En la primera parte de este artículo definimos a los precios sistémicamente significativos como aquellos que cumplen en una medida importante con alguna o varias de las siguientes tres características: (1) su precio es sumamente volátil, (2) es usado ampliamente como insumo para la producción y (3) representa una parte importante del gasto de los hogares.
La inflación de los vendedores
Ahora bien, en esta segunda parte nos proponemos explicar, basándonos en el trabajo de Weber y Wasner (2023), los mecanismos específicos que transforman un choque en los costos de estos sectores, en inflación, es decir en aumentos generalizados de los precios. Las etapas de este proceso, que los autores denominan como “la inflación de los vendedores”, y las explicamos a continuación.
Primero, el impulso, es decir, los eventos que desencadenan la inflación. En el caso del último episodio inflacionario, como ya argumentamos, fueron los aumentos súbitos y sustanciales en los precios de empresas que producen bienes sistemáticamente significativos. Durante este episodio, experimentamos un incremento importante en los precios de bienes primarios como petróleo y gas, desde finales de 2020, e intensificados a partir del inicio de la guerra en Ucrania. Además, se generaron importantes cuellos de botella en varios insumos esenciales como los chips electrónicos y el transporte marítimo, así como en empresas que usan directamente esos insumos. La consecuencia de esto es que se elevan los costos de producción de todas las empresas que utilizan petróleo y gas, chips, o transporte marítimo para la producción y distribución de las mercancías.
Segundo, la propagación. Esto tiene que ver con la forma en que responden el resto de empresas a estos aumentos de los precios sistemáticamente importantes, que para ellas significan un aumento en sus costos de producción. Aquí se desprenden 3 posibilidades: primero, la absorción. Esto sucede cuando las empresas pasan al producto final solamente una parte del aumento de sus costos, aceptando un margen menor de ganancia. Segundo, la propagación propiamente dicha, que es cuando las empresas pasan al precio final exactamente la misma cantidad que el aumento en sus costos. Tercero, la amplificación, que es cuando las empresas aumentan el precio por encima del aumento en sus costos buscando, ya sea, mantener sus márgenes de ganancia constantes, o aumentarlos.
Lo característico de este episodio inflacionario fue la prevalencia de la propagación y la amplificación. Esto fue posible, primero, porque los cuellos de botella mencionados al inicio limitaron la disponibilidad de muchos bienes, creando o aumentando el poder de mercado temporal de las empresas que los venden. En segundo lugar, para las grandes empresas que ya de por sí disfrutaban de cierto poder de mercado, el nuevo ambiente inflacionario les daba certidumbre de que aumentar los precios no las debilitaría frente a sus rivales, puesto que estas harían exactamente lo mismo. Así, cuando la mayoría de las empresas, o las pocas desproporcionadamente importantes, propagan o amplifican los aumentos en los costos, el resultado es un aumento sustancial de las ganancias y de su participación en el ingreso nacional. Todo esto, a costa del resto de la población que, en primera instancia, no tiene forma de defenderse del aumento en los precios. Los estudios mencionados al inicio recuperan las declaraciones de ganancias de varias de las empresas más grandes del mundo en donde evalúan de manera positiva a la inflación por permitirles, de una vez por todas, aumentar sostenidamente sus precios y con ello, sus ganancias absolutas y, en muchos casos, también sus márgenes de ganancias.
Tercero: el conflicto. Esta etapa quedó pendiente en la mayoría de los países, México incluido. Aquí, la clase trabajadora busca recuperar el terreno perdido en sus salarios reales luchando por aumentos en los mismos. De ser exitoso el esfuerzo, las empresas tratarían una vez más proteger sus márgenes de ganancia, aumentando aún más los precios y reforzando la espiral inflacionaria. Nótese que esta posibilidad aparece mucho después en la historia, que no es la causa inicial de la inflación y que, en la mayoría de los casos, nunca se realizó por el estado de postración en que se halla el movimiento obrero mundial en el neoliberalismo tardío. Sin embargo, los sicofantes de la clase empresarial no dejan de colocar a los salarios como los culpables de la inflación, y por lo tanto, de proponer su supresión por múltiples vías.
En suma, el reciente episodio nos mostró que la inflación no es un proceso económico neutral que hace que todos paguemos los platos rotos en igual medida. Bajo ciertas condiciones, puede ser un importante mecanismo para redistribuir el ingreso hacia los capitales que dominan los mercados mundiales y nacionales. La mala noticia es que choques a los precios como los mencionados al inicio seguirán ocurriendo en esta etapa de crisis sistémica del capitalismo, caracterizada por el cambio climático, pandemias, guerras e instabilidades geopolíticas. Por lo tanto, la clase obrera debe luchar por una estrategia estatal contra la inflación cuyo objetivo central sea prevenir que el impulso inicial de la inflación se propague y amplifique, lo que supone diseñar mecanismos que controlen los precios de los bienes sistemáticamente importantes, y que limiten la capacidad de las grandes empresas para utilizarlos de excusa para aumentar sus ganancias a costa del resto de la población.
Conclusión
La inflación es, en última instancia, el resultado del carácter anárquico, no planeado del modo capitalista de producción, que se manifiesta, entre otras formas, en cambio climático, conflictos militares entre países, pandemias, y crisis generales del sistema. Estos eventos representan choques en la producción de bienes sistémicamente importantes y, por lo tanto, son causa importante de la inflación. La consecuencia inmediata de esto es un empobrecimiento de la clase trabajadora si ésta no está en condiciones de luchar por aumentos salariales iguales a la inflación, como suele ser el caso. La creciente popularidad de políticas sectoriales y de control de precios para la contención de la inflación expresa la necesidad de reemplazar, cada vez en mayor medida, a la anarquía del mercado capitalista por la regulación consciente del proceso de producción global. Sin embargo, esto solo será posible cuando se reemplace a la totalidad de relaciones sociales que dan origen a esta anarquía de la producción, es decir cuando construyamos una sociedad socialista.
Referencias
Weber, I. M., & Wasner, E. (2023). Sellers’ inflation, profits and conflict: why can large firms hike prices in an emergency?. Review of Keynesian Economics, 11(2), 183-213.
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