Todos los partidos políticos deberían de considerar a las masas trabajadoras dentro de sus discursos proselitistas, ya que son la clase más desprotegida. Eso sí, como pueblo necesitado ¡con hambre! nos damos cuenta de los trapitos que se sacan unos con otros con tal de desacreditar el empeño que han hecho durante la campaña. Claro está en los debates, ¿qué se aprecia? Lejos de debatir acerca de puntos sobre la problemática actual en los pueblos, dedican su turno a calumnias y difamaciones. ¿Y para el pueblo, qué queda? ¿En verdad es tomado en cuenta como el objetivo principal a satisfacer? ¿O más bien pareciera que luchan por sus intereses personales? Lo dejo a su criterio amable lector.
Los partidos políticos, lejos de comprar el voto, debieran de forjar conciencias, no lo que dura la campaña, sino todo el tiempo, explicándoles a qué se debe, por ejemplo, el hecho de que haya tanta inseguridad, tantos robos, tanta corrupción (porque es una consecuencia y no una causa), la importancia de luchar por una patria de desarrollo permanente.
Hay que pelear el poder político no para satisfacciones personales, hay que lucharlo como una manera de administrar bien los recursos públicos para el bien de todos, para los deportistas, los estudiantes, investigadores, para los jóvenes emprendedores, la salud, la educación, precisamente para eso se debe aprovechar la política, para que se pueda vivir dignamente, no para vivir a costa de otros y para servir a algunos cuantos.
Pero por culpa de los políticos convencionales, incluyendo el de la 4T, la realidad mexicana reduce el término política al periodo electoral, asociando a los políticos, con justa razón, como haraganes y ladrones. Pero hay otros tipos de políticos que toda su vida están en constante trabajo en favor de los intereses de la clase obrera mexicana, de los campesinos y demás sectores marginados, esos son los antorchistas.
Lo han demostrado en los lugares donde han gobernado, con todo y las limitaciones que impuso la 4T, con sus reformas a nuestra carta magna.
Hay maneras de calificar y de ver para quién sirve una administración en turno, si hacen obras innecesarias, no urgentes con las necesidades actuales, es sinónimo de que hay desvío de recurso, si el actual alcalde o alcaldesa muestra un comportamiento muy diferente al de la campaña, si brilla por su ausencia en su despacho público, si no hay apoyos para grupos marginados, para deportistas, estudiantes, investigadores, para la salud y la educación, si no se generan empleos, si evitan el ingreso de empresas transaccionales en pueblos de poco desarrollo, si ocultan fondos tales como Fonden que permiten la posibilidad de más obras de infraestructura, todo eso y más, son manifestaciones que como miembros de una sociedad activa debemos de analizar de un mal gobierno que sirve a intereses propios a los de algunos sectores ricos.
Los partidos políticos debieran de procurar ser ejemplos para lo sociedad a la que quieren conquistar, lejos de mostrar espectáculos de pleitos callejeros, porque no les tocó ser candidatos, deben demostrar una estructura sólida, fraterna, donde sus miembros, militantes se vean con hermanos dispuestos a luchar por una causa común, sobre una misma línea, sobre un mismo PARTIDO.
Aprovechemos esta coyuntura, como oportunidad para servir a la gente, de ser unos verdaderos luchadores sociales dentro de cargos públicos, que el poder no los haga que pierdan piso. Una vez triunfantes de la lucha política, hay que pensar también en la lucha económica: becas, apoyos, despensas, obras de infraestructura, pero no nos detengamos ahí, salgamos campeones en la lucha ideológica, dando la batalla todos los días en la vida real, conociendo, entendiendo y hacer entender a los miembros de la población, que es el motor para que la sociedad madure y que supere de raíz sus problemas, es la lucha de clases. Hay que ubicarnos quién es nuestro verdadero enemigo, y no es un político opositor, por sí así de piensa. Una vez realizado lo anterior, ahora sí, habrá transformación en los pueblos.
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