Como siempre, una vez pasada la elección del 2 de junio, los pendientes seguirán esperando ser atendidos por los gobernantes en turno, por los nuevos o los que repiten en el puesto, para que les brinden una respuesta definitiva, si tienen la intención de hacerlo. Me refiero a los asuntos que inciden en el incremento de la pobreza, que cada vez se acentúa a lo largo y ancho del territorio nacional.
Quienes gobiernan deberían utilizar las estadísticas que miden su efectividad como una útil herramienta para corregir las deficiencias y los defectos de su administración, como la información que periódicamente proporciona el Instituto Nacional de Geografía e Informática (INEGI), entre otros organismos, principalmente sobre el resultado de la actividad económica informal y sus perspectivas a corto, mediano y largo plazo.
Querétaro ocupa el tercer lugar nacional en crecimiento de la economía informal; vendedores ambulantes que no tienen un empleo seguro, con un 13 %, sólo detrás de Campeche con el 36.8 %, Quintana Roo con el 14.1 %, y seguidos de Yucatán con el 11.5 % y Oaxaca con 10.2 %.
Apenas el pasado 30 de mayo, el Inegi informó que, de acuerdo con los Indicadores de Ocupación y Empleo a nivel nacional, de un total de 61.4 millones de personas de la Población Económicamente Activa (PEA), que es la población en edad y posibilidad de trabajar, el 54.6 % de la población ocupada, es decir 32.6 millones, trabaja en la informalidad y 1.6 millones de mexicanos en edad de trabajar están desocupados, sin contar que 4.6 millones de personas están subocupadas, es decir, que quieren y necesitan trabajar pero no encuentran oportunidad.
Y algo destacable que no concuerda con la información que nos hacen llegar las autoridades locales de que Querétaro es un “estado modelo” y productor de mucha riqueza, es que ocupamos nada más y nada menos que el tercer lugar nacional en crecimiento de la economía informal; vendedores ambulantes que no tienen un empleo seguro, con un 13 %, sólo detrás de Campeche con el 36.8 %, Quintana Roo con el 14.1 %, y seguidos de Yucatán con el 11.5 % y Oaxaca con 10.2 %.
La realidad transformada en datos, tendencias y gráficas refleja los resultados de los partidos políticos que gobiernan los estados señalados; Campeche, Quintana Roo y Oaxaca, gobernados por los morenistas, Layda Sansores, Mara Lezama Espinosa y Salomón Jara Cruz, respectivamente, y en Querétaro y Yucatán, con los panistas, Mauricio Kuri González y Mauricio Vila Dosal respectivamente.
Para los Gobiernos en estos estados es más fácil y cómodo dejar que la población venda lo que pueda en las calles o en sus domicilios, que organizar la economía en sus estados de manera planeada y sistemática, con el objetivo de sacar de la pobreza a sectores importantes de la población a corto y largo plazo.
O darle preferencia a empresas nacionales y extranjeras que acaparan los recursos naturales y territoriales, dejando ganancias a los Gobiernos locales pero retirando de México cuantiosas ganancias.
De continuar la tendencia de crecimiento en la economía informal en Querétaro durante los próximos meses, las consecuencias negativas del deterioro de la población se acentuarán, con más desempleo, mayor inseguridad, deserción estudiantil, falta de servicios públicos en las colonias populares y, obviamente, la economía informal.
El Gobierno de la entidad debe corregir el rumbo; de lo contrario, no se llamen sorprendidos con los resultados que ocurran dentro de tres años, cuya contienda ya inició a partir de la pasada elección del dos de junio.
Los datos del Inegi nos dan a conocer de manera contundente, que ni el ala radical de la supuesta Cuarta Transformación ni la derecha empresarial y administradora del Gobierno son la alternativa para resolver los males de México ni de Querétaro. Que no están más ocupados en acabar con más pobreza que la suya y la de sus aliados.
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