El Programa de Escuelas de Tiempo Completo (PETC) nació en el año de 2007 y fue producto de los compromisos del Programa Nacional de Desarrollo 2006-2012, elaborado por la administración del entonces presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa. Fue diseñado con la finalidad de brindar mayores oportunidades de aprendizaje para niños y jóvenes que cursaban su educación básica, ofreciendo a docentes y alumnos una experiencia educativa variada y atractiva para profundizar en el contenido curricular y favorecer el logro de los propósitos educativos en los perfiles de egreso. Se incluyeron seis líneas de trabajo para lograr una formación integral y desarrollar competencias a lo largo de toda la vida.
Para la administración de Enrique Peña Nieto (2012-2018), el PETC se elevó como mandato constitucional del artículo tercero para garantizar, en teoría, la calidad en la educación obligatoria, de manera que los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de los docentes y directivos garantizaran el máximo aprendizaje de los educandos.
El programa buscaba incidir positivamente en el desempeño escolar y desarrollo íntegro de los estudiantes, con insumos asociados con la ampliación de la jornada escolar, por ello, partía de la primicia de extender el tiempo de instrucción obligatoria de cuatro horas y media a seis u ocho horas al día y de proveer recursos de asistencia técnica para fortalecer las capacidades de gestión escolar, materiales educativos relevantes, y la realización de eventos y actividades escolares para fortalecer la convivencia, el deporte y la cultura.
Asimismo, recursos financieros por concepto de compensación al personal y mejoramiento de espacios educativos y, en casos particulares en donde se atendiera a población en condición de pobreza extrema, había apoyos para el suministro del servicio de alimentación.
Transcurrido el tiempo, con esos beneficios, los resultados del PETC se reflejaron en el crecimiento constante de participación de escuelas, gracias a los recursos destinados cada año en el Presupuesto de Egresos de la Federación para su financiamiento. Inició como programa piloto con poco más de 441 escuelas ubicadas en 15 Entidades Federativas; para el ciclo 2012-2013 ya se contaba con 6 mil 715 Escuelas de Tiempo Completo en todas las entidades federativas. Para el ciclo escolar 2020-2021 ya había 27 mil planteles de tiempo competo, de ese total, por lo menos el 70 por ciento se encontraban en zonas marginadas, y atendían a por lo menos 3.6 millones de estudiantes en todo el país.
Hoy la realidad es distinta, pues el Acuerdo 05/02/2022 publicado en el Diario Oficial de la Federación, con el que la SEP hizo oficiales las Reglas de Operación para “La Escuela es Nuestra” (LEEN) de 2022 desapareció el PETC. La secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, indicó que ahora se dará prioridad a la infraestructura a través del programa LEEN.
Según la funcionaria, se estaba analizando cómo trabajar aspectos como la alimentación y el tiempo completo que formaban parte del anterior programa, pero será por lo menos hasta el próximo año cuando se asigne recurso si se busca atender la alimentación y el tiempo completo en las escuelas.
Es importante destacar, ante lo dicho por Gómez Álvarez, que siempre ha sido obligación del Estado mexicano que las escuelas públicas cuenten con la infraestructura suficiente para brindar una educación de calidad donde los niños, niñas y adolescentes.
Lo dicho por la funcionaria del Gobierno federal no es consecuente con el actuar de la actual administración, pues, desde su entrada en funciones (2018) ha recortado y desaparecido un sinnúmero de ramos y rubros que incidían directamente en la infraestructura de los planteles educativos, Escuelas al Cien, por ejemplo.
Por tanto, la eliminación del PETC es un retroceso en la educación porque las escuelas de tiempo completo, en la realidad, también ofrecían a las familias la oportunidad de ahorrar un poco en la alimentación de los hijos, debido a que en la escuela se brindaba el servicio de alimentación. Hasta antes de dejar sin presupuesto al programa, este atendía a 1.4 millones de niños y niñas en 14 mil 554 escuelas que, en su mayoría, se encuentran en condición de pobreza extrema con carencia de acceso a la alimentación.
Además de lo anterior, las escuelas ofrecían espacios y lugares seguros para los niños y niñas, mientras sus padres se encontraban trabajando. Asimismo, diversos estudios realizados en otros países en los últimos años han demostrado que con el aumento en las horas de enseñanza se eleva el desempeño académico y mejoran los indicadores educativos.
Finalmente, ante la pandemia por la covid-19 y el regreso escalonado a clases, las escuelas con el PETC jugarían un papel fundamental para mitigar las consecuencias negativas de nivelación, reforzamiento y recuperación de aprendizajes, pues los docentes contarían con más tiempo para identificar lagunas en los aprendizajes, idear estrategias e implementar acciones para el acompañamiento de sus aprendientes.
Por lo anterior, no queda más que decir que no hay justificación válida para la cancelación de dicho programa, el Gobierno federal nuevamente atenta con el derecho a una educación de calidad de millones de niños y niñas en nuestro país. Alto a las arbitrariedades de la 4T.
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