La vez pasada decía a mis compañeros antorchistas y probables lectores que quienes hoy tienen el poder del Estado quieren controlar los “tres poderes” y aniquilar todo intento de voz o voluntad independiente; quieren todo el poder. Pero no para el pueblo, y decía yo que eso se puede corroborar con la simple observación de que el pueblo no está organizado ni tiene modo (tiene cada vez menos) de ejercer el poder y ser actor en las acciones de gobierno; o dígame usted, amable lector, ¿participa usted y de qué modo en las decisiones del poder?
Es urgente que los mexicanos más humildes acepten que hoy no es el pueblo quien está concentrando el poder, porque la lucha sigue, y ahora en peores condiciones.
No, es urgente que los mexicanos más humildes, los más honestos, los que realmente queremos solucionar los problemas, acabar con la pobreza y las injusticias, debemos aceptar, con todo lo que eso significa, que hoy no es el pueblo quien está concentrando el poder, ver que quienes hoy lo tienen (y lo quieren concentrar aún más), agrupados en Morena y aliados, no son sino los políticos de siempre, con uno que otro colado pero despistado y sometido, sólo que ahora con un lenguaje falsamente de izquierda o progresista o popular.
Por supuesto, no me puedo referir, ni lo hago, a la actual presidenta constitucional, ya que todavía está por verse, pues, aunque ella ya ha tenido poder y no tenemos que adivinar, es justo y correcto desde el punto de vista de la lógica aceptar la posibilidad de que su gestión como presidenta sea diferente (para bien, no para mal, que también puede ser y ojalá no), pero sí a todos sus compañeros que en el poder han demostrado su hipocresía al hablar del pueblo bueno y sabio, sin tener alguna conexión con la gente humilde, ni de facto ni de idea.
Pero la prueba definitiva de que los oportunistas enquistados hoy en el poder no son un Gobierno del pueblo está en sus resultados reales, contantes y sonantes. No haré un repaso de estos, que ya hemos mencionado en otras ocasiones y que el maestro Aquiles Córdova Morán resume claramente, al decir que el neoliberalismo está intacto y hasta fortalecido después de seis años de gobierno de la “Cuatro T”. La desigualdad se ha acentuado y lo sigue haciendo.
Destaqué en otra ocasión que, en contraste, cuando ha tenido oportunidad y tiene aún, el Movimiento Antorchista ejerce el poder con resultados notables en el combate a la pobreza, y no sólo en materia de programas sociales, sino sobre todo en la realización de obras y servicios dirigidos a las colonias y asentamientos más humildes y otrora marginados, promoviendo y desarrollando la educación, la salud, el abasto, las artes y el deporte, etcétera.
Pero, además, mucho antes de haber tenido la oportunidad de ejercer ningún poder público en ningún lado, los antorchistas llevamos cincuenta años luchando al lado de los más humildes, yendo a las colonias a organizar a la gente, a luchar a su lado por la solución de sus demandas más elementales, y que esta lucha la hemos realizado sin condiciones, sin buscar recompensas o beneficios, ni salarios o prebendas, ni nada de eso, y sin tener el poder ni buscarlo o ponerlo como objetivo o meta, como prueba inexpugnable de que los antorchistas no peleamos el poder por el poder, a diferencia de los oportunistas que se llenan la boca de hablar del pueblo, pero no entienden al pueblo porque ellos mismos nunca han sido pueblo, ni conocen la pobreza ni el hambre, y ya estando en el poder nada hacen para ayudarlo. Los oportunistas sólo pelean el poder, esa es su meta, esa es su vida.
No nos engañemos, debemos aceptar la realidad clara y contundente, entenderlo y grabarlo en lo más profundo de nuestro ser y de nuestra consciencia, porque la lucha sigue, y ahora en peores condiciones, pues los poderosos que siempre han tenido el poder, hoy lo conservan y usan, confiados en que el pueblo ha llegado a creer que el poder es del pueblo.
Quienes no tengan en mente solamente su beneficio personal o tengan un poco de dignidad y decoro, no les costará trabajo notar la diferencia entre pelear por el pueblo, que es lo que hace Antorcha Campesina, y pelear solo por el poder, como lo han hecho y siguen haciendo los conservadores, los liberales y los oportunistas.
Entendido esto, ahora los más humildes, los trabajadores, obreros, estudiantes, campesinos, amas de casa, etcétera, pueden pelear el poder para, con esa arma y ese escudo, pelear por el pueblo.
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