David es un niño alegre pero tímido, agacha la mirada en cada respuesta que nos brinda. Él y su hermano se dedican a volear zapatos en la capital de Chiapas, actividad que combina con sus estudios de primaria en los que destaca con un promedio escolar de 9.0. Está por concluir ese peldaño educativo, y ansía con fuerza enorme, tener una comida, que va a preparar su abuela, para celebrar el día en que se gradúe y empiece el objetivo de cursar la secundaria.
La historia de David no es distinta de la de cientos de niños y jóvenes que deben alternar los estudios con el trabajo para colaborar en la satisfacción de las necesidades del hogar. Muchos de estos niños tardan horas en el centro de la ciudad, porque se dedican a vender dulces u ofertan servicios de limpieza de calzado para obtener, en un buen día, hasta 150 pesos para llevar a casa.
Lejos han quedado ya los juegos infantiles, las carcajadas en la escuela y el jugar con ser adultos algún día, la realidad los ha tomado por suyos lejos de los juegos infantiles, y es más dolorosa de lo que ellos pensaban. En Chiapas, cerca de 4 millones de niños y jóvenes, en edad escolar viven esta misma situación, cifra con la que el estado ocupa el tercer lugar a nivel nacional por casos de trabajo infantil.
A pesar de las distintas leyes ya promulgadas que protegen a los niños de la explotación y el trabajo infantil, la realidad atina a que es necesario que ellos salgan también a ganarse el pan.
¿A qué se dedican tus papás? –le preguntamos a David- sus grandes ojos color café nos ofrecen toda la sinceridad que presta la infancia –mi mamá es ama de casa y vende productos de catálogo, y ya mi papá era trabajador en una casa, pero no puede ir por lo de la covid-19, que dicen que está pegando duro, y ahora está trabajando de abonero y venden muebles para las casas.
La pandemia ha agravado también el índice de desempleo en el país. En el momento de leer este artículo, cerca del 15 por ciento de la población. Miles de mexicanos se vieron obligados a encontrar otros medios para subsistir debido a que perdieron sus empleos por la pandemia. El cierre de establecimientos, los despidos masivos, la falta de sitios en donde emplearse, el cierre de plazas y comercios y un largo etcétera propiciaron también este aumento en el desempleo.
Los niños son los más afectados con esta situación. Al preguntarle a David, acerca de sus clases, él mencionó que cerraron su escuela; “y ahora hay que ir los martes a recibir tareas y el “cuadernillo” que hacen los profes, pero hay que ir a dejar el de la semana pasada y ya los que pueden le van mandando un “WhatsApp” a los profes para que les ayuden si tienen dudas.
“Cuando empezó nos dijeron que nos fijáramos en la tele, que ahí nos iban a apoyar, pero somos cuatro (2 de ellos en la primaria, uno más en secundaria y otro en preescolar), y nomás hay una tele, y luego nos peleábamos por ver el canal que le tocaba a cada uno por el año en el que iban y no aprendimos nada”.
La realidad de David es compartida también por otros 603 mil 900 niños que, según cifras oficiales, hoy se encuentran trabajando en las calles. A David se le hace tarde, su hermano mayor le dice “vamos ya” marchan los dos rumbo a su casa, no sin antes decirnos que les demos “la propina” por haber tomado parte de su tiempo, mañana volverán a salir a trabajar; por hoy han comprado queso, pan y un juguete de plástico que muestra el alfabeto para su hermano en preescolar. David menciona que llevan algunas semanas juntando dinero para comprarlo, ya que el más pequeño se queda casi solo en casa porque sus papás deben trabajar y ellos también.
“Es para que se entretenga y no se sienta triste”, dice David antes de marcharse, los hermanos marchan jugando en las banquetas y recogiendo capulines del árbol gentil de la oficina de prensa. La sociedad y los malos manejos de la política a favor de los derechos de la niñez, orquestados desde el Gobierno federal, convierten a la niñez y el trabajo en sinónimos, lejos del oxímoron, y privan de los juegos y risas a estos niños que ahora, deben marchar pronto a casa, pues ya es hora de comer.
La Real Academia Española defino Oxímoron como una “combinación, en una misma estructura sintáctica, de dos palabras o expresiones de significado opuesto que originan un nuevo sentido, como en un silencio atronador”.
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