El mundo multipolar avanza día a día y no se detiene. No se detendrá. Después del fin de la Guerra Fría, Estados Unidos, como potencia hegemónica, impuso sus intereses económicos en todo el mundo por la vía de la guerra, destruyendo a todos los liderazgos que le hicieron frente. Hoy, sin embargo, el liderazgo único se desmorona, mientras en el mundo se levantan las potencias emergentes encabezadas por Rusia, China y los países del Brics.
Estados Unidos es un imperio en decadencia. Los estadounidenses quieren aún imponer sus políticas supremacistas a todo el mundo; sin embargo, no han resuelto los grandes problemas en el interior de su país, donde la desigualdad es gigantesca.
Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, declaró que “el sueño americano empieza a parecer lo que es: un sueño, un mito sin datos”. Durante la pandemia ocuparon el primer lugar del mundo en muertes por Covid-19 con más de un millón de decesos. De 1966 a 2012, un tercio de los tiroteos masivos han ocurrido en Estados Unidos. En 2022, la sobredosis por consumo de drogas dejó 100 mil muertos. La imagen de potencia perfecta ha quedado en el pasado.
China es un ejemplo para el mundo. En vísperas del 74 aniversario de la fundación de la República Popular China, es digno de recordar que el país gobernado por el Partido Comunista Chino rescató de la pobreza a más de 800 millones de personas; una hazaña inédita para la humanidad.
En plena pandemia, el PIB de China alcanzó los 15.7 billones de dólares y creció gracias a su política de salud; hizo crecer la cantidad de personal científico y técnico al pasar de menos de 50 mil en 1949 a más de 5 millones en 2023. Así, China demuestra que otro modelo social es posible.
Rusia es un país que defiende su autonomía y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) le declaró la guerra. El pueblo de Rusia, de la mano de Vladímir Putin, recuperó su dignidad y pasó de servir a los intereses del capital gringo a ser una potencia en ascenso, y la mayor aliada de Europa en tan sólo veinte años, algo que el imperialismo no le perdonó. Pese al bloqueo económico y la guerra que la OTAN le ha hecho en Ucrania, Rusia ha resistido y da pasos a su tercera victoria contra un imperio; en 1812 contra Napoleón, en 1943 contra Hitler y ahora contra Estados Unidos.
Estados Unidos es un imperio en decadencia que quiere imponer sus políticas supremacistas a todo el mundo sin haber resuelto los grandes problemas en el interior de su país, donde la desigualdad es gigantesca.
África se levanta. Durante más de trescientos años, África fue la mina de saqueo de Europa Occidental y, durante el último siglo, de Estados Unidos. En los últimos tres años ha habido ocho golpes de Estado en países de África y el hecho de que la prensa occidental no califique estas rebeliones como “Primavera Africana”, indica que son auténticas e históricas. El coronel Sadio Camara, ministro de Defensa de Mali, señaló: “nuestro pueblo ha decidido volver a tomar las riendas de su destino y levantar su autonomía con socios más de fiar”, refiriéndose a Rusia y China.
En cuanto a México y América Latina, también deben sacudirse las cadenas. Ejemplos como el de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Brasil deben servir como ejemplo de lucha y resistencia contra la política de saqueo de Estados Unidos.
América Latina es la región más desigual del mundo. En México el 1 % más rico, es decir 1.2 millones de personas, se llevan 47 de cada 100 pesos de riqueza generados. El bombardeo mediático en nuestro país y el continente, sin embargo, ha reducido como única alternativa de superación a Estados Unidos, cuando esto no es así.
“No estamos pensando en cómo expandir la vida en las estrellas, sino en cómo acabarla en nuestro planeta. Nos hemos dedicado a la guerra. Nos han convocado a la guerra”, declaró el presidente Gustavo Petro, de Colombia, en la 78 sesión de la Asamblea General de la ONU, en Nueva York, el pasado 19 de septiembre.
Los antorchistas somos partidarios del mundo multipolar, defendemos el derecho de los países de buscar el camino para el desarrollo de sus pueblos y exigimos que Estados Unidos y la OTAN detengan su escalada militar contra Rusia que, de continuar, sólo nos arrastrará a una fatal guerra nuclear en la que nadie, ni siquiera las mismas cucarachas, sobrevivirá.
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