En México tenemos serios problemas de servicios básicos como salud, vivienda, agua potable, educación, etcétera. Todos son importantes y preocupantes, pero es de lamentar y alarmante que la educación, siendo un pilar elemental, se encuentre sumergida en una crisis de falta de infraestructura y servicios básicos.
Así lo confirman datos del Instituto Nacional de Educación para los Adultos (INEA), que revela que alrededor de 27.8 millones de personas mayores de 15 años en México enfrentan rezago educativo, uno de cada tres adultos mexicanos.
Los tres candidatos hablaron de darle un amplio peso a la educación superior y no está mal, pero sabemos que para llegar a este nivel escolar es necesario tener una educación básica de calidad.
Este grupo se compone de 4.2 millones de analfabetas, 7.9 millones sin primaria terminada y 15.6 millones que no han concluido la secundaria. Entre los estudiantes mexicanos de 15 años, uno de cada dos no comprende lo que lee y dos de cada tres no pueden utilizar matemáticas simples, reveló la aplicación de la prueba PISA 2022, mientras que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) documentó que, de 2018 a 2022, creció el rezago educativo al pasar de 19 a 19.4 la proporción de la población en esa situación. Es decir, en cuatro años, el número de personas con rezago educativo se incrementó de 23.5 millones a 27.8 millones.
Pero el problema del rezago educativo es causado por varios factores, y uno de los principales es la falta de infraestructura o condiciones adecuadas para un buen aprendizaje. De los 127 mil planteles de preescolar, primaria, secundaria y bachillerato que hay en México, 26 mil 463 operan sin luz, lo que representa un 21. %; el 44 % (56 mil 209 escuelas) sin agua; un 5 % (5 mil 950) sin sanitarios; el 54 % (68 mil 199) sin computadoras; y el 44 % (89 mil 789) sin internet, según datos de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu).
Gran parte de estas carencias se deben a la falta de recursos para invertir en las instituciones. A estas carencias hay que sumarle que hay menos inversión, pues el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) analizó el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) 2024 y en materia de educación se planean destinar un billón 19 mil 449 millones de pesos, -3.6 % menor en comparación con 2015.
Ningún candidato dio una propuesta desarrollada y sustentada para disminuir el rezago educativo y sus factores. Sólo se dedicaron a promesas sin sustento.
Los tres candidatos hablaron de darle un amplio peso a la educación superior y no está mal, pero sabemos que para llegar a este nivel escolar es necesario tener una educación básica de calidad, que se tengan condiciones en infraestructura igual en las instituciones.
Los tres candidatos reforzaron sus propuestas en el tipo de modelo educativo a manejar, el funcionamiento de este, la distribución de becas, el análisis socioeconómico y cómo prevenir la violencia, pero se olvidan de las carencias de infraestructura y tecnología antes mencionadas, y cómo brindar las condiciones para un mejor aprendizaje de nuestros estudiantes.
Como vemos, ante la cruel realidad a la que se enfrentan los estudiantes, maestros y en general la educación mexicana, observamos que los partidos políticos no tienen claridad en qué hacer, por lo tanto, sus propuestas son muy limitadas.
Antorcha Magisterial propone tener un plan educativo integral, donde la educación no solo se base en materias exactas, sino también reforzar con actividades culturales y deportivas, mejoramiento de infraestructura utilizando una reforma progresista, que permita tener mayores ingresos para poder invertir en las necesidades.
Pero para poder aplicar estas soluciones, necesitamos un cambio de fondo y no solo en el ámbito educativo. La solución a este problema no puede ser propuestas limitadas. Tenemos que hacer un cambio de fondo donde los mexicanos pobres que viven en carne propia estas carencias sean quienes, de la mano con profesionales en el tema, establezcan esas medidas.
Mientras eso no ocurra, estamos sujetos a seguir navegando en estas condiciones. No nos engañemos, el próximo sexenio las cosas no cambiarán.
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