El pasado 8 de marzo, se conmemoró el Día Internacional de la Mujer con diferentes eventos y manifestaciones públicas en todo el mundo; en México pudimos ver una de las manifestaciones más grande en la última década, alrededor de 80 mil mujeres marcharon hacia el zócalo para exigir al gobierno de Andrés Manuel López Obrador un alto a la violencia contra las mujeres y castigo para los feminicidas.
La vida de los pueblos explotados de la tierra nunca ha sido fácil, pero el de las mujeres conlleva un doble sufrimiento y una doble lucha. A partir de la desaparición del matriarcado y el surgimiento de la propiedad privada sobre los medios de producción y la necesidad de tener certeza sobre la paternidad del hijo procreado y, próximo heredero de los bienes materiales acumulados, la mujer y todo el régimen familiar están sometidos a las relaciones de propiedad; vemos, históricamente, la producción y la reproducción de la vida, sus relaciones de producción y sus contradicciones y lucha de clases.
En este devenir se enmarca la lucha de las mujeres, desde la época en que todavía ocupaban una posición más libre y más altamente valorada, pasando por la etapa más humillante de esclavitud y de explotación, hasta llegar a la nuestra, donde, ciertamente, con variación de formas, sigue siendo la parte de la sociedad más explotada y maltratada.
A las mujeres que han sido ejemplo de lucha y adalides de la liberación femenina, debemos siempre tenerlas presente y reconocer la reyerta que han sostenido desde los siglos XIX y XX, que nos han dejado un gran legado para que hoy tengamos derecho a la educación, al trabajo, a involucrarnos y participar activamente en la vida electoral y de toda la sociedad, para lograr más y mejores prestaciones; y ese ejemplo nos debe llevar a ponernos en pie para demandar una verdadera justicia social, la emancipación, erradicar la discriminación, el acoso y la violencia física.
Soy de las que piensa que la responsabilidad, el liderazgo, la capacidad de hacer, de aprender, innovar, de poder gobernar con sabiduría y justicia, etc., no dependen del género, pero sin duda, en esta sociedad tan inicua y maltratadora, la cuesta es mayor para las mujeres, su camino más escarpado. Leía algunas notas periodísticas que deben poner alerta a toda la sociedad y convocarnos a sumar esfuerzos para plantear y defender un programa de lucha que contemple los derechos sociales y las prestaciones que le han sido arrebatadas por este gobierno de la 4T, como las estancias infantiles, las Escuelas de Tiempo Completo, el Programa Prospera, los espacios para mujeres violentadas, el Seguro Popular; y también luchar por mejoras salariales y exigir a todos los órdenes de gobierno que se ataquen las causas profundas de los feminicidios y la misoginia.
Es verdaderamente espeluznante lo que estamos viviendo, como publican algunos medios de comunicación.
Por ejemplo, El Economista (9 de marzo 2022), denuncia: “Feminicidios han crecido 121%. Las cifras oficiales de delitos dan un panorama claro: México es una Nación cada vez más peligrosa para ellas. Ante ello claman, ¡ni una asesinada más! Desde el 2015 y hasta enero de este 2022 se han registrado 5,790 víctimas de feminicidio en México, la expresión más grave de violencia contra las mujeres, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP)”.
Forbes México (julio 27 de 2021), publicó que “el Gobierno mexicano registró un promedio de casi 10.5 mujeres asesinadas al día en la primera mitad de 2021 […] El organismo (SESNSP) documentó 1,899 mujeres asesinadas de enero a junio, de las que 1,391 fueron víctimas de homicidio doloso y 508 de feminicidio, como clasifican las fiscalías a los asesinatos motivados por violencia machista o de género”.
Además de la violencia de género tenemos otro gran problema en México, las mujeres sufren de mayor explotación laboral: “De toda América Latina, las mexicanas son las mujeres que más tiempo trabajan, con 69.9 horas a la semana, según un estudio comparativo hecho por la Cepal (Comisión Económica para América Latina). El organismo determinó que las mujeres mexicanas dedican 22.1 horas al trabajo remunerado y 42.8 horas al no remunerado, en comparación con los hombres que pasan 44.6 horas en el trabajo remunerado y solo 16.9 horas en el no remunerado…” (Proceso, 16 de abril de 2022).
En este, como en el resto de los grandes problemas que tenemos la mayoría de los ciudadanos, la alternativa para enfrentarlos y encontrarles solución, está en la organización de los mexicanos, de las mujeres, como sector oprimido y, como señaló recientemente el líder nacional del Movimiento Antorchista, el Maestro Aquiles Córdova Morán: “la lucha de las mujeres debe adoptar un carácter permanente, tenaz, y no esporádico y circunstancial; un programa amplio y de profundo contenido social, de carácter estructural, capaz de atraer el apoyo y la solidaridad de los demás sectores oprimidos”.
Hagámoslo, y va mi mano fraterna para lograrlo, y también sumo mi voz a la exigencia de búsqueda y localización por parte del gobierno de todas las víctimas de desaparición forzada, de tantas mujeres desaparecidas.
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