Si el quehacer diario de los líderes antorchistas no fuera el de abanderar los intereses de las clases más desvalidas, el trato calumnioso y denigrante no existiría por parte de quienes dispensan el poder oficial y económico, con el claro propósito de desaparecerlos del ánimo de todos los mexicanos y desistan de su lucha por la conquista de una mejor calidad de vida, más humana y más justa para todos.
Casi con seguridad puedo afirmar que los líderes del antorchismo son los más desprestigiados y calumniados en la historia política moderna de nuestro país. Han sufrido, desde siempre, un rabioso y continuo acoso por parte de quienes ven lastimados sus intereses económicos y por aquellos que consideran que el poder político está distribuido y que, en este reparto, no alcanza para nadie más.
Así, sin prueba de por medio que confirmen sus acusaciones, los enemigos gratuitos, descalifican y calumnian sin pudor alguno, utilizando todo el peso del poder que detentan e incluso se aprestan a fabricar delitos con tal de lograr su cometido.
El caso más reciente es en Chimalhuacán. En días pasados, en redes sociales y algunos medios informativos, dieron difusión a las acusaciones hechas por la morenista Xóchitl Flores Jiménez, presidenta municipal electa de este municipio, en contra de la administración que aún encabeza el Biólogo Jesús Tolentino Román Bojórquez, anunciando que “cuando lleguemos a la administración, todo lo que observemos, todas las irregularidades, las tendremos que denunciar,… sabemos y conocemos que la están saqueando -la administración- por todos lados…”. Tales afirmaciones calumniosas buscan desacreditar el trabajo de 21 años del Movimiento Antorchista y preparar a la opinión pública para que acepte que se persiga, condene y encarcele a los actuales gobernantes municipales, en primer lugar, al Presidente municipal en turno.
A Xóchitl Flores y compañía, nada les importan los grandes logros materiales, sociales, económicos y de seguridad que ha tenido Chimalhuacán desde el año 2000, encabezadas por administraciones municipales antorchistas; lo único que les interesa es enlodar, y de ser posible, sepultar políticamente al valiente, honrado y trabajador luchador social que es Jesús Tolentino Román Bojórquez.
La lista sigue. En Veracruz, una entidad gobernada por Cuitláhuac García Jiménez, también de filiación morenista, un Estado que además de destacar por la pobreza en la que se encuentran sumidos miles de veracruzanos, donde la inseguridad y violencia rampantes cobran a diario la vida de mucha gente, a quienes luchan para cambiar esta situación, también se les criminaliza y reprime.
Los antorchistas de todo el país denunciamos esta nueva embestida en contra de nuestros compañeros, que busca privarlos de su libertad y dejar en la indefensión a las masas populares empobrecidas, que han encontrado en su organización una tabla salvadora para que de manera organizada luchen por condiciones de vida más humanas. Por eso, nos disponemos, con los modestos recursos a nuestro alcance, a denunciar estos atropellos y decirle a la opinión pública que no permitiremos que se cometan injusticias en contra de luchadores sociales cuyo único “delito”, es luchar junto a sus iguales de fortuna.
Lanzamos la voz de alerta, porque está claro, que esta nueva embestida surge al amparo y con la venia del mismísimo presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, quien igual que nuestros actuales detractores, no ha dudado en utilizar el púlpito presidencial para denigrar a los líderes antorchistas, acusándolos de “intermediarios”, “chantajistas”, “vividores”, etc., sin presentar jamás prueba alguna de sus dichos.
En Antorcha consideramos que la madurez cívica que se observa en la opinión pública nacional, no solamente impedirá que tengan éxito acusaciones y maniobras tan repugnantes, como las que protagonizan los funcionarios públicos de los que se habla más arriba, sino que incluso dará paso a que reciban un sonado y merecido repudio.
Por nuestra parte, podemos afirmar que los ataques que lanzan sujetos tan descalificados, moral y políticamente, lejos de ofender a los acusados, los ensalzan, los enaltecen a los ojos de la gente limpia y sin prejuicios que conocen su trabajo en favor de los menesterosos del Estado de México y de Veracruz. Se sabe bien, que hay ataques que gratifican a quien los recibe, mejor que los más encendidos elogios, todo depende de la fuente que provengan y si vienen de los enemigos del progreso y de todo vestigio organizativo, lo único que prueba es que la laboriosidad, honradez y valentía de los líderes antorchistas está más que probada, por eso tienen que recurrir a la calumnia y a los delitos prefabricados para deshacerse de ellos.
El antorchismo nacional debe estar atento de que no se cometa ninguna injusticia en contra de nuestros compañeros. Defendamos con energía y valor al biólogo Jesús Tolentino Román Bojórquez y al ingeniero Samuel Aguirre Ochoa, de la embestida morenista; avancemos junto con ellos en nuestro propósito de crear una vida más justa y más equitativa para todos, aunque para ello, una vez más tengamos que enfrentar el poder oficial. Hagamos que nuestras palabras sean como las llamas del viento que caliente el corazón de todos los pobres, que llenan de alegría el corazón de hombres, mujeres y niños desvalidos, trabajemos porque todos tengan pan y vestido y luchemos por la construcción de un mundo mejor para todos los mexicanos.
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