿Los sorprendieron robando? ¿estaban violentando a terceros? ¿cometieron algún fraude? No, nada de eso. Los detuvieron por hacer arte, sí, interpretaban danzas folclóricas típicas de la región y de otros estados, mientras el semáforo de la avenida se ponía rojo y pedían cooperación voluntaria a los espectadores, una actividad económica agotante si consideramos las altas temperaturas de los estados del norte del país, pero que realizaban con ánimo y una sonrisa, pues lo colectado es a favor de la misma lucha que, día a día, requiere diversos gastos y que, como ya lo hemos dicho en ocasiones anteriores, nuestra organización, solventa sin la ayuda de ningún partido político u otra organización, algo que nos da autonomía y que fortalece los lazos de fraternidad entre cada uno de sus miembros. 

Aquí quiero destacar la irónica forma de gobernar de Morena, pues actos así, que no implican un hecho delictivo, tienen más relevancia para ellos y cargan el peso de la ley, cuando, por otro lado, la inseguridad y los homicidios de hombres y mujeres siguen aumentando cada día y con ello la impunidad y la falta de interés por evitarlos. 

Desde que comenzó la administración de Andrés Manuel López Obrador, en diciembre de 2018 y hasta febrero de este 2022, en México se han registrado más de 110 mil homicidios dolosos y 3 mil 100 feminicidios, rebasando así las 102 mil muertes violentas que se registraron en el gobierno de Felipe Calderón, y estamos cerca de los 123 mil que quedaron registradas en el sexenio de Enrique Peña Nieto. Y eso que aún faltan poco más de dos años de la 4T.

El promedio mensual de homicidios dolosos durante el gobierno de López Obrador incrementó en 40 por ciento respecto al sexenio anterior, bajo la administración de Peña Nieto, se reportaron en promedio dos mil 050 asesinatos por mes, mientras que con el gobierno de Morena es de dos mil 898. Debería haber ya, desde hace mucho, una estrategia bien planificada para abatir esto, que más que número grandes, son finalmente vidas de seres humanos que dejan una huella en sus seres queridos al ya no estar ausentes.

Sin embargo, no existe una estrategia bien planeada. Tan es así, que, en reiteradas ocasiones, el presidente de México ha dicho que la violencia no se combate con más violencia, sino por “abrazos, no balazos”, frase que pasará  a la historia por demostrar las nulas intenciones de querer frenar los homicidios dolosos y de enfrentar a los grupos del crimen organizado, todo ello mientras éstos se fortalecen cada vez más… más que el ejército, pues ahora tienen que huir de los atentados, mientras que López Obrador les aplaude la hazaña y dice que: "Cuidamos a los elementos de las fuerzas armadas de la defensa, de la Guardia Nacional, pero también cuidamos a los integrantes de las bandas; son seres humanos. Esta es una política distinta, totalmente distinta y que así piensa”.

Retomando el caso que conté al principio, de mis compañeros antorchistas de Baja California Sur, es mi deber informar también que finalmente, gracias al apoyo de todo el antorchismo nacional y la presión que pudimos ejercer a través de las redes sociales, fueron liberados al día siguiente, salvos y firmes en seguir denunciando actos similares que lamentablemente no son nuevos para nosotros, pues la represión ha existido desde que Antorcha empezó su camino a favor de los que menos tienen.

En el caso de la demencia del líder de la Cuarta Transformación, cada que habla y defiende su postura ante la terrible situación nacional, al pueblo debería quedarle claro que su mandato no tiene pies ni cabeza y que solo juega con la esperanza de la gente y con nuestra vida misma.

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