¡Levántense, mujeres de hoy!
¡Levántense todas las que tienen corazones, sin importar que su bautismo haya sido de agua o lágrimas!
Un par de líneas de un poema combativo y de denuncia, de la activista y poetisa norteamericana Julia Ward Howe, que escribió en los días del mes de mayo de 1870, titulado, Proclama del Día de las Madres, con la idea de levantar el ánimo y coraje de las féminas trabajadoras en contra del injusto sistema capitalista del vecino país del norte.
Ya antes, el 8 de marzo de 1857, mujeres que trabajaban en la industria textil, en Nueva York, organizaron una huelga. Exigían que hubiera salarios justos y condiciones laborales humanas. Por sus acciones muchas de ellas fueron reprimidas y encarceladas.
A partir de este acontecimiento del cual se difundió la osadía y el temple valiente de las mujeres obreras norteamericanas, en varios países del mundo, otras mujeres, también llevaron acciones de rebelión y de lucha en contra de la explotación laboral y reivindicando sus derechos y su libertad.
En México, a principios del siglo pasado, ante el temor de los multitudinarios movimientos feministas que se estaban propagando en nuestro país, y sobre todo, de los espacios que estaban ganando las mujeres en las calles con sus protestas, como el movimiento feminista de las mujeres yucatecas (1916), encabezado por Consuelo Zavala Castillo, Elvia Carrillo Puerto, Dominga Canto Pastrana, y más, el gobierno de aquella época y la Iglesia católica, en el año de 1922, a través del periódico el Excélsior, instituyó la celebración del Día de las Madres en nuestro país el 10 de Mayo, para reconocer a la mujer sólo en su papel maternal, de mujer abnegada y sumisa ante el hombre y de esta sociedad patriarcal capitalista.
De allí vienen los patéticos festejos encabezados por gobernantes y políticos, que ese día se toman fotos abrazando a viejitas o mamás, regalándoles corrientes enseres domésticos y otras baratijas, hay otros personajes por increíble que parezca, que prometen gastar el dinero público para hacer lipos a las damas. También este festejo lo aprovechan los dueños del capital, obteniendo grandes ganancias por la actividad comercial que se presenta en estos días de celebración a las mamás.
Muchas mujeres potosinas que son madres solteras nada tienen que festejar ese día, deben de ir a trabajar, a enfrentar las preocupaciones de siempre; que no hay el sustento suficiente para dejar la comida a los niños, ¿quién se los cuidará?, ¿irán a la escuela? Llegar del trabajo y ver su casa echa un desastre, sus hijos sucios, otros en la calle de vagos y que no han regresado. Y peor aún, en algunos casos se suman los maltratos de la pareja machista.
Amores en la oscuridad.
5:30 am. En penumbras se levanta de la cama María, se despega de los brazos de Mine, su pequeña hija, con mucho cuidado para no despertarla, y procurando no hacer ruido se dispone hacer su lonche que comerá dentro de su jornada laboral. Le causa molestia despertar a su hija, pero lo tiene que hacer; la llevará a casa de su vecina para que la cuide. El camión que la transporta a la fábrica pasa a las 6:15 horas. Sólo en estos momentos es cuando tiene oportunidad de hablar con su niña y darle un besito de despedida porque nunca está de día, porque aprovecha la claridad para trabajar de mañana en la manufactura y de tarde noche en una taquería. Regresa a su hogar en la oscuridad y siempre encuentra a su niña dormida y no se atreve a despertarla, porque ya no tiene ganas de hablar; debe hacer aseo de su casa, lavar ropa y prepararse para ir a trabajar al día siguiente. Así todos los días.
Dormidita su bebé. Así se ha acostumbrado a ver su criatura, con sus ojos cerrados, quizá soñando con la mamá imaginaria que la cuida todos los días, que le da de comer, que la lleva a pasear, que la lleva a la escuela y que presume a sus amiguitos a su hermosa progenitora en los festejos de las mamás en la escuela, sueños e imaginación solamente. El Día de la Madre, María tiene que trabajar, un día más sin importancia, excepto, para generar riqueza mal habida a sus patrones.
Mine, a su tierna edad, sabe que una vez dormida su madre tampoco la debe despertar, conoce de su cansancio y fatiga del día, mejor la abraza y se acorruca tiernamente con ella, no quiere despertarla, ya que son instantes cortos de tener a su mamá con ella. Momentos de eterna felicidad. De amor discreto, amor en la oscuridad.
Algún día, María convivirá a la luz con Mine, a la claridad, y juntas tomadas de la mano, lucharán contra las injusticias sociales. Saldrán a las calles a protestar por lo mal que se vive en esta sociedad. Reivindicando su destacado y valiente papel de luchadoras sociales que no se arrendan ante las adversidades, y siempre saldrán adelante. Por el valor de ser mujeres.
¡Vamos mujeres por ese día luminoso en que ustedes, junto a los hombres también; luchemos contra este orden social que nos impide vivir con decoro y libertad! Mando mi felicitación sincera y de corazón a todas las mamás por ser dadoras de vida y ejemplo de lucha y valentía.
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