En el país existen 2 mil 446 municipios. Todos, en mayor o menor medida, aportan a la generación de la riqueza nacional que se mide, año con año, a través del Producto Interno Bruto (PIB).
México ocupa el lugar número 12 de un total de 192 países, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En cuanto a la generación de la riqueza, somos un país muy rico, pero también somos un país sumamente desigual. Generamos mucha riqueza, pero los encargados de distribuirla no lo hacen.
La desigualdad en San Pedro Tlaquepaque es alarmante, ya que el 64.9 % de su población es vulnerable y enfrenta carencias sociales, mientras que sólo el 27.1 % de la población nacional no tiene carencias.
En la patria nuestra, según datos estadísticos oficiales, sólo el 27.1 % de la población nacional no tiene carencias y, por el otro lado, el 72.9 % tiene carencias de todo tipo. Nos morimos de hambre en un mar de abundancia; la clase trabajadora come y viste como puede. Y puede poco y mal.
San Pedro Tlaquepaque, municipio de Jalisco e integrante del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG), es uno de los 50 primeros municipios del país que más aportan a la riqueza nacional.
Según datos del Inegi, las principales mercancías que produce son: máquinas y unidades de procesamiento de datos, iluminación eléctrica, equipos de señalización, partes y accesorios de máquinas. Tiene relación comercial de compra y venta con países que se distinguen por ser potencias económicas globales, tales como China, Estados Unidos, Canadá, Irlanda y Taiwán.
Tratándose de un municipio tan productivo y generador de riqueza, ya que está en el lugar número 44 de 2 mil 446, uno piensa que todas las necesidades básicas de sus habitantes son cosa del pasado, puesto que hay riqueza suficiente para resolver las necesidades más apremiantes y además porque las grandes inversiones extranjeras usufructúan la riqueza natural de la zona y son sostenidas por la mano de obra barata de miles de personas que todos los días contribuyen a esta generación de riqueza. Pero las cosas no son como parecen, veamos.
La población del municipio es de 721 mil 117 habitantes. El 64.9 % de su población, es decir, 468 mil 5 tlaquepaquenses, que son la mayoría sin discusión, vulnerables, ya sea por alguna carencia social, por ingresos o que se encuentren en el umbral de la pobreza.
Si usted tiene alguna duda, puede recorrer las calles de sus colonias más allá del centro y se podrá dar cuenta de la situación real de la población. Y, por si fuera poco, 20 mil personas viven con la preocupación de si van a comer al día siguiente.
La cosa no termina ahí: las estadísticas alarmantes continúan; recordemos que los datos numéricos sólo sintetizan la realidad cotidiana, esa que se vive todos los días con preocupación de miles de individuos que buscan sobrevivir de una manera u otra y nos dicen que 222 mil 90 no tienen acceso a los servicios de salud y 276 mil 824 no tienen seguridad social.
Para rematar, el alarmante 70 % de su población mayor de 18 años se siente inseguro en el municipio; otra vez, según datos del Inegi. Vaya situación; se vuelve una auténtica odisea intentar sobrevivir en el municipio.
Hasta aquí deberíamos preguntarnos cuál ha sido el papel de los Gobiernos municipales: ¿Han ayudado a revertir tan lacerante situación?
Juzgue usted: el 55 % de sus calles sigue siendo de empedrado y adoquín y, por si fuera poco, de estas, el 35 % ya está dañado. Las vialidades en buen estado, con todos los servicios básicos que implican, se vuelven fundamentales; recordemos las múltiples denuncias ciudadanas en el tiempo de la pandemia de covid-19 cuando las ambulancias no podían ingresar por el mal estado de estas y las personas perecieron por esta deficiencia de infraestructura elemental en el municipio.
En las colonias populares, donde se pierde la magia de su centro histórico que es recorrido por miles de turistas, los más desfavorecidos son abandonados a su suerte. Recordemos las zonas que son afectadas en cada temporal de lluvia y la respuesta tardía de las autoridades para socorrerles.
Podríamos pensar que las arcas del municipio son minúsculas para hacerle frente a estas necesidades elementales, además de luminarias, arreglo de banquetas y sobre todo drenaje, pero no es así.
En 2024, se aprobó por parte del municipio un presupuesto de egresos de dos mil 523 millones 568 mil 380 pesos, con un aumento del 5 % respecto al año 2023. ¿Y dónde queda o quedó el presupuesto que le pertenece a los tlaquepaquenses?
En todos lados menos en donde se necesita, ya que San Pedro Tlaquepaque sigue manteniendo su condición de mayor rezago respecto a los demás municipios que integran el AMG.
No interesa mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora; sólo se construye y reconstruye ahí por donde pasan los grandes vehículos que transportan las mercancías de los que se hacen ricos a costa de los miles de trabajadores.
Honoré de Balzac, novelista y dramaturgo francés, dijo en el siglo XIX: "Detrás de toda gran fortuna siempre hay un crimen". Espero sinceramente que ya no se aplique para San Pedro Tlaquepaque. ¿Culpa de quién sería?
Principalmente de los Gobiernos municipales. Está vigente, pues, la urgente tarea de que la clase trabajadora, que es la que más sufre en el municipio, se organice y reconozca las causas que originan su situación precaria de vida, que exija sus derechos y que vigile para que se cumplan las promesas de campaña.
En las pasadas elecciones escuchamos a todos los candidatos "comprometerse" con resolver todos los problemas, que los conocían y conocían a la perfección, que al día siguiente de iniciada su gestión iba a resolver los problemas de la gente. Vigilemos que eso ocurra y luchemos. No hay otra alternativa. No debemos seguir conformándonos.
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