SigloEl Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2019-2024 con el que arrancó la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador se centra en la erradicación de la pobreza. Sin embargo, los datos, cifras y la propia realidad durante dos años de Gobierno dicen lo contrario.
Derivado de la pandemia por covid-19, el Gobierno morenista no aplicó un plan estratégico para apoyar a los mexicanos. Su “plan” se instruyó a partir de la entrega de programas clientelares, entregados por el propio Gobierno de “manera directa y sin intermediarios”. Pero éstos no aseguraron el bienestar de millones de familias que viven al día y que la mayoría se quedó sin empleo, sin recurso para sobreponerse a la pandemia.
En su informe 2020, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), señaló que los programas sociales del Gobierno lopezobradorista se centran en la entrega de apoyos económicos, pero limitan el acceso a derechos como la vivienda digna, al trabajo, a la alimentación, al agua y saneamiento, a la salud, a la educación, por mencionar algunos.
De tal forma que, al no atender las demandas más elementales de los mexicanos, y sólo enfocarse en los apoyos de transferencia monetaria, provocó que la pobreza extrema se disparara al doble, pasando del 10.6% en 2019 a 18.3% en 2020, año de la pandemia, así lo evidenció la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), quien argumentó que los “recursos de programas tuvieron poco efecto contra el problema”.
Al presentar el informe Panorama Social de América Latina 2020, el organismo expuso que en México la pobreza se incrementó en un porcentaje mayor que el de Latinoamérica, cuyo crecimiento de la pobreza extrema en el país casi se duplicó en 2020, es decir, los apoyos del Gobierno en nada sirvieron, al no impactar en la reducción de la pobreza.
Asimismo, la Cepal reveló que la pandemia impactó drásticamente en el aumento de los niveles de pobreza en los países de América Latina, al registrarse un retroceso de 12 años y 20 en pobreza extrema respecto a los avances que se tuvieron en 2019.
Las cifras expuestas, dejan al descubierto que la actual administración no se ha preocupado por erradicar, de raíz, la pobreza en todas sus variantes. El “Plan” entonces es demagogia pura, lo que no fue demagogia, es la cancelación del Ramo 23, esa partida presupuestal contemplada en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) y que enarbolaba recursos para obras y servicios en benefició de miles de comunidades y pueblos.
La eliminación del Ramo 23 lo evidenció, pero sin duda lo que dejó al descubierto al Gobierno, de que no está emanado del pueblo, fue la pandemia que azotó a México desde hace un año, al no implementar apoyos como la dotación de alimentos para las familias que viven al día y que no pudieron mantenerse en cuarentena, mismas que hoy engrosan las filas de los infectados y muertes por covid-19.
Ante este panorama, desolador por las cifras, los mexicanos tenemos que cambiar esta situación, no ver los datos que da el Consejo y la Comisión como una estadística más que año con año exponen, sino que veamos el problema en serio, planteemos una solución y ataquemos esa cuestión que tanto afecta a México, a millones de personas pobres que carecen todos los días de obras y servicios básicos en pleno siglo XXI.
Para ello, es necesario que el pueblo pobre se organice, que no se vea a manera de estadística, sino como parte del cambio verdadero que México necesita y pide a gritos.
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