En México vivimos una clara contradicción y confusión de opiniones con respecto a los problemas que se agudizan en nuestro país, por ejemplo, el de la inseguridad y violencia; por un lado, está el panorama que trazan los economistas, sociólogos, politólogos, expertos en geopolítica y organizaciones nacionales e internacionales que basan sus datos y cifras en investigaciones propias.
Por otro lado, está la opinión del presidente Andrés Manuel López Obrador que a diario nos pinta una realidad de fantasía desde sus conferencias mañaneras en las que presume un país exitoso, un México que está mejor que nunca: feliz feliz feliz, gracias a su gobierno de la Cuarta Transformación.
Pero de acuerdo a datos oficiales, informes e investigaciones sobre inseguridad, México es el país con el mayor mercado criminal en el mundo ya que suma una puntuación de 8 y 7.5 en el indicador de mercado criminal y criminalidad en general. Nos encontramos en el cuarto lugar a nivel mundial y en el segundo en el continente americano, con mayor presencia de grupos delictivos organizados, incluyendo cárteles y redes de corrupción.
Además, México obtiene el primer lugar, de 193 naciones, donde se cometen delitos de inmensa gravedad como trata y tráfico de personas, tráfico de armas, de flora y fauna.Simplemente, durante 2020, con el gobierno de Morena, México se posiciona como un país de tránsito para la trata de personas y tráfico sexual, siendo víctimas de este aterrador delito, no solo los mexicanos, sino también hombres y mujeres centroamericanas, cuyo trágico destino es el país vecino Estados Unidos. De igual manera, México se encuentra en los primeros lugares en la venta de drogas y estupefacientes como la cocaína, marihuana.
Al respecto, López Obrador afirma que la situación del país va por buen camino, siempre que habla de los resultados de su política de combate al crimen organizado, el cual se limita a “abrazos no balazos”, proponiendo burlonamente, que a los maleantes que se porten mal se les acuse con su mamacita. Asegura, sin remordimientos, que bajo su gobierno las cosas están muy bien, sin embargo, esto dista no solo de los datos de los analistas e investigadores, sino también de la propia realidad de los mexicanos y sin miedo a equivocarme, invito al presidente a que dirija su vista al estado de Morelos y sea capaz de sostener sus irreales afirmaciones.
En Morelos, la inseguridad pública ha alcanzado niveles preocupantes que ameritan de respuestas urgentes y contundentes para recuperar el clima de tranquilidad y de paz que reclaman las y los morelenses. En las últimas semanas se ha desbordado la violencia en los municipios de Cuautla, Temixco, Jiutepec, Emiliano Zapata, Cuernavaca y Puente de Ixtla, principalmente. Los ilícitos comunes son el robo, en todas sus modalidades y el homicidio doloso. En el caso del robo, prevalecen los asaltos a negocios, a casa habitación y a transeúntes, así como el robo de vehículos con violencia, mismo que ha tenido un repunte en los últimos meses.
De acuerdo con las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), de la Secretaría de Gobernación, Morelos se colocó como el segundo estado del país con más feminicidios y el cuarto con más homicidios dolosos, con una cifra escalofriante que, de enero a septiembre de este año, en Morelos se cometieron 27 feminicidios y 57 homicidios dolosos contra mujeres, prueba de ello, es la terrible noticia que acabamos de ver en los medios de comunicación sobre el caso de la joven Ariadna Fernanda, quien fuera asesinada sin piedad y sin esclarecimiento hasta la fecha. Con todo esto comprobamos que la tasa de incidencia delictiva por cada 100 mil habitantes, nuestra entidad se posicionó en el cuarto lugar, solo detrás de Chihuahua, Baja California y Colima, al duplicar con 4.7 casos la tasa nacional que es de 2.2 por cada 100 mil habitantes. Es inconcebible en verdad que pesar de estas cifras, el gobernador Cuauhtémoc Blanco aseguró, hace unos días, que “gracias a Dios” la estrategia de seguridad implementada por su administración va muy bien.
Cómo vemos, solo la clase política se siente segura porque tienen la posibilidad de garantizar el pago de su seguridad, pero en Morelos ya ni eso funciona, puesto que como todos sabemos, el pasado 5 de octubre, nos enteramos del lamentable asesinato de la diputada Gabriela Marín. En Morelos, en cuanto cae la noche ya no se puede salir a la calle; te levantan, te matan y en el mejor de los casos sólo te asaltan. La mal llamada Cuarta Transformación, con el gobierno de Morena, en Morelos y en México, ya es un régimen fracasado que, a pesar de presentarse en su interminable campaña como gobierno progresista que representaría al pueblo, resultó ser falso, dado que, el proyecto morenista solo ha ahondado las desigualdades sociales.
Finalmente, ante la crisis económica, política y social que vivimos los mexicanos y frente a la manipulación de la cuarta transformación a través de sus mañaneras, se vuelve más ineludible la tarea de construir un verdadero partido de la clase trabajadora para competir democráticamente por el poder del país.
Es urgente que los antorchistas sumados a otros verdaderos luchadores sociales lo entendamos y pongamos manos a la obra en la construcción de un cambio real para todos. Debemos seguir trabajando para conseguir llevar al poder a un gobierno genuinamente popular y para ello, se requiere como condición previa e indispensable, continuar organizando sólidamente al pueblo y concientizar a las clases trabajadores para lograr la unidad ideológica, esa sigue siendo nuestra tarea por el momento.
Le solicitamos al gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo y al presidente Andrés Manuel López Obrador, que se dejen de tonterías y en verdad atiendan los verdaderos problemas de los morelenses, la inseguridad en términos prioritarios. El Movimiento Antorchista sostiene que para que en verdad llegue esta seguridad que tanto reclama la sociedad, se debe trabajar en que cada hombre sea consciente, crítico y educado, que sea capaz de transformar su realidad y deje de pensar de manera individualista, pero para ello necesita contar, en un principio, con un estado gobernado por el pueblo y para el pueblo que le proporcione un buen empleo con un salario digno que le permita a él y a su familia, garantizar su sano desarrollo, además, de un esquema fiscal progresivo donde se cobren más impuestos a los dueños de los grandes monopolios, así como racionalizar el gasto público para que beneficie a las mayorías. La invitación es a organizarse queridos morelenses.
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