MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Recesión en la 4T, un mal necesario

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En la conferencia mañanera del 2 de febrero del año en curso, al cuestionarle sobre la contracción del 0.1 % de la economía mexicana informada por el Inegi, el presidente Andrés Manuel López Obrador, incomodo, espetó al periodista, que en México “no hay recesión técnica como señalan los expertos  que han de ser del ITAM”, y que el país está creciendo ya que en enero fue el mes “que más se creó empleo en los últimos 20 años” y que él es un “optimista” y que “imagínese un gobernante que no sea optimista”. Pero, ¿es verdad o no que estamos en una recesión o recesión técnica?

A muy grandes rasgos, la recesión técnica está relacionada con la recesión y la recesión con los ciclos económicos. Se llama ciclo económico “a los periodos de expansión y contracción que experimenta el nivel general de actividad de un país, hecho que ocurre en horizontes temporales de mediano plazo”. Se pueden distinguir cuatro fases del ciclo económico, "la expansión, donde se produce un incremento en la producción y los precios, y bajan las tasas de interés; la crisis, que suele comenzar por los mercados de capitales continuándose en quiebras bancarias y empresariales; la recesión, donde se produce una caída en los precios y la actividad con un aumento del desempleo y de las tasas de interés; y la recuperación, que comienza cuando las acciones se recuperan por las caídas en los precios y los ingresos” (Resico, 2010, p. 196).

Se define recesión “como una declinación importante en la actividad económica en el país que dura  unos meses y que es visible en la producción industrial, en el empleo, en el ingreso real y en las ventas al menudeo y al mayoreo”. Se produce recesión técnica cuando existe un decrecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) durante dos trimestres consecutivos o más. Esto significa que no hay crecimiento y más, al contrario, una disminución en “el PIB real, el ingreso real, el empleo, la producción industrial y las ventas mayoristas y minoristas” (el economista.com). La consecuencia inmediata para el pueblo pobre es: aumento del precio de los productos y pérdida del poder adquisitivo y, como resultado disminuye la posibilidad de crecimiento personal; aumento del costo total de nuestro consumo y la pobreza aumenta en número y calidad; aumento de la tasa de desempleo lo que implica que muchos son despedidos de manera injustificada y se pierde la capacidad para pagar créditos y préstamos.

El movimiento cíclico de la economía de mercado fue estudiado por los economistas clásicos y es uno de los pilares de la economía política. Se trata de un fenómeno económico inherente al modo de producción capitalista. Este hecho, no solo es característico de nuestro país sino del mundo entero. La recesión o la recesión técnica es hija del modelo económico neoliberal. Para combatirla no solo es necesario un plan económico integral, sino verdaderos hombres que piensen y representen los intereses de las grandes mayorías y no solo un optimismo sin base material ni teórica como lo hace el mismísimo presidente de México.

La afirmación categórica del presidente de que no hay recesión ni recesión técnica demuestra: 1) Que no acepta los datos del mismo gobierno ni de los especialistas y expertos, lo que muestra su desprecio a la investigación científica, 2) Al negar la investigación científica niega el conocimiento científico, es decir, toda la historia de la ciencia económica desarrollada por la humanidad entera incluyendo aquí, la teoría propuesta por los mismos defensores del capital, 3) la recesión existe y es cada día más aguda como lo demuestran las cifras oficiales pero sobre todo porque lo resentimos en nuestra vida diaria, 4) si el presidente afirma que hay un crecimiento económico por su “optimismo” y por no quedar mal como gobierno, al no hacer caso de la verdad y de la realidad que vive nuestro país, está claro que al pueblo no le depara nada bueno para los años venideros de esta administración.

Para saber qué hacer, primero hay que aceptar la crítica, hay que ponerse a investigar qué tanto de lo que se dice de uno mismo y del fenómeno, es cierto o no; hay que hacer un verdadero análisis profundo del fenómeno para después proceder a realizar los cambios necesarios, con el objetivo de ir siempre hacia adelante. Si esto es válido para un individuo, es mucho más imprescindible para quien lleva el timón de un país. Si el presidente como buen solipsista no acepta la realidad mexicana, la recesión se presentará como un mal necesario que tendrá que soportar el pueblo trabajador sobre sus espaldas. Es necesario, por lo tanto, que el gigante dormido despierte, vea su realidad, la analice con ojo crítico y se proponga luchar contra todo aquello que se oponga al desarrollo social. Esta es la tarea del pueblo y sus hijos.

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