La triste realidad que enfrenta nuestro país es desalentadora, conforme revisamos las estadísticas que se presentan nos encontramos con un sinfín de datos espantosos que causan indignación. Tan solo en inseguridad, se encuentra en todo su esplendor en la mayoría de los estados del país; la migración sigue causando estragos entre la población y la intervención del gobierno federal sigue siendo insuficiente.
La violencia se ha disparado a datos inimaginables, tan solo las muertes ocurridas suman 150 mil homicidios en cuatro años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, y es que tampoco hay que dudar que este dato sea uno más de los inventos del gobierno por cubrir la bochornosa situación que enfrenta el país, basta con escuchar la narración de los habitantes de las colonias para darse cuenta que lo que prospera en esos lugares es todo menos la seguridad, lo que provoca inestabilidad en todos los sentidos.
Por otro lado, la migración sigue siendo un tema vigente que no se ha combatido con políticas que beneficien, no solo a los migrantes, sino a los mexicanos, pues estos se suman a las estadísticas de las personas que salen de su lugar de origen en busca de mejores condiciones para ellos y sus familias. Existe un desinterés inimaginable por parte de un gobierno que solo es capaz de minimizar grandes injusticias y problemas mayores.
Por ejemplo, el reciente incendio donde al menos 39 migrantes murieron por asfixia, con quemaduras graves e incluso sus cuerpos fueron incinerados totalmente. Este evento no puede ser menor y menos puede ser minimizado por el propio presidente diciendo que los culpables son los propios migrantes, adoptando una actitud sin responsabilidad y desinteresada, además por la nula disposición de crear y llevar a cabo un plan nacional que enfrente el problema de la migración.
Es cierto que México representa a uno de los países con mayor diversidad en gran parte de su territorio, y en riqueza se presenta entre los 14 países más ricos a nivel internacional. Sin embargo, la riqueza se ve mermada al no ofrecer bienestar a los miles y miles de mexicanos que viven en condiciones de pobreza, pobreza extrema y desigualdad. Lo que ha provocado en muchos lugares el problema de la migración a los Estado Unidos, en busca del sueño americano, sin importar que en su búsqueda puedan encontrar la muerte.
En Tamaulipas, las zonas más afectadas por este fenómeno son las zonas fronterizas: Matamoros, Nuevo Laredo y Reynosa. De acuerdo con los resultados del Censo de Población y Vivienda 2020, se registró que entre 2015 y 2020 casi 18,000 personas de la entidad emigraron y ahora viven en el extranjero. Dos terceras partes de la población que emigró a otro país corresponde a hombres con una edad mediana de 26 años (61.2 por ciento), mientras que las mujeres con la misma edad mediana representan 38.8 por ciento del total.
Los datos muestran la migración principalmente de personas jóvenes en edad laboral. Las principales causas de la migración internacional de las personas tamaulipecas fueron por motivos laborales y económicos (51.5 por ciento), mientras que 16.3 por ciento se debió a situaciones familiares, 14.9 por ciento por causas personales y 13.6 por ciento por cuestiones educativas.
A esta problemática se suman las zonas marginadas como el altiplano tamaulipeco, una de las más pobres de la región, pero donde la migración es la única salida que encuentran jóvenes y adultos para salir de la pobreza. Sin embargo, esta aparente solución de irse “pa´l norte” no ha logrado sacar a las familias del atraso social en la que se encuentra, para esto hace falta mayor inversión en infraestructura, la generación de empleos que paguen mejores salarios y una educación de calidad, que se eduque a los jóvenes con una visión distinta, de cooperación y solidaridad hacia la sociedad. Lamentablemente esto no será posible, debido a la falta de disposición de un gobierno que no resuelve los problemas más esenciales del país.
En México cada vez se presenta un retroceso más significativo y es que para los gobiernos existe poco interés en resolver los problemas más esenciales, aun cuando estos sólo requieren la voluntad de sus gobernantes. Hace falta un gobierno que se preocupe por el avance de su ciudad, por el desarrollo y bienestar de toda la población. De lo contrario seguiremos siempre en las mismas y será el pueblo trabajador quien pague siempre las consecuencias de los grandes males que atraviesa nuestro país.
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