En la Península de Yucatán siempre fue Quintana Roo el gran empleador de los ciudadanos nativos de las vecinas entidades de Campeche y Yucatán, pues un sinnúmero de connacionales viajaba al paradisiaco destino turístico en busca de oportunidad de trabajo e, incluso, para probar y hacer pequeño negocio; en muchos casos lo lograron, desafortunadamente ahora las cosas han cambiado para mal.
Basta mencionar que ahora Quintana Roo es considerado el segundo estado a nivel nacional con los peores ingresos para vivir y, lamentablemente, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política y Desarrollo Social (Coneval), en 2020, el 27 por ciento de los quintanarroenses percibían un salario que les impedía acceder a la totalidad de los productos de la canasta básica, principalmente carnes rojas, precios que hoy están por los cielos.
La gravedad de esa situación trascendió con los mismos datos proporcionados por el Coneval, que afirma que en el primer trimestre de 2021, o sea de enero a marzo del año en curso, el porcentaje de las personas que no ganaban un salario digno, un sueldo adecuado para darle de comer a sus familias, aumentó al 37 por ciento, algo sumamente preocupante. Sólo la Ciudad de México supera a Quintana Roo en salarios que podríamos llamar de “hambre”, ésta última registró un aumento del 14.9 por ciento. Pero en ambos casos podemos asegurar que la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores es, sin lugar a dudas, consecuencia de la pandemia, pero también del nulo apoyo de las autoridades estatales y del Gobierno federal hacia los micros, pequeñas y medianas empresas.
En Quintana Roo el desplome de toda la actividad turística colapsó la actividad económica y con ello, como ya hemos señalado en sinnúmero de ocasiones, la pérdida de miles de empleos que hasta la presente fecha perdura y a pesar de los llamados de apoyo por parte de los empresarios para recuperar la mano de obra, la respuesta del gobierno de Carlos Joaquín y del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ha sido nula, no hay la capacidad o no se quiere ayudar.
Al inicio de la pandemia se pensó que el Gobierno federal emprendería medidas emergentes para ayudar a soportar la carga a los empresarios, pero no fue así, el Presidente de la “4T”, prefirió regalar dinero a raudales, sin ton ni son, en su afán por conservar su popularidad y el apoyo de los ciudadanos que, en respaldar acciones de rescate al salario, por ende, del poder adquisitivo de los trabajadores y sus familiares. Hoy los bolsillos de los quintanarroenses están en “bancarrota”, pues pasó de un ingreso laboral real de dos mil 118 pesos a mil 796 y todo indica que seguirá a la baja.
Es en las colonias y comunidades más pobres de la entidad donde se padece más esta situación, donde los ciudadanos han realizado muchos llamados de apoyo a las distintas autoridades, pero como siempre, solo promesas incumplidas pues a los más pobres no se les otorgó nada. Pero algo se tiene que hacer para frenar esta escalada a la baja del salario de los ciudadanos de Quintana Roo, porque ellos no son los culpables de la situación económica que enfrenta el país; el Gobierno tiene la responsabilidad y la obligación de garantizarles un nivel de vida digno, para eso fueron electos.
Finalmente, es conveniente que la gente sepa que las cosas pueden mejorar si estamos unidos y organizados para enfrentar el problema. Por tal razón, el Movimiento Antorchista Nacional, organización que trabaja y lucha para mejorar las condiciones de vida de los que menos tienen, invita a todos los trabajadores de la industria turística, trabajadores de la construcción, ambulantes, pequeños y medianos empresarios, amas de casa, estudiantes, en fin, a todos los ciudadanos que viven de su trabajo y que, a su vez, son la fuerza de trabajo que mantiene vivas las actividades turísticas en este paradisiaco estado, para que se organicen en Antorcha; juntos como uno solo, obliguemos a las diferentes autoridades gubernamentales a brindarnos mejores condiciones de vida. Vale.
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