¿Podría México adoptar algunos de los principios geopolíticos de los modelos anglosajón o francés con el fin de llegar a ser una de las naciones más prósperas del mundo?
Para sustentar mi respuesta a esta interrogante, considero necesario dejar asentado, aunque en forma sintética, los rasgos distintivos que analiza el doctor Leopoldo González Aguayo, sobre los modelos geopolíticos anglosajón y francés, para luego responder si nuestro país está en posibilidades de adoptar algunos de los principios de dichos modelos para convertirse en una de las naciones más prósperas del mundo.
Como vimos, la escuela geopolítica francesa, encabezada por Yves Lacoste, sostiene que la geopolítica es el análisis de las rivalidades del poder político de los Estados poderosos sobre el territorio de otras naciones, especialmente cuando se trata de adueñarse de los recursos naturales de los países más débiles.
Por su parte, la escuela anglosajona, encabezada por John Agnew, sostiene que el poder y la hegemonía se desarrollan no solo en el ámbito territorial, como sostiene Lacoste, sino que se imponen de manera espacial, global, es decir, utilizando las más diversas y complejas formas: pienso, por ejemplo, en la transferencia multimillonaria de capitales en los mercados financieros o en el control mundial sobre los medios de comunicación y transporte.
El modelo geopolítico mexicano, encabezado por el doctor Leopoldo González, sostiene que la geopolítica es un instrumento que permite a las dirigencias políticas de cualquier sociedad y época histórica, obtener el conocimiento para elaborar un diagnóstico de los problemas que se enfrentan y tener así la posibilidad de trazar políticas internas y externas que permitan la solución de los conflictos.
Considero entonces que la geopolítica de nuestro país no puede ni debe apoyarse en modelos hegemónicos como el anglosajón o el francés, sino que, partiendo de nuestras condiciones históricas, económicas, políticas y sociales, se debe diseñar una geopolítica que nos posibilite para trazar políticas internas y externas que permitan la solución de los conflictos
Y partiendo de su análisis histórico sobre las etapas por las que ha transitado nuestro país (Prehispánica, Virreinato, Independencia, Porfiriato, Priismo y Neoliberalismo), sostengo que, en estricto sentido, nuestra nación no está en condiciones históricas, económicas, política y militares, para aplicar principios geopolíticos hegemónicos (territoriales, espaciales o globales) sobre otras naciones, como se plantean los modelos anglosajón y francés.
Estados Unidos, Reino Unido y Francia, son potencias mundiales que a lo largo de su historia han sometido a buena parte de los países del mundo. Ellos sí tienen las condiciones históricas, económicas, políticas y militares, para aplicar principios geopolíticos hegemónicos sobre el resto de las naciones del planeta. Actualmente, son naciones que tienen rivalidades económicas, políticas, militares y territoriales con otras naciones, en pugna permanente por el control económico y político sobre otros países, para conquistar sus mercados y adueñarse de sus recursos naturales.
Considero entonces que la geopolítica de nuestro país no puede ni debe apoyarse en modelos hegemónicos como el anglosajón o el francés, sino que, partiendo de nuestras condiciones históricas, económicas, políticas y sociales, como dice el Dr. Leopoldo González, se debe diseñar una geopolítica que nos posibilite para trazar políticas internas y externas que permitan la solución de los conflictos, aprovechando la ubicación y extensión de nuestro territorio nacional, sus mares y fronteras oceánicas, en el contexto internacional de nuestro tiempo.
Se debe diseñar un modelo geopolítico que establezca estrategias de política exterior encaminadas a aprovechar nuestras tres fronteras: la norteamericana, la centroamericana y la atlántico-caribeña, que han sido puntos de contacto directo con el exterior.
Estrategias de política exterior menos dependientes de la economía, la política y los intereses norteamericanos, estrategias dirigidas a desarrollar y optimizar nuestras riquezas naturales, geográficas y humanas para ampliar y fortalecer la presencia de México en el mundo entero, estableciendo acuerdos multilaterales, regionales y bilaterales de intercambio económico, comercial, turístico y cultural, que sirvan para establecer relaciones recíprocas y respetuosas, no hegemónicas, con el resto de los países del mundo, que sirvan pues para que nuestro país llegue a ser una de las naciones más prósperas del mundo.
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