En años recientes, diferentes analistas políticos han etiquetado muchos países como Estados fallidos, entre ellos, Afganistán, Iraq, Haití, Somalia, Yemen, Timor Oriental, Paquistán y las Islas Salomón, incluso, esa categoría, recientemente, se le ha adjudicado también a México.
Estado fallido es un término polémico que califican a un Estado débil con un gobierno central que tiene poco control práctico sobre su territorio. El término también se utiliza en el sentido de un Estado que se ha vuelto ineficaz; es decir, que tiene control nominal militar y policial sobre su territorio, solamente en el sentido de no tener grupos armados desafiando directamente la autoridad, pero que no puede hacer cumplir sus leyes uniformemente debido a las altas tasas de criminalidad, corrupción extrema, un extenso mercado negro e informal, burocracia impenetrable, ineficacia judicial, interferencia militar en la política, grupos de poder fácticos que imponen sus decisiones sobre la aplicación de la ley, entre otros factores.
Podríamos decir, de manera sintética, que un Estado fallido es cuando un Estado no pude hacer dos funciones fundamentales de una nación soberana; primero proyectar autoridad sobre el territorio y su gente, y segundo, proteger su frontera. Si analizamos la situación actual de nuestro país, desde el punto de vista de la primera función, alguien diría que México, si no es un Estado fallido, está muy cerca de serlo. Prueba de ello son los siguientes ejemplos:
1) La estrategia de abrazos y no balazos, que ha usado el presidente para atacar al narcotráfico en México no ha funcionado en lo absoluto, cada día incrementa el índice de muertes por causa de enfrentamientos entre grupos del crimen organizado y, como consecuencia de ello, ahora en México están las cinco ciudades más violentas del mundo que son Tijuana, Juárez, Uruapan, Irapuato y Obregón; además seis entidades federativas, el Estado de México, Guanajuato, Baja California, Chihuahua, Jalisco y Michoacán, concentran más de la mitad de los homicidios ocurridos a nivel nacional.
Esto ha generado preocupación en sectores importantes dentro de la sociedad que consideran que el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador (AMLO), es débil en el tema de la seguridad, ya que, a más de tres años de su gobierno, no se ve una estrategia clara para afrontar la delincuencia que tanto ha afectado al país.
2) Los asesinatos de periodistas sorprende por su mortífera cadencia en México, un país acostumbrado a enterrar a un promedio de 100 personas al día por violencias de toda clase, sin apenas conmoción pública. Nuestro país es, actualmente, el peor territorio para ejercer el periodismo comparándolo incluso con reportar desde una guerra.
La connivencia en México entre el crimen y el poder político y económico forma tal amalgama que es un nudo indisoluble. ¿Cómo pedir protección si el que tiene que proteger esta coludido con las balas? Esa es la razón de que muchos reporteros opten por no denunciar su caso, ante el temor de incrementar el riesgo.
La organización Artículo 19, una de las que documentan la matanza de periodistas en México, señala que la responsabilidad del 40 por ciento de los asesinatos recae en funcionarios públicos, es decir, alcaldes, jefes de seguridad del municipio, policías, militares y uniformados de cualquier cuerpo.
3) La corrupción en el círculo cercano del presidente de la República, en el que hermanos, hijos mayores y funcionarios se han visto involucrados en escándalos por corruptos e incurrir en conflictos de intereses, además de la influencia de grupos del crimen organizado sobre altos funcionarios del Gobierno de México como lo afirma José Díaz Briseño, corresponsal del periódico Reforma.
Con lo anterior, ¿se puede afirmar que México ha perdido el control del país y se lo ha cedido a los cárteles?, si no hay un estado fallido, entonces ¿de quién es la responsabilidad de tener el control para garantizar la seguridad de los ciudadanos? ¿En qué momento se puede ya calificar a un Estado, como el Estado mexicano, como fallido? ¿Dónde está la gobernabilidad?
Urge que el gobierno se ponga a trabajar de inmediato y deje de andar echándole la culpa al pasado, urge una verdadera estrategia de seguridad que garantice la integridad y seguridad de los mexicanos. Necesitamos un verdadero cambio en el país, un cambio que sea en beneficio del pueblo donde se pueda garantizar la seguridad y tranquilidad de las personas, donde se pueda garantizar el acceso a una buena educación, salud, buenos salarios y donde se garantice la libre expresión. Un cambio como el que propone el Movimiento Antorchista Nacional.
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