A muchos ciudadanos les resulta algo complejo comprender adecuadamente el rumbo que están tomando, en el Gobierno federal, los múltiples asuntos que tienen que ver con la vida del pueblo mexicano.En la cabeza del presidente Andrés Manuel López obrador y de sus funcionarios todo está bien, todo marcha bien; de acuerdo a lo que dicen, la economía pronto va a recuperarse gracias a la puesta en marcha del Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que los programas sociales aliviarán la pobreza, hablan de que estamos bien en seguridad y que la pandemia ha sido domada, entre otros muchos asuntos.Pero la realidad que se vive día con día, nos revela un panorama opuesto al que pasa por la cabeza de los actuales gobernantes de nuestro país.El control de la pandemia no se mira ni remotamente, sigue causando cientos de muertes diariamente al grado de que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) augura que para el mes de octubre en México habrá una cifra de 90 mil fallecimientos.Lo mismo sucede con la inseguridad, este cáncer arraigado ya dese hace rato a lo largo y ancho del territorio mexicano hizo que en los primeros cuatro meses de este año ocurrieran 11,535 asesinatos, cantidad que supera los daños provocados por este mal en relación al año pasado en el mismo lapso de tiempo.El presidente declara que se ha hecho mucho y que todo va a mejorar, que no permitirán que se lleven a cabo masacres, justo después de cuando se han cometido.También la encomia no marcha bien, la caída se estima en un 10.5 por ciento y el desempleo ya puede contarse por los 12.5 millones de mexicanos, sumando la población económicamente activa y no activa.Y los programas sociales de transferencias monetarias no hacen el milagro de mejorar la suerte de los pobres, las carencias son muchas y los recursos que reciben los beneficiarios no alcanzan a cubrir los gastos de la canasta básica, ni a cubrir el resto de satisfactores que se requieren para vivir dignamente.A los campesinos, el Gobierno federal los abandona a su suerte, ahora, en la temporada de siembra cuando requieren los programas de apoyo para hacerla rendir, y no se explican por qué esta actitud si en campaña se les prometió toda la ayuda, que, según el presidente, en gobiernos anteriores se les había negado o robado y que era la causa de su empobrecimiento.
La explicación a esta tragedia del pueblo mexicano existe, aunque para muchos será difícil reconocerla, y es que a pesar, de que en el discurso se pretende ser un gobierno de los pobres, es un gobierno enemigo de los pobres, solo así se explica que abandone a los ciudadanos a ser víctimas mortales de la delincuencia y de la pandemia, que mienta ofreciendo dos millones de empleos cuando lo cierto es que se están perdiendo y los trabajadores no tienen la forma de cómo resolver sus necesidades básicas, es enemigo de los pobres, porque los ilusiona entregándoles una limosna que los condena a vivir con hambre todo el tiempo.Es enemigo de los campesinos, porque sacrifica su actividad productiva y su modo de vivir, aplicando sin consideración el artículo 3.6 del T-MEC referente a la agricultura que reconoce que las ayudas internas a los sectores agrícolas del país, pueden tener efectos de distorsión al comercio entre los países firmantes.Esta es la explicación a la eliminación de los programas de apoyo a la producción agropecuaria, completando su traición a los campesinos permitiendo sin reclamar que los otros dos gobiernos, Estados unidos y Canadá, si subsidien la actividad agrícola de sus productores, para aprovecharse del mercado, convirtiendo a los campesinos mexicanos en consumidores de los productos de esos países.
La mejoría de los trabajadores y campesinos no se dará en el gobierno de la 4T, su vida seguirá arruinándose en la medida de que el tiempo avance, y este factor, el tiempo, debe servir a los trabajadores a comparar el discurso con la realidad, analizarla serenamente para llegar a una conclusión objetiva que les permita descubrir lo que realmente les conviene para salir de la pobreza en que se encuentran, seguramente se darán cuenta que vivir del apoyo monetario gubernamental es un obstáculo para desarrollarse como verdaderos seres humanos y que lo que se requiere es trabajar, trabajar mucho para producir las mercancías y los servicios que el pueblo requiere para vivir dignamente, y construir un sistema político que sea capaz de proporcionar los medios para producir y que cuente también con la sensibilidad suficiente para repartir equitativamente lo producido.Esta obra no será casual ni producto de una mente inmaculada, sino resultado del propio pueblo, organizado, educado y politizado.Obra en la que ya estamos trabajando desde hace 46 años.
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