Hace algunos años, jóvenes, padres de familia y maestros se sumaron a un proyecto social que consistía en la creación de una escuela de nivel medio superior que impulsara la educación de los hijos de campesinos, colonos, obreros y amas de casa, todos de extracción humilde en el municipio de Charcas en el estado de San Luis Potosí.
Fueron largas jornadas de gestión y trabajo, un largo andar, tocando puertas para lograr dicho objetivo. Según documentos oficiales, versión de estudiantes, maestros y padres de familia, la administración municipal pasada que encabezó el C. Manuel López Lara, fue quien movido por su sensibilidad y en el entendido de que la educación es un derecho constitucional de todo mexicano y que la autoridad debe facilitar los medios para que este se lleve a cabo, ayudaron a este grupo de personas a formalizar la institución, otorgándoles en reunión de cabildo la donación de un terreno para la construcción de un CECyTE sumándose además, a las gestiones necesarias para la construcción del mismo, todo esto repito con una visión progresista de aportar (como es obligación de todo servidor público) a los hijos del pueblo humilde de este municipio una institución que les permitiera continuar con sus preparación medio superior, pues como se sabe la demanda educativa era mayor a la que las instituciones ya establecidas en otros lugares podían resolver dificultado por la distancia de las mismas que cientos de jóvenes tuviesen acceso a esa herramienta académica determinante en la vida de los jóvenes y claro del progreso de esta y otras comunidades. No está por demás decir que, precisamente los habitantes de Charcas siempre tuvieron claro que contar con este recinto educativo abonaría a convertir a sus jóvenes en el futuro prometedor para Charcas y para México.
Para sorpresa de los habitantes de este municipio, en los últimos días del mes de enero del presente año, en un acto ilegal y de abuso de poder, funcionarios, policías municipales y golpeadores encabezados por Marisol Nájera Alba, quien es nada más y nada menos que la actual presidenta municipal por la coalición PVEM-PT, acudieron a las instalaciones del plantel CECyTE extensión Charcas, con la intención de despojar a los alumnos de su plantel para lo cual no dudó en insultar, amedrentar e incluso secuestrar a los jóvenes, ya que durante muchas horas se mantuvo en el portón de la escuela evitando la entrada y la salida de personas e incluso evitando también la entrada de alimentos.
Resulta perturbador que quien está obligado a garantizar e impulsar la educación de sus gobernados, sea precisamente quien se tome el tiempo para encabezar el desalojo de su centro escolar a jóvenes, maestros y padres de familia.
La pregunta obligada estimado lector es: ¿Cuál es el móvil que impulsa a la presidenta municipal a encabezar personalmente tan vil y cobarde acto en contra de jóvenes vulnerables y familias humildes de Charcas? ¿Por qué habiendo tantos problemas que resolver en el municipio de Charcas incluida la educación, Marisol Nájera Alba decide invertir su tiempo y dar prioridad a obstaculizar la educación de los hijos de los pobres de esta demarcación? ¿Por qué Marisol Nájera secuestra a los jóvenes, maestros y padres de familia en las instalaciones del CECyTE, sin un indicio de preocupación ante tal delito cometido? ¿Qué intereses representa o quien es en realidad Marisol Nájera Alba, que se extralimita en sus funciones y se atribuye tanto poder como para decidir sobre la vida y el futuro de los charquenses? Veamos; Dentro de sus “argumentos” dice que:
1) la escuela se encuentra en un terreno municipal a lo que los padres de familia y personal docente le han demostrado que esa escuela cuenta con un documento de donación firmada en sesión de cabildo por la administración pasada. 2) argumenta que ella y su actual gobierno desconocen esa donación y que para ellos el inmueble sigue perteneciendo al municipio y exige se le entregue el documento que la autoridad educativa ostenta como donación. Aquí como se puede dar cuenta cualquier persona bien intencionada, se aprecian dos maniobras que la arrogancia de la alcaldesa lanza con toda la intención de intimidar a los involucrados. En primer lugar, el hecho de que la presidenta municipal y sus aplaudidores “desconozcan” no quiere decir que, solo con taparse los ojos para no leer los acuerdos cabildeados con antelación por ello dejen de existir, y ante la exigencia que hace de que se le muestre la documentación se le olvida que un principio elemental del derecho es precisamente que “el que acusa está obligado a comprobar” por tanto, es ella quien se ostenta como víctima la obligada a comprobar sus hechos y no al revés. Ante la sarta de ofensas y actitud prepotente que asumió esta “máxima” representante del pueblo fueron los únicos argumentos que puedo esgrimir, el “razonamiento” fue sustituido por una lluvia de amenazas e insultos hacia el personal docente alumnos y algunos padres de familia que ante el impresionante operativo se hicieron presentes en las instalaciones.
Como se puede ver, el actuar de la señora presidenta municipal de Charcas no es casual, es el adoctrinamiento, es la cartilla moral que las autoridades emanadas de los partidos Morena y PT leen entre líneas y están ejerciendo cabalmente a lo largo y ancho de la república mexicana y es, precisamente el de hostigar y atacar como cancerberos a todo aquello que represente una mínima amenaza de educación y conciencia de clase.
Solo así se explica que la principal autoridad obligada a promover y garantizar la educación como lo dice el artículo 3° constitucional sea precisamente quien tan rabiosamente se oponga a que se continúen con la misma, quien al investirse con el poder municipal emanado del pueblo quien le da su voto de confianza para que dirija los destinos de su municipio a cambio de garantizarles seguridad y paz social, por el contrario haga uso de la fuerza pública de la desinformación y amedrentamiento para salirse con la suya y apoderarse de un inmueble que ya está sirviendo (y muy bien) a los jóvenes charquenses.
Como se puede ver la lucha por la defensa de la educación, se extiende y agudiza a pasos agigantados por todo el territorio nacional, ya va siendo hora de que maestros, alumnos y padres de familia, así como ciudadanos de bien corazón, nos pongamos en marcha y llamemos a la solidaridad nacional para denunciar y detener las agresiones que por acción (como en el caso de las autoridades de Charcas) o por omisión (como es la indiferencia y resistencia a garantizar la salud de nuestros niños “gastando” en la vacunación de los mismos) venimos padeciendo desde siempre los más humildes de este país. ¡Atentos al llamado de la Historia!
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