La pandemia fuera de control, la economía de las familias más arruinada que nunca, desempleo, más de 170 mil muertos, más de un millón de contagios y a eso hay que agregarle el circo en el que intenta gobernador la autodenominada "Cuarta Transformación. Todos hemos podido constatar los grandes problemas que la covid-19 ha hecho aún más evidentes; la pobreza es de tal magnitud en nuestro país que impidió que millones de mexicanos pudieran cumplir con la medida de aslamiento social para evitar, ciertamente, la propagación de la mortal enfermedad. La mayoría esperabamos que el Gobierno federal y los gobiernos estatales implementaran medidas de apoyo a la población que estaba perdiendo su empleo; los antorchistas, por ejemplo, dijimos que era necesario la implementación de un programa emergente de distribución de alimentos no solo para los que habían perdido su única fuente de ingreso, sino para los que desde siempre, habían sido invisibles a los ojos de las autoridades, a los miles de hidalguenses que aún viven en la marginación total y, sin embargo, los que hoy se proclaman gobernantes, decidieron dejar a su suerte a los hidalguenses quienes sobreviven día tras día.
Por ejemplo, uno de los datos que coincide con la realidad, con el día a día en los municipios de Hidalgo y más aún en Pachuca, Mineral de la Reforma y Tulancingo, es el que proporciona la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, informó que durante 2020, Hidalgo presentó la cuarta tasa de informalidad más alta de México, solo por debajo de Guerrero (78.5%), Oaxaca (76.6%) y Chiapas (74.3%). Lo anterior significa que más de 884 mil hidalguenses se desempeñan en actividades precarias, en la informalidad; trabajadores que se encuentran en total vulnerabilidad en sus empleos por las difíciles condiciones a las que se enfrentan por no contar, al menos, con un contrato que les asegure prestaciones laborales. Según informa también la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, en Hidalgo, siete de cada 10 ciudadanos son trabajadores informales.
Y más aún. A la falta de empleos formales, hay que sumar también, la pobreza en los ingresos. De acuerdo con el índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP), durante los últimos tres meses de 2020, 51 de cada 100 hidalguenses tuvieron ingresos inferiores al costo de la canasta básica; con esto nos colocamos entre las cicnco entidades con mayor número de ciudadanos a los que el salario simplemente no les alcanza ni para comer; compartimos posiciones con Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Morelos. Si vemos el problema en relación al número total de habitantes en la entidad, el ITLP del Coneval, dice que al menos el 55.1 por ciento de la población hidalguense se encuentra en es situación, esto significa que 1 millón 574 mil personas apenas y les alcanza para "medio comer” o mejor dicho, para sobrevivir.
¿Y los que no reciben ningún salario? Pues en esta situación se encuentran maestros de Pachuca -de quien ya hemos hablado anteriormente- y quienes están por cumplir un año sin recibir un solo pesos debido al bloqueo institucional que ejerce sin ninguna justificación el Gobierno de Hidalgo; no les ha bastado haber abandonado a los hidalguenses durante toda la pandemia, los dejaron en el olvido total, sin al menos una despensa, sino que todo lo contrario, funcionarios estatales ejercen sus cargos para afectar a los hidalguenses. Durante todo este tiempo hemos estado apelando a la sensibilidad y a la importante intervención del gobernador, licenciado Omar Fayad Meneses; sin embargo, la respuesta ha sido el silencio a las necesidades de la población que hoy demanda y necesita de gobernantes que sirvan sí, a sus gobernados. Veremos.
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