La presunta lucha contra la corrupción que emprendió el presidente Andrés Manuel López Obrador no es otra cosa que una auténtica cacería de brujas contra los políticos adversos a su régimen, así como el reparto de dinero indiscriminado y nada claro en programas asistenciales y en becas, son acciones que en estos tiempos electorales se han intensificado, como un cálculo frío para beneficiar al Movimiento de Regeneración Nacional y a sus candidatos quienes han sido señalados de múltiples irregularidades y delitos, pero que tienen la venia y la absolución presidencial.
Desde su campaña presidencial en 2018, el combate a la corrupción ha sido prioridad de Andrés Manuel López Obrador; en los dos años que lleva como presidente de México varios han sido los personajes detenidos, pero paradójicamente ninguno de sus colaboradores, los más cercarnos, incluso familiares que han sido señalados por participar en actos fuera de la ley, han sido tocados por la justicia, al contrario, muchos han sido protegidos y el mismísimo presidente ha justificado sus acciones.
La base angular del gobierno de la 4T, siempre ha sido que "al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie", frase acuñada por López Obrador, pero que aplica cuando a sus intereses convienen y ahora, en tiempos electorales, utiliza como punta de lanza para amenazar y amedrentar a los oponentes políticos de los abanderados de Morena e incluso contra aquellos gobernadores que en su exigencia por ser atendidos de manera igualitaria se han atrevido a señalar un trato preferencial a los mandatario emanados de su partido.
Un ejemplo de lo que aquí digo es Francisco Javier García Cabeza de Vaca, gobernador del estado de Tamaulipas, contra quien la Unidad Especializada en Investigación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita, Falsificación o Alteración de Moneda de la Fiscalía General de la República (FGR) solicitó a la Cámara de Diputados el desafuero del gobernador para proceder en su contra por los delitos de delincuencia organizada, "lavado” de dinero y defraudación fiscal equiparada. Tal medida fue considerada por el propio mandatario estatal, quien por cierto está en su último año de ejercicio gubernamental, como una cacería de brujas orquestada por el mismísimo presidente López Obrador.
Es sabido que este año en Tamaulipas hay elecciones y será un proceso electoral muy grande, pues están en juego 550 cargos de elección popular, entre el 43 presidentes municipales, síndicos y regidores, así como diputados locales y diputados federales.
Actualmente, en Tamaulipas hay 31 alcaldes del PAN, seis del PRI, cinco de Morena y un independiente, de ahí que el actuar contra el mandatario de extracción panista intente ser un duro golpe que afecte a ese instituto político en las urnas. Las elecciones intermedias, en las que se elegirán la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, 15 gobernadores y los congresos locales, presidentes municipales y regidores, son consideradas las más grandes de la historia de México. No cabe duda que de sus resultados depende, en gran medida, el futuro a corto plazo de las generaciones presentes y venideras, de ahí el inmenso interés de López Obrador porque los candidatos de Morena sean beneficiados con el voto, cueste lo que cueste; su estrategia es encarcelar a los rivales políticos y regalar dinero a manos llenas.
Desafortunadamente, esa política ha generado un divisionismo entre los ciudadanos mexicanos, que como nunca antes se han inmiscuido en el proceso y han generado un clima de discordia que bien podría explotar, o la harían explotar, en las distintas entidades donde se realizarán las elecciones. Ojalá y la gente actúe con madurez política y no se deje llevar por el odio que, desde las altas esferas del poder, empezando por el propio López Obrador, propician en su afán de que su partido, Morena, conserve y amplíe el control del país.
A quienes tienen la oportunidad de ejercer el voto y elegir por la vía democrática a sus gobernantes, hay que recordarles que nuestro país necesita de autoridades comprometidas con el propio pueblo, que solucionen sus problemas, que atiendan sus necesidades, que les proporcionen mejores niveles de vida, no que se rindan y brinden pleitesía a un falso mesías que ofreció ayudar a los pobres y que hoy los tiene en el olvido y como ejemplo están los damnificados por las inundaciones de Tabasco, donde la tragedia movió al oportunismo político, donde el poco apoyo otorgado y la liberación de recursos fue netamente de tipo electoral.
López Obrador tiene sometido a México en su personal "4T", en la que al parecer los mexicanos no tenemos derecho a participar, donde se hace plenamente a placer su voluntad y diariamente desde palacio nacional en sus llamadas "Mañaneras” se le dicta al país lo que el Führer quiere, pero se equivoca si cree que los ciudadanos estamos obligados a creer en sus mentiras, en sus discursos de odio, a obedecer a pie juntillas lo que mandata, eso que lo hagan los de Morena, pero no el pueblo de México, la oportunidad para demostrárselo será al momento de depositar el voto en las urnas, ahí le manifestaremos que su 4T no es más que una metamorfosis de cuarta.
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