Según el artículo 51 de la Constitución Política de México, los diputados federales son los "representantes de la Nación, electos en su totalidad cada 3 años”. Los artículos 52 y 53 establecen que la Cámara de Diputados, estará compuesta por 500 representantes: 300 electos mediante mayoría relativa y 200 a través de representación proporcional plurinominal.
Los primeros son elegidos mediante votación directa en cada uno de los distritos electorales federales en los que está dividido el país. En cada distrito se registran distintos candidatos, postulados por los partidos políticos, y gana el que más votos obtenga, por ello se llama mayoría relativa.
Para la elección de los diputados plurinominales, el país está dividido en 5 circunscripciones, cada una agrupa a cierto número de estados de la República. Veracruz, por ejemplo, pertenece a la Tercera Circunscripción, junto a Campeche, Chiapas, Oaxaca, Quintana-Roo, Tabasco y Yucatán. Por cada circunscripción, los partidos políticos nacionales (10 para esta elección) proponen una lista de 40 aspirantes a diputados federales.
Los diputados plurinominales se asignan en relación al número de votos que cada partido político haya obtenido de manera individual en la elección de diputados de mayoría relativa. Por ello, a este sistema se le conoce como representación plena. Porque a cada partido político se le asigna cierto número de diputados federales proporcional a la cantidad de votos emitidos a su favor en las urnas. Así que es falso que no sean electos mediante el voto, en realidad un candidato a diputado plurinominal necesita más votos para llegar al Congreso que los de mayoría relativa.
Veamos. Supongamos que en la Tercera Circunscripción se emiten un total de 20 millones de votos válidos en la elección para diputados de mayoría relativa, sumando los de los 10 partidos políticos. El INE procederá a dividirlos entre 40 (que es el número de plurinominales de la circunscripción), lo que daría como resultado que cada diputado equivaldrá a 500 mil votos. Posteriormente, se procederá a revisar la cantidad de votos que obtuvo cada partido de forma individual para asignarles la cantidad de diputados a que tienen derecho.
Pensemos hipotéticamente que el PRI obtuvo un total de 5 millones de votos en los 7 estados de la Tercera Circunscripción, entonces le corresponderá 10 diputados (5 millones/500 mil=10) y así progresivamente con cada partido, hasta asegurar que sean distribuidos los 40 escaños disponibles. Por ello, en la pasada elección este partido pudo colocar 8 diputados por este principio, a pesar de no haber ganado en ningún distrito de la Tercera Circunscripción. Porque este método garantiza que los votos de los simpatizantes de los partidos políticos no se desperdicien y estos ciudadanos puedan tener diputados que los representen en el Congreso de la Unión.
México no es el único país en donde se utiliza este último método; en Alemania, por ejemplo, la mitad de la asamblea legislativa es electa de esta forma y en España el 100%. A pesar de las críticas que actualmente reciben, su inclusión en el texto constitucional en 1977, fue un gran logro de los partidos de oposición, porque les permitió a las minorías políticas poder defenderse de los abusos en su contra desde la más importante tribuna del país.
Podemos estar o no de acuerdo con el método en que se asignan las diputaciones plurinominales, sin embargo, en lo que no se puede coincidir es en que sean innecesarias. Pues permiten que la composición de la Cámara sea más parecida a como en la realidad son las preferencias políticas de los ciudadanos a lo largo y ancho del país.
Quizá el problema estribe en que muchas veces los partidos políticos o, más bien, las dirigencias de éstos, distribuyan estas candidaturas entre sus incondicionales, gente sin experiencia o, a mayor descaro, entre sus familiares a pesar de no tener méritos para ello. Sin embargo, este error no es privativo de un partido en particular, es un problema de todo el sistema político de México y que se repite en la designación del resto de candidaturas, como ejemplifiqué en mi entrega de la semana pasada.
Lo que, como apunta el ingeniero Aquiles Córdova Morán en su artículo de esta semana, refleja la decadencia en general del sistema político mexicano. El problema no es que 500 diputados sean demasiados o que los plurinominales sean un gasto innecesario, el problema es que el poder Legislativo, hasta ahora, ha estado dominado por una clase política que en su mayoría defiende ideas viejas, como también señala ACM. Por ello, sobre la conformación de la Alianza va por México, apunta: "Parecen no darse cuenta de que el fracaso del neoliberalismo es ya un consenso mundial… A los antorchistas, en cambio, nos parece inaudito que quiera llevarse a cabo, hoy, una campaña electoral para renovar la H. Cámara de Diputados sin ofrecer a las masas una alternativa de país y de vida distintos y mejores para todos… Sencillamente absurdo e inaceptable. Por eso creemos que este es el verdadero error de la alianza Va por México, error o carencia que, aunque no sea su intención, reduce su propuesta a una simple vuelta al pasado que el pueblo ya rechazó y al que no desea volver, salvo que se le engañe y manipule para ocultarle la verdad”.
Así pues, los antorchistas de Veracruz, apoyaremos la alianza solo porque, entre otras cosas, nuestro líder estatal, Ing. Samuel Aguirre Ochoa, es candidato a diputado federal plurinominal por el PRI. Hombre que, además de ser un político congruente y respetado, ha luchado toda su vida en contra del verdadero problema central del país: el crecimiento de la desigualdad social y de la pobreza de las clases trabajadoras. Así como la Lic. Janeth García Cruz, será candidata a diputada federal de mayoría relativa por el distrito 16 de Córdoba. Porque no son defensores de las viejas ideas del sistema, sino de las ideas progresistas que representan el futuro brillante de la humanidad.
Ahora, se trata de cerrarle el paso a los anhelos dictatoriales del gobierno morenista, para que los antorchistas podamos estar en mejores condiciones de hacer nuestra lucha y llevar nuestra ideología a todo el pueblo mexicano. En tres años se tratará de sacar del poder, no solo a los morenistas, sino a todos aquellos que se nieguen a entender que México necesita, para curarse de sus males, un reparto más justo y equitativo de la riqueza nacional. Conste.
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