Coahuila. Jaime y su hija superaron las adversidades de las clases por internet, en Coahuila, pero más de 48 mil estudiantes no lo lograron por falta de esa herramienta para conectarse.
En el municipio de Parras de la Fuente, todavía hace dos semanas, Jaime tenía que viajar cuatro kilómetros todos los días a bordo de su camioneta hasta un lugar donde hubiera señal de telefonía móvil e Internet, todo para que su hija de secundaria, que aspira a ser enfermera, mandara sus tareas.
La mayoría de los padres de familia del sur de Saltillo, plantados sobre un predio de la calle 10, límite de las colonias Mirasierra y Zaragoza, son trabajadoras domésticas, albañiles que se quedaron sin trabajo u obreros de fábricas que se fueron a paro y, en el mejor de los casos, les pagan solo el 50 por ciento del salario.
Esas condiciones no les permiten pagar por un servicio de Internet para que sus hijos asistan a clases virtuales y luego envíen sus actividades académicas; peor es el caso de quienes viven en regiones donde ni siquiera hay cobertura de la red.
En la comarca lagunera la falta de una computadora en casa, el no tener acceso a Internet o de plano ni siquiera contar con un aparato móvil son las limitantes a las que se enfrentan hoy en día unos 80 a 100 mil niños y jóvenes.
En el sector educativo público existen al menos 122 mil alumnos en los niveles desde jardín de niños, primaria, secundarias y técnicas, de los cuales solo un 40 por ciento del total, cuenta con alguna de estas herramientas básicas para cumplir con su educación en línea.
De la cifra arriba referida, un 57 por ciento está dentro de la mancha urbana de los cinco municipios de La Laguna, y el 43 por ciento restante en las colonias populares y áreas de marginación.
En las escuelas federalizadas que se ubican en el área rural está otro 35 por ciento de las instituciones públicas y de éstas sólo un 10 a 15 por ciento cuenta con estas herramientas tecnológicas.
Más complicado es el tema de las escuelas ubicadas en las áreas de alta marginación que son otro 30 por ciento, de las que apenas el cinco por ciento de su población estudiantil cuenta con Internet en casa, computadora fija, tablet o laptop, o bien un aparato celular con acceso a aplicaciones.
Ante este panorama, a los nueve mil maestros dedicados diariamente a cumplir con sus clases en línea, no les alcanza su esfuerzo, pues las limitantes con las que se topan no estaban previstas en ningún calendario, ni en ninguna estrategia de gobierno, simplemente el país no estaba preparado para entrar a la educación en línea.
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