“Sufragio efectivo, no reelección”, esa fue la consigna con la que Francisco Ignacio Madero, un personaje de no mucha trascendencia, como escribiera el maestro Jesús Silva Herzog en su Breve Historia de la Revolución Mexicana, diera inicio a la lucha por el derrocamiento de Porfirio Díaz Mori, el presidente mexicano que se perpetuó en el poder por 30 años y 5 días, de manera intermitente, desde 1876 hasta 1911.
Por ese largo periodo de gobierno al presidente Díaz le valió el apelativo de dictador y con esto se esconden las aportaciones que hizo al desarrollo de México: ferrovías, telégrafos y sistemas eléctricos, entre otros. Don Porfirio ya no representaba a la naciente burguesía mexicana, sus clasemedieros científicos, fieles positivistas, habían dejado de darle más beneficios a los nuevos ricos, era necesario un salto al desarrollo de México.
Lo cierto es que la reelección en este nuestro “México lindo y querido”, es un trapo con que se limpia el piso para que puedan caminar tersamente los personajes a los que se quiera encumbrar al gobierno de una nación, estado o municipio, según los intereses del grupo en el poder o la clase dominante.
El tema viene a cuento por la reciente “designación” como candidata a la presidencia municipal de Chimalhuacán, la actual munícipe, Xóchitl Flores y a Felipe Arvizu, para el mismo cargo en el municipio vecino de este último, Ixtapaluca (la Jornada, 11 de marzo de 2024).
En los años de gloria del extinto Partido Revolucionario Institucional (PRI), la designación de un candidato era motivo de toda una ceremonia, cual elección papal, de la que se esperaba el ansiado humo blanco, para iniciar “la cargada”. Los protagonistas del cenáculo priista eran personajes con dominio de sus huestes y las frases lapidarias no se hacían esperar: “La caballada está flaca”, fue una de las más sonadas y hacía referencia a la carencia de líderes con arrastre popular que les permitiera una elección tersa.
Las tribus morenistas, que arrancaron como “caballo de hacienda” en 2018, con la dirección del mayor histrión en la política mexicana, Andrés Manuel López Obrador, ya se les “cansó el caballo”. Es más, ya ni a caballo llegan y recurren a los que les queda. Solo así se explica la designación de no tan ilustres personajes, de triste desempeño como gobernantes municipales.
La historia registra a innumerables humanistas que se han mantenido en el gobierno de sus respectivos países, merced de los buenos resultados de su gestión, a los que los dueños del capital imperial los ha llamado “dictadores”, claro está, con los fines más tenebrosos para descalificar a verdaderos competidores que les disputen el curso de la vida universal. Tal es el caso del Comandante Fidel Castro, que mantuvo la dirección de del gobierno cubano desde el mismo triunfo de la Revolución Cubana, en 1959, hasta febrero de 2008, cuando el líder guerrillero dejó la dirección del gobierno en manos de los relevos del Partido Comunista de Cuba. Los intereses del imperialismo yanqui nunca le perdonaron la osadía de haberse rebelado a sus designios: a uno lo calificaron de dictador y a su gobierno, de dictadura, y así lo han repetido los medios, hasta el cansancio, periodistas de todo pelaje lo repiten. Cuba está muy lejos de la narrativa imperial, son ejemplo en muchos renglones de la vida cultural, científica, deportiva y social, la reelección no la promovió el Comandante en Jefe, fueron los cubanos los que lo eligieron. Como dice el cantante español: “Digan lo que digan…”
Pero la reelección en Ixtapaluca y Chimalhuacán no es por el arraigo o la popularidad de los designados, es más bien y ¿A quién ponemos? Sus posibilidades de éxito no son remotas, peligrosamente los dos municipios corren el riesgo de “repetir”, como se dice coloquialmente. Pero, no se engañen, no es por su desempeño como gobernantes, no es por su elocuente discurso, menos por la honestidad en su desempeño. Si ganan serán gracias a la compra más burda y descarada en toda la historia de le vida “democrática” de México que se conoce con el genérico de “Bienestar”, llámese pensiones, becas, jóvenes, fertilizante, tandas, bien pesca, etc.
Esas son sus posibilidades, no remotas, de reelección de los candidatos morenistas en ambos municipios: gracias a los apoyos Bienestar. Si del desempeño hablamos, ahí es otra historia.
Salvo la inversión de 180 millones de pesos en la construcción de un C4, una inversión de otros niveles de gobierno, la ciudadanía no sabe en que se invirtieron los 2,464 millones de pesos autorizados para el ejercicio 2023 en Chimalhuacán, sobre todo porque muchas obras emblemáticas han sido abandonadas, como el Guerrero Chimalli, el Parque Ecoturístico El Chimalhuache, parques infantiles cerrados, comedores comunitarios expropiados y luego abandonas, en fin, la lista es interminable. Dos son los temas que recurrentemente están causando mucho daño y molestia entre los chimalhuaquenses: el agua potable y la seguridad pública.
En el primer caso, el del agua potable, en 2021, en medio de la pandemia, Chimalhuacán levanto bandera blanca en el tema del vital líquido. A Xóchitl Flores le bastó medio año para colapsar el sistema de la red de agua potable, hoy, no hay día en que las oficinas del organismo de agua potable o la misma presidencia municipal, estén copados por ciudadanos molestos por la falta de agua en sus domicilios y por la nula respuesta de la directora del organismo encargado. En el extremo de la irresponsabilidad está la explosión de un tanque en la Colonia Tepenepantla por la mala operación del sistema de válvulas.
En menos de un año del gobierno morenista de Xóchitl Flores el índice delictivo subió al cuarto lugar, después de que los “gobiernos anteriores”, lograron abatir este índice más allá del lugar 50, nuevamente Chimalhuacán es tema de actos de la delincuencia en los medios de comunicación.
Groso modo, estos son los números de la aspirante a la reelección al cargo de presidenta municipal en Chimalhuacán, ¿Hay de que presumir? ¿Hay la justificación para que una gobernante que no atiende y, como consecuencia, no resuelve las necesidades de sus gobernados pueda aspirar a seguir en el cargo? La respuesta parecería obvia, la necesidad, más que el surrealismo, parece tener otra.
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